𝟭𝟯.𝟱𝟲 ꒱ Bajénme del auto, por favor.

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Hay una tensión palpable desde el incidente. Durante la cena, su madre no dijo ni pío. Su único aporte a la muy relevante conversación que entabla Eunchae sobre sus compañeras agarrándose de los pelos a la salida del colegio es un bajo pero seguro: no te juntes con esas chicas.

Y antes de que Eunchae empezara uno de sus monólogos interminables para simplemente decir una cosa, que siempre termina olvidando, Yoona la interrumpe para hablarle a Soobin:

─Mañana te llevo en el auto, Soobin. Eunchae va caminando porque quiere ir con sus amigas, nosotros necesitamos hablar. ─No levantó su vista del plato, como si el plato de puré fuera más importante.

Eunchae le dedicó una mirada de reojo llena de curiosidad y un contame luego no dicho en sus ojos. Definitivamente, Choi Soobin está en terreno peligroso.

(Y ni muerto le contaría, por Dios, que terminé el jardín antes de hablarle.)

El auto de su mamá es aburrido y gris por completo, contrasta mucho con el que usa su papá para ir a trabajar - que tiene calcomanías pegadas en la parte de atrás con remates que cree que son lo más ingenioso del mundo, una funda suave para el volante y una copa del mundo colgada en el espejo retrovisor.

La escuela a la que asiste Soobin está al lado de la secundaria técnica a la que va Eunchae, pero Soobin puede entender porque a su madre no le gustaría que su hija menor sea parte de esa conversación.

Por Dios, tiene quince años, todavía hace muecas cada vez que sus padres se dan un pico y se sonrojaba cuando mencionan algo relacionado al amor. No querría saber de la vida sexual de su hermano ni aunque le pagaran.

Soobin abraza su mochila mientras mira de reojo a su madre. Las arrugas en su rostro son notables y el pelo recientemente cortado la hace ver resplandeciente y llena de juventud. Ella le dirige la mirada por un instante antes de devolver sus ojos a la carretera.

─Mirá, hijo, ni vos ni yo queremos tener esta conversación todavía; pero ya es tiempo ─dice, e inmediatamente Soobin se cubre la cara con la mochila, soltando un largo chillido─. Ya sé, ya sé. Es incómodo y yo también tuve que comerme una media hora de tu abuela hablando de como la virginidad es un pañuelo que no le tienes que dar a cualquiera para que estornude... Es más, tienes suerte de no haber nacido en mi época y puedas evitar ese tipo de pavadas, a falta de otra palabra.

No quería saber de las barbaridades que se inventaban las generaciones pasadas, Soobin solo quería tirarse del auto en marcha.

Su madre suspiró y lo miró, ahora que el semáforo estaba en rojo. ─Cuídate. No te puedo decir que no tengas sexo porque sé que en algún punto lo harás - y es normal, hijo - así que sólo te pido que uses condón. No solo por las probabilidades de embarazo, no quiero que contraigas una ETS. Háblalo con tu novio, incluso el sexo oral con preservativo es necesario si estuvo con alguien más que vos y no usaron ningún tipo de protección... ─Hizo una pausa en lo que arrancaba el auto de nuevo cuando escuchó un par de bocinazos. Se ve que tiene ganas de devolverles un grito, pero se abstiene─. No quiero nietos todavía, Soobin. Es más, una compañera del salón - que vos conoces, es la mamá de Sana, ¿te acordás? - me contó que las personas que toman testosterona tienen que dejar la terapia hormonal durante su embarazo, porque le puede generar deformaciones al feto y...

Soobin apaga su cerebro por unos minutos. Su mamá ya se estaba desviando del tema principal.

Agradece que su madre sea más "liberal" en respecto a ese tipo de temas, porque estaba seguro de que no iba a sobrevivir una charla incómoda sobre como el sexo era algo del demonio o algo por el estilo. Sabía que los padres religiosos de Beomgyu le dieron una charla así cuando encontraron un condón -no usado, Soobin le daba puntos por ser limpio- en su habitación.

from the start ㅡ soojun auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora