Amelia Xavier, una hija perdida del Profesor Xavier en su juventud, donde una noche con una amiga le cambió la vida por completo. Una heredera que también tuvo poderes, un amor que conoció más adelante, que cambio por completo su vida.
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— El Pentágono se construyó en 1943 y es el edificio de oficinas más grande del mundo, con más de 25.000 empleados militares en más de medio millón de metros cuadrados— Explicaba la empleada que llevaba el recorrido en el Pentágono.
Amelia que iba de la mano de Hank escuchaba atentamente a la mujer que hablaba, sin darse cuenta que Logan y su padre habían tomado otro camino.
— Hank...— llama la pequeña. — Que es eso?
— Solo un aparato...— le responde mientras sacaba el aparato y lo hacía funcionar con un botón que gira.
— Pero funciona?— pregunta otra vez.
— Si... Ya lo hizo...— le dice mientras siguen caminando con el grupo de personas de allí.
— ¿Después podremos ir por un helado?— lo mira a los ojos.
— Si, cuando terminemos con esto iremos por eso...— seguía ocupando el aparato que según Amelia no hacía nada, Pero en realidad estaba activando en este momento las llaves de agua en las cocinas del pentágono.
Luego de unas horas en aquel lugar, esperando que trajeran a Erik, todos se fueron a un aeropuerto para subir a una avión, Allí se despedirían de Peter.
— Peter,Muchas gracias, cuídate— le dice Charles al adolescente mientras se daban la mano.
— Ví su bitácora de vuelo en el avión— le dice Peter. — Por qué van a París?
— Vamos a París!?— pregunta emocionada Amelia.
Charles los mira y sonríe, les cuenta a ambos por qué irían allí.
— Espero volver a verte, Peter— le dice la pequeña mientras lo abrazaba, le había agarrado cariño el poco tiempo en que estuvieron juntos.
— Yo también espero eso, Lia— le dice el chico sonriendo, recibiendo el abrazo de la chica. — Espérame, porque nos volveremos a ver.
Amelia le sonríe y se separa para subir a la avión. Charles le pasa las llaves del auto alquilado a Peter. — Hazme un favor y regresa lo por mí.
— Si— acepta el joven mientras lo mira.
— Y Peter... Conduce lento— le dice por último Charles para subir junto a Hank.
Ya cuando todos estaban dentro del avión, Hank lo puso en marcha para poder viajar por los cielos. Amelia estaba tranquila sentada en un lugar sola, el silencio dentro de aquel lugar era muy incómodo y se notaba muchísimo la tensión.
— Papá... Iré con Hank— le dice la chica mientras nota las miradas que le daba su padre a Erik.
Este al escucharla le asiente sin mirarla. Amelia cansada va dónde estaba Hank manejando la avión y se sienta a su lado.
— ¿Por qué mi papá mira tan raro aal señor?— le pregunto Amelia.
— P-Pues puede que en el pasado hayan tenido unos problemitas...— les explica la a la niña sentada a su lado.
