¿Presa?

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¿Los zorros y los conejos se llevan bien?

Claro que no, los conejos son presas, y solo sirven para llenar el estómago de los zorros. Solo sirven para ser devorados.

Las presas sólo tienen una utilidad, triunfar o ser mordidas y usadas por los depredadores.

Era lo que siempre se le decía a Satoru desde que tiene memoria, y lo odiaba realmente, solo era un niño de 5 años, no estaba para aguantar a viejos arrugados.

Pero para ellos era una "decepción", había nacido con genes de presa, no con de depredador, como todos en el clan Gojo. excepto él y su madre, eran diminutas presas.

Y por todas las burlas y apodos, terminó saliéndose de su casa en la noche, estaba harto por todos esos tratos y explotación de su familia.

Pero, lamentablemente, Satoru Gojo nunca volvió a la residencia Gojo, nunca volvió con su familia.

¿Se supone que seguía vivo?

Una presa débil, ¿qué haría en un mundo lleno de peligro?

Suguru Geto era un zorro, el cual no le importaba devorarse a la presa que se le encontrara, de hecho, le fascinaba el sabor de la carne fresca.

Era carnívoro, ¿qué se podía esperar?

Y no solo para su satisfacción, debía alimentar a dos cachorras que tenía en su templo, así que, él se encargaba del trabajo sucio.

E incluso si era ilegal, muchos violaban esa ley, y entre ellos estaba Geto.

Normalmente iba a templos casi abandonados o bosques oscuros, en busca de presas solas para poder devorarlas.

Gojo vagaba sin rumbo en un bosque realmente oscuro y algo alejado de su templo. Llevaba un kimono azul cielo como sus ojos, con decoración de copos blancos.

Y Geto también vagaba por ahí sin rumbo. No tenía intenciones de comerse a ninguna presa, pero sus orejas se levantaron al segundo siguiente de oír como una rama se rompía.

Se acercó y no dudó ni un segundo en atacar al niño enfrente suyo. Era una presa y lo supo de inmediato, pero le llamó la atención.

Era un conejo albino de bellos ojos azules, quedó sorprendido, se podía decir que incluso impresionado.

Pero, Gojo, al ser solo un niño indefenso, empezó a llorar con fuerza, tenía miedo.
La cola de Geto se movió algo confundida, no sabía si ya darle la mordida final, o calmarlo.

Le recordaba a sus cachorras cuando lloraban, y el conejo no se veía mucho más grande que ellas.

Solo era un cachorro, realmente no merecía ese final.

Suspiró; de todas formas, se lo llevó, con la excusa de que se lo comerían cuando fue más grande.

—Aún eres mucho pequeño, así que cuando cumplas un poco más de edad, serás una buena cena.—

Tomó al niño en sus brazos como si de su madre se tratara, lo abrazó tiernamente y fue caminando hacia su templo, donde Gojo se calmó.

Ese zorro se le hacía un ángel, incluso si era un depredador, para él era el que lo había salvado, y no estaba muy lejos de que fuera verdad.

Para su suerte, se fue encariñando con ese conejo, así que lo dejo vivir en su templo como uno más de ellos.

Al principio, Geto se preocupó por la alimentación de Gojo, pero este no se opuso a no comer carne, incluso podía decir que se le hacía mejor comerla.

One-Shots (Satosugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora