Capitulo 11

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Desde el día en que Hermione se fue con Sirius y Nora, Harry Potter sintió que su mundo cambiaba de manera irreversible. La pérdida de su padrino y la sensación de haber sido "reemplazado" por ella sembraron en él una rabia silenciosa que poco a poco moldeó su carácter. Decidió que no volvería a sentirse vulnerable ni ignorado; ahora demostraría a todos que nadie, era imprescindible en su vida.

Harry a meses de cumplir los 16 años en medio del lujo que sus padres podían ofrecerle. James y Lily Potter, dueños de una importante cadena empresarial en expansión, le proporcionaron una vida rodeada de comodidades. Asistía a uno de los colegios más exclusivos del país, donde rápidamente encontró su camino al estrellato: se destacó en los deportes, liderando el equipo de fútbol escolar, y se convirtió en la cara visible de varias actividades académicas. Con cada logro, su nombre resonaba más fuerte en los pasillos, y Harry disfrutaba del brillo de la admiración que lo rodeaba.

A los ojos de los profesores, era el estudiante perfecto: responsable en sus tareas y brillante en los deportes. Sin embargo, detrás de esa fachada impecable, crecía una arrogancia implacable. Cada victoria reforzaba en él la creencia de que estaba por encima de todos los demás.

El Chico Más Popular

Harry se convirtió en el chico que todos querían ser. Su popularidad no solo se basaba en su talento sino también en su apariencia física, una mezcla perfecta de su herencia Potter: el cabello alborotado, una sonrisa encantadora y una confianza avasallante. Las chicas del colegio lo rodeaban constantemente, y él no desperdiciaba la atención.

Pronto desarrolló un "currículum" de relaciones amorosas. Sabía exactamente cómo enamorar y luego dejar ir, sin ataduras emocionales. Las relaciones se convirtieron en una especie de juego para él, una forma más de demostrar que podía tenerlo todo y a todos.

—¿Cuántas novias llevas este semestre, Potter? —bromeaba Draco Malfoy, uno de sus mejores amigos en el colegio, mientras le chocaba la mano en señal de camaradería.
—Suficientes para hacer que todos los demás parezcan amateurs —respondía Harry, entre risas y con un guiño de suficiencia.

Cada conquista reforzaba su imagen de chico inalcanzable, y él disfrutaba manteniendo esa distancia emocional. No quería compromisos profundos, convencido de que no necesitaba a nadie más que a sí mismo.

Un Alumno de Excelencia... Cuando Quiere

Harry tenía una mente brillante, pero su interés por los estudios no siempre era constante. Sabía que sus abuelos tenían expectativas altas para él, pero también sabía cómo manipular las situaciones para salirse con la suya. Con su carisma, lograba que los profesores le dieran segundas oportunidades o ignoraran sus faltas menores.

—Vamos, profesor, ¿realmente va a bajarme puntos por eso? Sabe que en el examen final lo compensaré —solía decir, con una sonrisa pícara que hacía imposible que alguien se negara.

Cuando se lo proponía, obtenía las mejores calificaciones. Sin embargo, se permitía hacer el mínimo esfuerzo la mayor parte del tiempo, confiando en su capacidad para brillar solo en los momentos cruciales.

La Relación con Sus Padres y Abuelos

Aunque su éxito le daba una sensación constante de poder, en casa la situación era distinta. James y Lily lo querían, pero con sus abuelos las expectativas que tenían sobre él eran abrumadoras. Como herederos de una fortuna familiar, esperaban que Harry se convirtiera en un líder que representara los valores y el prestigio de los Potter. Cada logro suyo era celebrado, pero siempre seguido de un recordatorio:

—Recuerda, Harry, ser un Potter significa ser el mejor en todo momento —le decía Harold, con un tono que dejaba claro que no había margen para errores.

Amor InteresadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora