𝟎𝟓| 𝙻𝚘𝚜 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚃𝚘𝚖

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Sara estaba sentada en su escritorio, rodeada de libros y apuntes, con la luz de su lámpara de escritorio proyectando un cálido resplandor sobre las páginas. El silencio de la habitación solo era interrumpido por el suave rasgueo de su pluma sobre el papel y el ocasional suspiro de concentración. Estaba inmersa en sus estudios, tratando de desentrañar los misterios de la física cuántica, cuando la puerta se abrió lentamente.

Akil, su compañero de cuarto, asomó la cabeza tímidamente. Su cabello desordenado y sus gafas ligeramente torcidas le daban un aire de nerviosismo perpetuo. Siempre había sido torpe con las palabras, y hoy no era la excepción.

—Lo siento, Sara —murmuró, casi inaudible, mientras entraba a la habitación—. No quería interrumpirte.

Sara levantó la vista, sorprendida por la interrupción, pero al ver la expresión de disculpa en el rostro de Akil, no pudo evitar sonreír ligeramente. Akil era un niño teto, sí, pero también era genuinamente amable y considerado, aunque su timidez a menudo lo hacía parecer distante.

—No te preocupes, Akil —respondió ella con suavidad—. Solo estaba repasando un poco

Akil se sonrojó ligeramente, sintiéndose aún más torpe bajo la mirada de Sara. Se rascó la nuca, un gesto que hacía cada vez que estaba nervioso. Con determinación, arrastró su silla desde su propio escritorio hasta el lado de Sara, el sonido de las patas de la silla rozando el suelo rompió el silencio de la habitación.

Sara seguía mirándolo sorprendida pero curiosa. Akil se sentó a su lado, sus manos temblaban ligeramente mientras las apoyaba en sus rodillas.

—¿Qué… qué estás estudiando? —preguntó, su voz apenas un susurro, tratando de sonar casual pero fallando miserablemente

Sara sonrió, notando el esfuerzo que Akil estaba haciendo para entablar una conversación. Apreciaba su valentía, sabiendo lo difícil que debía ser para él.

—Estoy repasando física cuántica —respondió ella, señalando sus libros y apuntes—. Es un tema fascinante pero bastante complejo.

Akil asintió, aunque no entendía mucho de física cuántica. Lo importante para él era mantener la conversación y, tal vez, encontrar una manera de impresionarla.

—Eso suena… increíblemente complicado —dijo, intentando sonar interesado—. Siempre me ha parecido que la física es como… magia, pero con reglas.

Sara rió suavemente, apreciando el intento de Akil de conectar con ella.

—Sí, algo así. Es como desentrañar los secretos del universo—

—Escuché que el profesor de física te reprobó a ti y a Tom por interrumpir su clase —dijo, su voz temblando ligeramente mientras observaba la reacción de Sara.

La sonrisa de Sara se desvaneció al instante, y una sombra de frustración cruzó su rostro. La injusticia de esa situación aún pesaba en su corazón. Habían sido acusados injustamente de interrumpir la clase cuando, en realidad, solo estaban discutiendo un punto importante del tema.

—Sí, fue totalmente injusto —respondió Sara, su voz cargada de resentimiento—. Solo estábamos tratando de entender mejor el concepto

Akil, tratando de mantener la conversación ligera, decidió cambiar de tema. Sin embargo, sin querer, la conversación tomó un giro inesperado.

—¿Y qué tal Tom? —preguntó Sara de repente, con una curiosidad que Akil no esperaba—. ¿Cómo es como compañero de cuarto?

Akil sintió un nudo en el estómago. Tom era todo lo que él no era: guapo, carismático y popular entre las chicas. Aunque no lo admitiera abiertamente, Akil sentía una punzada de envidia cada vez que veía a Tom rodeado de admiradoras.

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𝗘𝗱𝗴𝗲 𝗢𝗳 𝗗𝗲𝘀𝗶𝗿𝗲; Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora