No puede dormir.
Esas palabras se repetían en la cabeza de Erin una y otra vez. Se preguntaba de qué se trataba. Había tantas preguntas que quería hacer, pero en cuanto despegó los labios para hablar, se dio cuenta de que Alexia ya se había ido.
No puede dormir.
Esas palabras molestaron a Erin.
Pero antes de que pudiera volver a pensar en la confesión de la atleta, su siguiente paciente, Mapi, entra en la habitación sin llamar y se dirige inmediatamente hacia la camilla de terapia.
"Buenos días a ti también", se ríe Erin al percatarse de la llegada de la defensora. Mapi se quita las zapatillas antes de tomar asiento en la camilla de terapia.
"¡Hola, Erin! ¿Qué tal tu primer día?", se pregunta Mapi, con una sonrisa brillante en la cara, pero la rubia apenas se da cuenta.
"¿Qué?", pregunta Erin, con la cabeza girada intencionadamente hacia la puerta, mientras su mente vuelve a vagar hacia aquella capitana del Barcelona.
"Me preguntaba cómo va tu primer día. ¿Te llevas bien con todo el mundo?", se encoge de hombros Mapi, estudiando el rostro de la terapeuta mientras la rubia se acerca a lavarse las manos, siguiendo su rutina habitual antes de comenzar el tratamiento.
"Claro. Todavía estoy... intentando conocer a todo el mundo. Algunos son sorprendentemente silenciosos", Erin asiente mientras se seca las manos, los ojos se encuentran con Mapi por un segundo.
"¿Silenciosos? ¿Por qué tengo la sensación de que estás hablando de Ale?", pregunta Mapi, tumbándose boca abajo para que Erin pudiera tratar la parte posterior de sus piernas.
"No es silenciosa. Es que... Creo que me la imaginaba diferente", Erin se encoge de hombros, sin querer contarle a Mapi la confesión que Alexia acababa de hacer.
Probablemente la capitana no querría eso.
Mapi apoya la cabeza en los antebrazos, mirando al suelo, e intenta relajarse mientras siente las manos de Erin trabajando en su pantorrilla derecha.
"Normalmente es diferente. Aunque Ale es una persona tímida, es una de las personas más adorables y honestas que conozco. Es una gran capitana. Y una amiga aún mejor...", explica Mapi.
"He oído que últimamente actúa de forma extraña", insiste Erin, buscando más información. No pudo evitar preguntarse si Alexia le había contado a alguien más sobre sus problemas para dormir.
"Muy extraña... todos estamos un poco preocupados por ella. Aunque no quiere hablar con nadie", suspira la defensora.
Erin se detiene un momento, sin saber qué decir a continuación. Por suerte, Mapi vuelve a hablar.
"Sólo espero que lo que sea por lo que esté pasando termine pronto. No puedo soportar verla así mucho más tiempo", murmura Mapi con tristeza, estremeciéndose cuando Erin encuentra un punto gatillo en su pantorrilla.
¿Por qué Alexia sólo se lo dijo a ella?
"Estoy segura de que, sea lo que sea, lo solucionará", sonríe Erin, no segura de si quería convencer a Mapi o a sí misma. Se sentía mal por mentir. Pero no quería que Alexia se enfadara con ella por contárselo a alguien.
"Espero que tengas razón", gime Mapi, y sus manos se cierran en puños cuando Erin aumenta la presión sobre el punto tenso.
"Relájate", se ríe la rubia, presionando el punto de activación durante unos segundos más, antes de soltar la pantorrilla de Mapi.
