Cuatro años más tarde, en Londres.–¡Mira, ahí está papá!
Ohm mandó callar a Luna, su hija de tres años y medio, mientras entraban en el estudio donde estaban haciendo la sesión fotográfica.
–Sí, lo veo, pero no podemos saludarlo ahora, está trabajando.
–De acuerdo, papá.
Su hija le rodeó el cuello con los brazos y apoyó la cabeza en su mejilla. El corazón se le salió del pecho por ese gesto tan natural e instintivo.
Luna tenía los ojos de un color muy especial, una mezcla de verde y gris, y el pelo rubio oscuro como su padre.
Él no daba por supuesto el amor de su hija y de su esposo ni por un instante.
Entonces, Fluke se dio la vuelta, los vio y sonrió. Tenía en pelo recogido en un peinado medio uelto. Ya no usaba nunca el pelo para esconder la cara. Les mandó un beso con la mano y él contestó con una mirada tan explícita que él se sonrojó. Su cuerpo todavía reaccionaba cuando Fluke se sonrojaba así.
El tiempo y la vida familiar, aterradora e ilusionante a la vez, no habían enfriado ni el deseo ni el amor, solo lo habían convertido en algo que él no había creído que pudiese existir, en confianza, en armonía...
Fluke se dio la vuelta otra vez para terminar la sesión para la portada de una revista. La modelo era impresionante, una de las más afamadas en ese momento. Fluke la había visto en la calle y la había promocionado él mismo. Era una chica hermosísima que había sido una refugiado de Angola y que tenía la cara marcada con las cicatrices de la guerra, pero las llevaba con orgullo y se habían convertido en su seña de identidad gracias a Fluke.
Se sentía muy satisfecho mientras veía trabajar a su esposo. Había cierto bullicio en el estudio, pero también serenidad, algo muy característico de la forma de trabajar de Fluke. Ya tenía un nombre propio y era uno de los fotógrafos más demandados del mundo, pero se había ganado el respeto de todos porque había querido empezar desde el principio, había aprendido con los mejores y había esperado su oportunidad, no había utilizado sus contactos.
Cuando todo el mundo supo que era el hijo de Stephen Natouch, algo inevitable después de que anunciaran su compromiso, la prensa se había frotado las manos y había empezado rememorar las viejas historias sobre el trágico accidente, su glamuroso linaje y su enorme herencia. Sin embargo, habían sorteado juntos el interés hasta que había terminado por remitir.
Fluke terminó por fin. Le encantaba saber que Ohm y Luna estaban esperándolo. No se sentía plenamente en paz hasta que estaba con ellos. Se despidió de todo el equipo y de Sara, la modelo, que se había convertido en una buena amiga.
Fluke solo trabajaba con empresas y modelos que defendían una visión distinta del mundo de la moda. Sabía que eso le dejaba al margen de los encargos más lucrativos, pero no lo hacía por dinero, lo hacía porque lo amaba.
En ese momento, todo estaba motivado por el amor... y, sobre todo, por el amor a su familia.
Se acercó a Ohm y a Luna y se abrazó a ellos como la última pieza de un rompecabezas. Luna le rodeó el cuello con los bracitos y Fluke la tomó en brazos dándole besos por todos lados hasta que le hizo reír.Ohm le pasó un brazo por los hombros y le miró el abultado abdomen.
–Por favor, dime que estás oficialmente de baja por paternidad.
Fluke había querido pedirse la baja por paternidad, pero los encargos habían seguido tentándolo. Miró a Ohm, le sonrió y le pasó el brazo libre por la cintura. Él era el típico macho alfa protector y tenía que reconocer que eso le parecía más que sexy.
–Sí, por fin... y necesito un masaje en los pies...
–¿Solo en los pies...? –le preguntó él con una sonrisa maliciosa.
Fluke se sonrojó para su fastidio. ¡Todavía se sonrojaba después de tanto tiempo!
–Eres insaciable.
–¿Yo? –Ohm fingió sentirse ofendido–. Creo recordar que esta mañana fuiste tú...
–¿Cuándo va a llegar Ben?
La vocecita de Luna interrumpió ese momento de intimidad.
–Dentro de unas semanas, cariño, cuando esté preparado –contestó Fluke.
Estaban esperando un varón y habían decidido llamarlo Ben, como el hermano de Fluke.
–¿Podemos comprarle algún regalo? –preguntó Luna dando palmas.
Fluke miró a Ohm con una sonrisa. Su hija era demasiado lista, sabía que un regalo para su hermano significaría un regalo para ella.
Ohm la tomó de los brazos de Fluke.
–Un regalo si te comes toda la cena esta noche, si te acuestas pronto y si le dejas a Hamish que te lea un cuento.
–¿Con esa voz tan rara?
–Con esa voz tan rara.
Ohm tomó la mano de Fluke y le dio un beso en la palma mientras Luna seguía hablando.
Sus vidas iban a complicarse más todavía. Si se paraba a pensarlo, se quedaba sin respiración. Tanto amor... Tanta felicidad... Era un riesgo, claro, pero era un riesgo que correría una y otra vez porque jamás había podido imaginarse que la recompensa sería esa.
–¿Vamos a casa? –le preguntó Ohm.
Fluke lo miró y vio un mundo reflejado en su cariñosa mirada. Se merecía eso, los dos se lo merecían y todo saldría bien.
–Vamos a casa –contestó Fluke con una sonrisa.
Fin
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02-. Amor tras el escándalo
FanfictionTodo el mundo hablaba de esa pareja... Desde Londres a San Petersburgo. El fotógrafo Fluke Natouch estaba dispuesto a que el multimillonario Ohm Thitiwat despertara sus sentidos. Le habían hecho daño muchas veces y estaba dispuesto a proteger el cor...