A contraluz del alma

Enredada en expectativas

Soy un ladrillo en un muro de cristal,
entre risas forjadas de oro y de hielo,
un náufrago sutil en un mar artificial,
perdido en un viaje sin mapa ni anhelo.

Las expectativas son redes de araña,
enredando mi ser, ahogando el aliento;
cada paso un tambor que en mi pecho se engaña,
cada mirada un peso, un cruel monumento.

Como un árbol que lucha por crecer en la piedra,
mis raíces desgarradas buscan luz en el suelo,
la corteza se quiebra, la tormenta se cierra,
mientras el viento susurra: "No tienes consuelo".

Mas en esta tormenta, un ángel en el aire,
con plumas de seda y un brillo callado,
caza las sombras que brotan del baile,
acaricia mis dudas, su abrazo es sagrado.

"No cedas a voces que dibujan cadenas,
mi luz es un faro en la bruma oscura;
aunque el mundo te niegue y te agita en sus venas,
tu esencia es un fuego que nunca se apura."

Las máscaras caen, como polvo en el viento,
las risas son ecos que se pierden en ríos,
la libertad se asoma, un destello en el intento,
mi canto resuena, despidiendo temores fríos.

Así en esta encrucijada, el alma se expande,
desdibujando fronteras de un juego ajeno,
y aunque el camino sea torcido y grande,
mi ángel me guía, en un vuelo sereno.