Capítulo 4: "Calor latente".

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Nota; la Química J.J.K.

Nota 5: Las reacciones químicas dependen de la energía de activación, y parece que Taehyung está empeñado en proporcionarla. A veces me pregunto: ¿cuánto calor puede soportar un elemento antes de fundirse?

Cerré mi libreta y me concentré en caminar. Jimin y yo caminábamos por el centro comercial, disfrutando de la tarde libre. Bueno, él disfrutaba, yo simplemente lo seguía mientras se entusiasmaba por cada tienda que pasábamos. Era impresionante cómo podía emocionarse tanto por la moda.

—Este color es perfecto, niño —dijo Jimin de repente, colocando una chaqueta gris claro sobre mi pecho. Me giré hacia el espejo, sosteniéndola para verme mejor. Era bonita, no lo iba a negar, pero no estaba muy concentrado.

Mientras Jimin seguía buscando ropa para él, mis ojos vagaban por la tienda, observando a las personas entrar y salir. Y entonces lo vi. Un mechón rubio, ese tono exacto que me hizo detenerme. Mi corazón se aceleró sin que me diera cuenta. No podía ser...

Jimin estaba inmerso en su propia búsqueda, rebuscando entre perchas, completamente ajeno a lo que ocurría. Mientras yo sostenía esa chaqueta en el pecho como un completo idiota, decidí seguir ese destello rubio. Caminé despacio, casi en silencio, tratando de no perderlo de vista mientras me deslizaba entre los pasillos de ropa. ¿Era realmente él?

Perdí el mechón por un momento, y me encontré en la sección de abrigos, rodeado de perchas. Intenté seguir buscando, pero ya no lo veía. Mis pasos resonaban ligeramente en el suelo de la tienda mientras trataba de ubicarme. ¿Qué estaba haciendo? Había dejado a Jimin atrás y ahora parecía un tonto, perdido entre abrigos.

Mis pensamientos, sin embargo, fueron interrumpidos de golpe.

—¿Se te perdió tu amigo, conejito? —la voz suave y aterciopelada resonó detrás de mí con su cabeza en mi hombro y el terror se apoderó de mi cuerpo al sentirlo tan cerca y hablarme al oído.

¡ME MORIRÉ DE UN INFARTO, LECTOR!

Volteé de inmediato, casi tropezando con la ropa, y ahí estaba. El se enderezó mientras me miraba sonriente. El maldito mechón rubio, pero no era solo eso. Taehyung estaba parado justo detrás de mí, sonriendo con ese aire de calma que me volvía loco. Y yo, con la chaqueta aún sobre el pecho, parecía un completo idiota. Mis ojos se agrandaron al verlo tan cerca, tan imponente.

—O... ¿debería decirte Bambi? —añadió, su sonrisa creciendo mientras mis piernas temblaban.

Taehyung se acercó un paso más, reduciendo aún más la distancia entre nosotros. Mi respiración se aceleró. Lector, te juro que no sabía si estaba soñando o si el universo simplemente se estaba burlando de mí. Podía sentir su mirada quemándome, esos ojos que parecían desnudarte con solo un vistazo. Y peor aún, su cercanía. Pude sentir el roce de su brazo contra el mío, pero esta vez era algo más. Nuestros rostros estaban tan cerca que nuestras narices casi se rozaban, nuestras respiraciones se sincronizaban como si formaran parte del mismo ritmo.

—Te ves... adorable con eso —murmuró, su voz apenas un susurro, pero lo suficientemente fuerte como para hacer que todo mi cuerpo se estremeciera.

Lector, te juro que si pudiera desaparecer en ese momento, lo haría sin dudarlo. ¿Qué demonios estaba pasando? Estaba acorralado entre perchas y Taehyung, y no había escape. Sentí el calor subir por mi cuello hasta mis mejillas, seguramente ya estaba rojo como un tomate.

—¿Qué estás... haciendo aquí? —logré preguntar, aunque mi voz salió débil, casi temblorosa.

—De compras, obviamente —respondió, como si todo esto fuera lo más normal del mundo, mientras daba un paso más. Ya casi podía sentir su aliento en mi piel. Dios, esto no es normal.

Mis ojos buscaron una salida, algo, lo que fuera, pero todo lo que tenía a mi alrededor eran abrigos y más ropa. Y Taehyung no parecía tener ninguna intención de darme un respiro. Su mano se levantó lentamente, y por un momento pensé que iba a tocarme. Pero en lugar de eso, tomó la chaqueta que tenía en el pecho, la observó por un segundo y luego me la colocó de vuelta, esta vez alisándola con un gesto deliberado.

—Esto te quedaría bien... aunque creo que hay algo más adecuado para ti —dijo, su sonrisa ampliándose mientras sus ojos me recorrían.

¡Me estaba muriendo de vergüenza! Y no era solo eso. Era esa tensión palpable entre nosotros, esa chispa que parecía estar a punto de encender algo mucho más grande. Su mirada me perforaba, su presencia me envolvía. No podía respirar, no podía pensar.

Y entonces, sin previo aviso, Taehyung se inclinó un poco más hacia mí, sus labios apenas rozando mi oído mientras decía con suavidad:

—Jugar con fuego es peligroso, Jungkook. Pero, ¿no te parece divertido?

Mi corazón casi se detiene. Lector, te juro que en ese momento perdí la capacidad de razonar. No sabía si quería huir o quedarme atrapado en esa tensión que me consumía. Pero mi cuerpo reaccionó antes que mi mente.

—Yo... yo... tengo que irme —balbuceé, dando un paso atrás y casi tropezando con una pila de abrigos.

Taehyung solo se rió suavemente mientras me veía retroceder torpemente.

—Corre, conejito. Nos veremos pronto.

No necesitaba más. Di la vuelta tan rápido como pude y me alejé, sintiendo cómo mi corazón latía descontrolado en mi pecho. Mientras me apresuraba a salir de esa sección de la tienda, apenas podía controlar mi respiración. ¿Qué fue eso?

Regresé con Jimin lo más rápido que pude, intentando recuperar la compostura, pero seguramente parecía más alterado de lo que quería admitir. Él, sin embargo, seguía distraído con las prendas.

—¿Dónde estabas? —preguntó sin mirarme, mientras sacaba otra camisa de una percha—. Pensé que te habías perdido o algo.

—Eh... sí, lo siento. Me... distraje —dije rápidamente, tratando de sonar convincente.

—Siempre te distraes —respondió Jimin con una sonrisa, aunque claramente no prestaba mucha atención. Yo asentí, agradecido de que no insistiera más.

Me quité la chaqueta de encima y la colgué en su lugar, tratando de que Jimin no viera cómo me temblaban las manos. Lector, no sé cómo lo hago, pero siempre termino enredado en estos líos con él.

Taehyung estaba jugando conmigo, y lo peor es que yo... yo lo estaba dejando. Pero ¿qué podía hacer? Cada vez que lo veía, mi cuerpo reaccionaba antes que mi cabeza, y no tenía forma de escapar de su magnetismo. Sabía que esto era peligroso, pero también sabía que, en el fondo, no quería que parara.

Nota de la Química J.J.K.

Nota 6: El fuego sigue ardiendo, y cada día parece más imposible apagarlo.

Chemistry with kim?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora