Dos días habían pasado volando.
Mientras Erin había viajado a Múnich con el equipo, Alexia se había quedado en Barcelona para entrenar con las jugadoras lesionadas. La capitana había llenado su agenda hasta los topes, sabiendo que el tiempo pasaría más deprisa si se mantenía ocupada.
Y ahora, en lo que parecía un abrir y cerrar de ojos, habían pasado los dos días y Alexia se encontraba de vuelta en el campo de entrenamiento, esperando ansiosa el regreso del equipo.
Mientras se estira en la banda, intenta no dejarse vencer por los nervios y concentrarse en lo feliz y emocionada que está por volver a ver a Erin.
"Ale, ¿cómo es que estás tan alegre hoy? Tengo que admitir que todavía estoy agotada después de la caminata de ayer", bromea Jana, dándole un codazo en el hombro a Alexia antes de agarrar una pelota, hacer toques con ella y luego lanzarla hacia la capitana.
Alexia se muerde el labio inferior, incapaz de reprimir una sonrisa.
Desde que Erin se había unido al Barcelona, notaba que había vuelto a mejorar.
Por fin.
Gracias a la terapeuta.
"La verdad es que hoy me siento muy bien", admite Alexia, y su mirada se cruza con la de Jana.
"Eso es... no es que sea sorprendente, pero... Estoy sorprendida. Y muy contenta", balbucea Jana, observando a Alexia, cuyos ojos brillaban de felicidad, mientras hacía toques con el balón durante unos segundos antes de pasárselo de nuevo a la defensora.
"Siento haber estado tan retraída estas últimas semanas. Es que... He estado un poco agobiada", explica Alexia tímidamente, esperando a que Jana le devuelva la pelota.
Había estado reflexionando sobre su comportamiento y se dio cuenta de que tenía que esforzarse más por volver a conectar con sus compañeras.
De algún modo, se había dejado llevar tanto por su autocompasión que no había sido una buena capitana ni amiga de las personas que más le importaban.
"No te preocupes, Ale. Todas tenemos momentos así... te queremos pase lo que pase y esperamos que sepas que siempre puedes hablar con nosotras. Sólo queremos que estés bien", responde Jana, acercándose a Alexia para darle un abrazo. Aliviada, la centrocampista suspira y rodea con sus brazos a la jugadora más joven, agradecida.
"¡Jana! ¡Ale!", grita una voz detrás de ellas. Se giran y ven a Mapi corriendo hacia ellas.
"¡Mapi!", grita Jana, soltando a Alexia cuando la rubia se abalanza sobre ellas.
"Hola, Mapi", sonríe Alexia, agarrando a la defensora en brazos y acariciándola con la nariz como hacía siempre para saludarla. O como siempre lo había hecho antes de cambiar de humor.
"Capitana, ¡no recuerdo la última vez que hiciste eso! Debes de haberme echado mucho de menos", dice Mapi, riéndose y devolviéndole el abrazo a Alexia.
"Yo... en realidad... Estaba pensando en invitarlas a cenar a algunas de ustedes, o quizá a un restaurante, o algo así... como disculpa por haber estado tan... desconectada últimamente", murmura Alexia, rascándose nerviosamente la nuca, mientras sus ojos parpadean de un lado a otro entre Jana y Mapi.
"No tienes que disculparte, Ale. Sabemos que has tenido problemas últimamente. Aunque yo siempre estoy dispuesta a reunirme. Oh, tengo una idea", dice Mapi entusiasmada, observando el campo de entrenamiento a sus espaldas, donde varias de sus compañeras se dirigían al terreno de juego.
"¿Qué?", pregunta Alexia tentativamente, reconociendo la mirada traviesa en la cara de Mapi.
"Deberías invitar a Erin. Es guapísima y totalmente de tu tipo", exclama la rubia, sonriendo a la capitana, que evita el contacto visual y mira con timidez al suelo.