Uno

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Seúl, Corea del Sur.
01 de diciembre del 2021

Las calles tecnológicas y pulcras de Seúl se empezaban a vestir de colores rojos y verdes dando por iniciada la época más alegre del año.

La navidad.

Era extraño que apenas siendo el primer día del mes festivo empezaran a decorar alrededor con todo tipo de cosas referentes a Santa Claus, ángeles cantores y grandes pinos navideños forrados en luces de todos colores con una bonita estrella en la punta.

El Omega pelinegro caminaba por aquellas calles con su bufanda, gorrito y chaqueta para cubrirse del frío gracias al invierno que ya tenía unas semanas de haber llegado, dando alegría a los niños que jugaban lanzándose bolas de nieve entre si y disgusto a los trabajadores que debían madrugar y lidiar con el inminente clima de dicha época.

Jungkook iba con sus mejillas rosadas y su olor a rosas y vainilla rodeando su cuerpo, dejando conocer cual era su casta. Un omega muy dulce y de inigualable belleza.

Estaba de camino al mercado, debía comprar las provisiones del mes ya que después de todo era hora de volver a llenar su alacena y comprar sus dulces para la merienda de todas las tardes.

Había quedado en ir con su amigo, Jimin, pero el estaba más ocupado besándose y haciendo cositas con su novio, Min YoonGi.

—Tonto Hyung, siempre me robas a Jiminie-Hyung. —habló para si mismo tomando ahora el carrito y entrando al gran establecimiento para poder empezar con sus compras.

Un par de horas pasaron mientras escogía todo lo que iba a llevar, escogiendo sabores, tamaños y revisando ingredientes y fechas de caducidad.

Al ser una gran cantidad de bolsas tuvo que pedir un taxi, en el cual no duró mucho ya que no estaba tan lejos de su apartamento.

—Ojalá tuviera alguien para ayudarme en estas situaciones. —Con algo de dificultad abrió la puerta, cerrando a sus espaldas y llevando todo a la cocina para luego ponerlo todo en su lugar.

El azabache sintió su cuerpo estremecerse, por ello fue que miró a todas partes tratando de darse una idea de por qué.

Estaba empezando a asustarse, pues desde hace unos meses esa sensación empezaba a hacerse más y más frecuente, casi cómo si alguien lo observara.

Oh, el no tenía ni idea.

Desde el otro lado de la pantalla un alfa de cabellos ahora rojizos observaba con atención la vida de ese pequeño amor que aún lo desconocía. Su lobo aulló en su pecho con gusto y moviendo la cola al ver al omeguita en su casa, quitando las prendas de invierno para recostarse a leer y descansar.

Hace tiempo lo veía, no por ser un acosador, no.

El quería aprender de él, saber cómo tratarlo, cómo consentirlo, lo que le gustaba y lo que no, quería conocer todo del omega Jeon Jungkook.

Su Omega.

En pocos meses había aprendido mucho de él y eso era magnífico a su pensamiento.

La desesperación empezaba a carcomerlo vivo al ver el calendario y notar que en exactamente veintinueve días, catorce horas y treinta minutos cumpliría la edad necesaria para largarse por fin. Podría decirse que saltaba en un pie de puro gozo.

Salir de ese lugar, explorar un lugar nuevo y conocer a su bonito chico con ojitos de cervatillo. El no podía estar más feliz que eso.

Todo Kim Taehyung era felicidad en su más puro y crudo punto.

—Diablos, aún no alisto como voy a hablarle, ¿Y si no le parezco guapo? ¿Y si odia mi olor? ¿Y si ni siquiera quiere conocerme? —Se decía a si mismo en voz alta mientras caminaba de un lado a otro mordisqueando su uña del dedo pulgar.

Si, el estaba feliz, pero también tenía inseguridades.

Su hermano mayor, Seokjin, lo miró desde el marco de la puerta entreabierta, sonriendo cálidamente al ver a su hermanito de esa forma.

En ese lugar solo tres personas sabían de su omega –humano– destinado. Su hermano y los alfas de este mismo.

Kim Namjoon y Jung Hoseok.

Sin pedir permiso el Kim mayor terminó de entrar y cerró tras de si la puerta. Taehyung volteó asustado, más sin embargo al ver quién era relajó sus facciones y abrazó a su hermano buscando consuelo en su olor a lirios y durazno.

—Taehyungie, ¿Sigues con eso? —El asentimiento de su hermano escondido en su pecho le hizo dirigir su mano hasta las hebras rojas y acariciar—. No seas tonto, eres mi hermano, no puedes ser feo, apestoso o rechazado.

—¡Hyung, no ayudas! —Se separó haciendo un pequeño mohín en su boca, también cruzándose de brazos.

—Mira que cosita tan tierna, de seguro con esos pucheros lo enamoras. —Tras eso ambos rieron por las tontas ocurrencias.

Ya luego de un rato conversando entre ambos la puerta fue tocada, tras eso se abrió y dejó ver a dos curiosos alfas en busca de su omega. Al encontrarlo casi corrieron a él para abrazarlo con fuerza y olfatear su cuerpo a la par.

—Hola para ustedes también.. —Mencionó el pelirrojo, tapando su nariz al percibir el potente olor a chocolate oscuro y blanco de cada uno de los alfas. Estaban en celo.

—T-tae, no dejes que me saquen de aquí, ¡No podré caminar bien durante una semana! —El único omega de la habitación chilló la sentirse alzado por el alfa más alto.

Nos llevamos a nuestro omega, adiós. —Aquel tono autoritario de la voz de mando de Hoseok salió, más como una amenaza que como un comentario, ambos alfas con sus ojos brillando en rojo y amarillo ante la toma de control de sus lobos por el celo.

El alfa menor alzó sus manos en señal de paz y en menos de lo que pudo calcular volvió a su soledad en su habitación.

Sin prestar atención a la partida de culo que le iban a dar a su hermano mayor miró de nuevo a la pantalla, ahora podía apreciar a su bonito chico cocinando mientras cantaba algo de su grupo favorito de pop coreano.

Sin darse cuenta tuvo una pequeña fantasía con los ojos abiertos, en la que su omega cocinaba y el lo abrazaba por detrás, también besando su nuca para transmitir su amor por el.

Una sonrisa boba se dibujó en sus labios y nuevamente ambos en sitios diferentes sintieron esa electricidad que les gritaba que estaban destinados a ser felices.

Felices juntos.

-Moon.

Unidos por el destino 𝙏𝙖𝙚𝙠𝙤𝙤𝙠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora