Capítulo 8: El experimento.

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"¡Maldición, pequeño científico! Esto se está saliendo de control, y no puedo evitarlo. Es como si cada vez que él está cerca, todo lo demás se desvaneciera... y solo quedara ese maldito fuego que me consume."

Cuando mamá y papá desaparecieron al final de la cena, ya sabía lo que vendría. No era necesario que Taehyung dijera nada, porque ya lo sentía en el aire. La tensión entre nosotros había llegado a un punto sin retorno, como dos elementos reaccionando al calor. No había escapado.

Nos quedamos de pie en el pasillo, frente a la puerta principal. Él se apoyó contra la pared, relajado, pero sus ojos seguían clavados en mí, estudiándome, como si supiera exactamente lo que estaba pensando. Como si pudiera escuchar los latidos de mi corazón, que retumbaban como si hubiera corrido una maratón. Había algo en su mirada que me hacía sentir como si fuera parte de un experimento y él, el científico, ya conociera el resultado.

— ¿Entonces, Jungkook? — empezó, su voz baja, apenas un susurro que flotaba entre nosotros. — ¿Te sigues preguntando si jugar con fuego es peligroso?

La pregunta quedó suspendida en el aire, entre nosotros dos, y no supe qué decir. Sentía que cada palabra se me atoraba en la garganta, y lo único que podía hacer era mirar esos malditos ojos miel que me desarmaban. Lo único que me mantenía en pie era la puerta detrás de mí. Cada vez que Taehyung se acercaba, el oxígeno en el ambiente disminuía, como si todo el aire fuera suyo.

Él dio un paso hacia mí, lento, deliberado. El mismo fuego que había sentido antes, en la habitación, volvía a consumir cada fibra de mi ser. Mi espalda tocó la puerta cerrada, y allí estaba otra vez, arrinconándome como lo había hecho antes, pero esta vez no había nadie que interrumpiera. La calma antes de la tormenta.

— Lo siento... no sé qué... — balbuceé, mi voz apenas un susurro. — No entiendo por qué... por qué haces esto...

— Claro que lo entiendes, Jungkook — me cortó, inclinándose lo suficiente como para que sus labios rozaran mi oreja. Sentí su aliento cálido, y fue como si cada palabra que salía de su boca encendiera una chispa en mi interior. — Te gusta jugar con fuego, aunque no lo quieras admitir.

Sus dedos, finos y fríos, rozaron mi mejilla y bajaron hasta mi mandíbula, sosteniéndola suavemente. Tragué saliva, nervioso. Sus ojos miel brillaban con una intensidad que nunca había visto antes, y no sabía si debía empujarlo lejos o acercarme más.

—Estás temblando, conejito. ¿Es miedo? ¿O quizás... algo más?

Cerré los ojos unos segundos, intentando recuperar el control de mi cuerpo. La cena, los roces bajo la mesa, sus provocaciones apenas disfrazadas en la mesa familiar... todo volvió a mí en una oleada de sensaciones. Sabía que él lo recordaba tan claramente como yo. Estábamos solos ahora, sin Yoongi, sin mamá, solo Taehyung y yo, en esa oscuridad cargada de tensión.

— Entonces, conejito... — susurró, su boca peligrosamente cerca de la mía otra vez. — ¿Te quedarás conmigo?

El fuego en sus palabras fue lo único que necesitaba para saber que estaba perdido. Lo peor de todo es que, en el fondo, quería quemarme. Quería ver hasta dónde podía llevarme este juego peligroso. Y lo sabía, lo había sabido todo este tiempo. Mis pensamientos eran como partículas descontroladas en una reacción en cadena, incapaces de detenerse.

Finalmente, reunió el valor para mirarlo a los ojos, y con el poco aliento que me quedaba, respondí:

— Antes de decidir hacer un experimento... debería probar un poco de los elementos, ¿no, profesor?

Vi cómo sus labios se curvaban en una sonrisa traviesa, sus ojos brillando con la intensidad del fuego que nos envolvía. El experimento . Así lo había llamado desde el principio, como si no supiera ya lo que iba a pasar.

Chemistry with kim?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora