Catorce

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—Maldición, había olvidado el frío tan espantoso que hace aquí. —Eso fue lo primero que dijo Yoongi una vez que pisó el suelo de lo que alguna vez fue su hogar.

Desde joven el pelinegro mayor la tuvo difícil, siendo uno de los tantos hijos bastardos del mismo Lucifer, uno de los tantos rechazados por el mismo. Siempre fue objeto de burlas y humillaciones por eso, lo ignoraba usualmente pero cuando tuvo la oportunidad dejó ese lugar y empezó de nuevo.

—Mi padre seguro sabe que estamos aquí, debemos ir rápido antes de que nos encuentren. —Esta vez fue el turno de Taehyung, ante sus palabras el mayor asintió silenciosamente.

Ambos pares de ojos habían vuelto a la normalidad, sin embargo sus alas seguían a la vista debido a que seguían a la defensiva.

Se movían con rapidez, los demonios a su alrededor murmurando mientras los veían pasar y todos reverenciando ante Taehyung sin falta.

El hijo de Su Majestad ha vuelto al infierno.

Esa era la frase más común entre todas y la que más se repetía a su alrededor.

Al llegar al imponente y oscuro castillo ya había alguien esperándolos afuera de las puertas.

—Wolfanod, tiempo sin verte.. —habló Taehyung con una voz baja y porte serio, el esclavo de su padre reverenció ante el después.

—Sea bienvenido, jóven príncipe. —La voz de aquel era ronca pero bastante suave. Sin tardar mucho abrió las puertas para ambos—. Por favor, síganme, Su Majestad los espera.

Taehyung y Yoongi se miraron entre sí y asintieron a la par, el menor caminó adelante, ambos con la espalda recta y la frente en alto.

Después de todo, su padre no iba a hacerles daño, fue lo que pensó Taehyung.

Varias puertas se abrieron para ellos y finalmente llegaron a lo que sería la sala privada de su padre, varios aromas salían de allí, en su mayoría picantes y ácidos.

Wolfanod fue quién abrió las puertas del lugar y al instante las esencias les golpearon en el rostro.

—Su Majestad, he vuelto con su hijo y... —Miró a Yoongi de arriba a abajo—. El desertor.

El gran Asmodeus se levantó de su trono y caminó con elegancia hasta quedar a unos pasos de distancia de ambos demonios jóvenes.

Al entrar en el salón pudieron ver a los omegas dentro de la jaula, el trío estaba encadenado de manera dolorosa, sin embargo antes de poder precipitarse a ayudarlos la voz del soberano los mantuvo en su lugar.

—Puedo entender estas conductas tan imprudentes de un bastardo como Yoongi, pero jamás lo esperé de ti, Taehyung. —A pesar de las duras palabras el demonio se acercó para abrazar a su hijo, aunque este mismo no fue correspondido.

Los ojos de Taehyung estaban fijos en Jungkook, su atención únicamente en él.

Su corazón dolía al ver el temor y la confusión en la mirada ajena.

—Aunque entiendo que no tienes la culpa de todo, después de todo ha sido Seokjin una mala influencia. —Los gruñidos no se hicieron esperar por parte de Namjoon y Hoseok—. Chicos, recuerden su lugar o lo van a lamentar.

—Es cierto que Seokjin fue quién me llevó arriba, pero fue mi idea desde el inicio, te pidió tu autorización porque sabía que yo quería ir allí. —dijo todo aquello con claridad y un tono severo—. Si hay alguien que tiene la culpa inicial soy yo.

—No digas eso, hijo... ¿Por qué querrías subir en primer lugar? —Con confusión la voz del soberano preguntó al menor.

—Ese omega que tienes allí apresado, esa fue la única razón que necesité para subir. —Un suspiro dio pausa a sus palabras—. Hacía mucho que descubrí que el era mi destinado y Seokjin quiso ayudarme a conocerlo.

La sala quedó en un silencio abismal por unos segundos, le siguió una risa que fue en aumento hasta convertirse en carcajadas histéricas.

Asmodeus reía como si un chiste hubiera sido contado. —¿Un omega humano, Taehyung? ¿Es en serio?

—¿Y por qué no lo sería? —Sus ojos nuevamente volvían a oscurecerse, Seokjin miraba todo con temor, podía notar la parte demoníaca de Taehyung desarrollarse sin límites.

La vista del demonio de mayor rango volvió a los omegas enjaulados y luego a los menores frente a el.

—Min Yoongi, el omega rubio es tuyo, ¿Has sido tu quién ha llevado a mi hijo a comportarse de esta forma? —Aunque no era de su gusto el nombrado reverenció.

—No, Su Majestad.

—Hijo, ¿Por qué no me lo dijiste? —habló de nuevo el soberano, la lengua de Taehyung chasqueó su propio paladar.

—Luego de tener esa reacción inicial no deberías formular esa pregunta. —Las palabras fueron agresivas—. Sabía que te opondrías, pero bien sabes que en esto no puedes entrometerte.

—Tae, ¿Escuchas lo que dices? Si quisieras desposar a ese omega no podría quedarse aquí, ¿O es que acaso tú.. —Sus palabras se detuvieron, pensó un segundo—. ¿Pensabas quedarte arriba?

—Eso era algo que pensaría con calma, pero tuviste que secuestrarnos. —Por un momento respiró profundo—. El problema era conmigo y Seok-Jin, no tenías por qué tocarle un solo cabello a mi omega.

Las miradas cargadas de enojo venían de parte y parte entre padre e hijo, los omegas estaban incómodos por las feromonas alfa picantes y los alfas a la defensiva en caso de cualquier ataque.

—Te pido por favor que dejes en libertad a mi omega y el de Yoongi, podemos hablar entre nosotros, no tienes por qué hacer esto, padre. —Trató de negociar Taehyung.

Asmodeus negó con una sonrisa pícara. —Las cosas no son tan sencillas y lo sabes, hijo.

—Papá, por favor haz lo que dice Tae.

La furia de Asmodeus lo llevó a hacer sentir dolor a su hijo mayor, los gritos de agonía salían mientras su cuerpo se retorcía y sus alas se abrían tensas.

—Los soberanos del infierno no hacemos lo que los demás dicen. —Lo ojos de Taehyung se abrieron en grande al ver cómo su padre castigaba a su hermano con la magia agonica de sus manos—. Si quieren salir de aquí ilesos deben ganárselo, ustedes y su amor serán puestos a prueba.

Los gritos seguían, Hoseok y Namjoon enloqueciendo al estar encadenados y no poder ayudar a su pequeña luna.

—Si ustedes logran soltarse de sus cadenas dejaré a mi hijo en paz, pero cada minuto que pierdan será un minuto de dolor que irá en aumento.

—Papá, no tienes por qué hacer esto.

—Oh, pero claro que si, debo dejar bien en claro que soy un demonio soberano y nadie jugará con mi autoridad. —Sonrió tras decir eso y aumentar el dolor en el cuerpo de Seokjin—. Hagan lo que les digo y podrán irse en paz.

—Padre, déjalo en paz, te lo suplico.

—No desesperes, hijo, pronto será tu turno, todos ustedes tendrán que demostrar que no pueden vivir el uno sin el otro.

Era un hecho que todos gritarían un poco el día de hoy.

-Moon.

Unidos por el destino 𝙏𝙖𝙚𝙠𝙤𝙤𝙠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora