Límite (Parte 2)

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Hace 3 meses...

Satoru hizo un gesto de molestia cuando vio una misión asignada en la ciudad de Kioto, ¡¿esa ciudad de nuevo!? No podría ser más desafortunado, solo quería pasar el tiempo comiendo dulces, jugando videojuegos o molestando a Nanami, lo cual era su especialidad número uno.

Pero aún peor, no iría con su mejor amigo y eso le causaba mucha decepción, pues al parecer era una maldición de grado especial, pero no tan peligrosa como para requerir del apoyo de Geto, así que habían decidido mandar solo a Gojo, completamente solo.

Agh, que puto fastidio, siempre iba con su mejor a todas partes... Se la pasaría de mal humor toda la semana que pasaría en Kioto. Solo deseaba volver antes...

Esto a Geto no le hizo diferencia, pero pidió un dulce, aunque sea pequeño, cuando regresara, cuando Gojo le podía comprar una dulcería completa con lo que completaba en las misiones, pero no se la compraba solo por aburrimiento.

Se despidió de su mejor amigo en el aeropuerto y este se aferraba a él como si fuera un niño pequeño, diciendo que no lo dejara y que sería un infierno estar sin él toda una semana. Este hombre no tenía vergüenza... ni porque estaban en el maldito aeropuerto.

--Anda, ya vete, o te dejara el avión-- solo recibió un gesto infantil de parte del albino, el cual le sacaba la lengua, algo muy típico de él.

Se supone que Satoru llegaría el domingo que venía, así que tenía toda una semana para absorber más maldiciones, todas las que pudiera, aún con su sabor...

Lunes.

Martes.

Miercoles.

Jueves.

Viernes.

A ese punto Geto ya estaba harto, pues nunca le gustaba mucho quedarse en la escuela después de un entrenamiento o clase, no le gustaba salir a menos que fuera con Satoru o alguno de sus amigos, pero últimamente todos tenían misiones, incluyéndolo, con la única que podía hablar era Shoko, fumándose un buen cigarro cuando hablaba con ella, por supuesto.

Sabado.

Había recibido muchas imágenes de Satoru en algún lugar de Kioto, y solo le decía lo tonto que se veía en sus fotos, haciendo que Satoru se sintiera emocionado, hacían videollamada y todo, tanto que a Satoru se le acababan los datos por estar siempre en llamada.

Fácilmente se había perdido unas 3 veces en Kioto por hablar con Suguru y no seguir el camino asignado, pero de alguna forma llegaba a su destino.

Y le salieron un poco de ojeras a Geto, sabía que Gojo no dormía mucho, así que se quedaba con él en llamada hasta muy tarde, durmiéndose casi a las 3 de la mañana, y eso que su alarma normalmente sonaba a las 5 de la mañana...

Después de una ardua clase llegó a su habitación y se dio un buen baño, tanto que le relajó en exceso. No quería salir del agua tibia, solo quería sumergirse en el agua y volverse uno con ella, quería un descanso.

Pero tuvo que salir, se cepilló su largo cabello y se lo recogió en un moño mal hecho, no tenía ganas de peinarse bien hoy.

No tenía nada más que hacer, así que pensaba en llamar a Satoru, pero no hubo respuesta, se le hizo raro, y no sabía el por qué, pero lo extrañaba...

Su mirada se dirigió hacia su peluche de leopardo blanco, el cual siempre estaba colocado en el centro de su cama, adornándola tiernamente.

Lo miró unos segundos y recordó las palabras de Satoru hace no mucho.

One-Shots (Satosugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora