Alexia observa cómo todas sus compañeras se acercan a saludar a la nueva terapeuta del Barcelona.
Con un suspiro, Alexia decide no dejar una mala primera impresión y acercarse también a saludar a esa mujer rubia. Así que se acerca, siendo la última en unirse al grupo, cuando ya todas estaban reunidas alrededor de la conocida terapeuta.
"Hola. Soy Alexia. Encantada de conocerte", murmura la capitana con una pequeña sonrisa, tendiendo la mano para que la nueva la estreche, mientras sus ojos se fijan en unos sorprendentemente brillantes.
Se miran fijamente durante un segundo, sin darse cuenta realmente de que lo estaban haciendo, cuando la rubia carraspea de repente, toma la cálida mano de Alexia y la estrecha nerviosa.
"Yo... no tengo ni idea de lo que acabas de decir. Así que sólo diré... encantada de conocerte también. Soy Erin", se presenta la terapeuta, con una risita insegura, mientras espera a que Alexia diga algo más.
Se sorprende cuando la capitana le suelta rápidamente la mano y sus ojos color avellana se detienen en los de Erin un segundo más, antes de que Alexia se dé la vuelta.
"Por favor discúlpame", murmura para sí la capitana, mirándose la mano mientras siente cómo enrojecen sus mejillas, avergonzada por haber dejado tan mala primera impresión.
¿Por qué actuaba de forma tan extraña?
Antes de que Erin volviera a pensar en esta extraña interacción, una mano le dio la vuelta y una atleta rubia se plantó frente a ella.
"Hola, me llamo Mapi. Me alegro de que estés aquí", ríe Mapi, con su brazo alrededor del hombro de Erin, tomando a la terapeuta completamente desprevenida, mientras la defensora miraba a su alrededor buscando a alguien en concreto.
"Estamos contentas con la llegada de Erin, ¿verdad Martha?", habla Mapi, haciendo que Martha se gire hacia ellas, dándoles un pulgar hacia arriba.
Erin se alegró de ser recibida por un entorno tan familiar. Se sintió tan halagada que sintió que sus mejillas se sonrojaban.
Sin embargo, la rubia no pudo evitar fijarse en Alexia. La famosa atleta se dirigía hacia la línea de banda, continuando su entrenamiento.
"¿Qué le pasa?", pregunta preocupada Erin, con los ojos siguiendo a Alexia, cuando siente que el brazo de Mapi se tensa alrededor de sus hombros.
"No te preocupes por ella... estará bien. Esperemos", suspira la defensora, cuidando también de su amiga.
Esperemos.
Erin no podía evitar preguntarse qué estaría pasando con la ganadora del Balón de Oro. Alexia Putellas era una de las personas con las que le hacía ilusión trabajar, ya que todo el mundo en Europa no paraba de hablar de su talento.
Durante las siguientes horas, Erin aparcó sus pensamientos sobre la capitana del Barcelona y se alegró de poder conocer a todas sus nuevas compañeras el día de su llegada.
No fue hasta el día siguiente, cuando la rubia entró en el campo de entrenamiento del Barcelona para su primer turno de trabajo, que se percató de una cita concreta en su agenda.
Alexia.
Quizá la cita le diera a Erin la oportunidad de hablar más con Alexia. Se preguntó qué estaría pasando con la capitana que tenía preocupados a todos incluso a sus compañeras de equipo.
Tal vez pudiera averiguarlo.
Antes de que Erin se diera cuenta, los primeros tratamientos del día habían terminado y, tras una breve pausa para comer, Alexia se acercaba para reunirse con la nueva empleada del Barcelona.