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Max había pasado los últimos dos dias tratando de encontrar algo de paz después de la conversación con el pecoso, pero sabía que el siguiente paso sería aún más difícil. No era solo enfrentarse a su propia vida, sino ayudar a Sergio

Sergio y pato había estado viviendo con el hasta Ahora, Sergio le había dicho que era momento de irse, que necesitaba recoger sus cosas y las de su hijo para comenzar de nuevo en otro lugar. Max, sabiendo lo que significaba para él, no iba a dejar que lo hiciera solo.

—Te acompaño, Sergio —dijo Max con determinación—. No tienes que hacer esto solo.

Sergio, que siempre había sido reservado con sus problemas, miró a Max y asintió lentamente, agradecido.

—Gracias, Max. Sabes que no soy de pedir ayuda, pero esta vez... —se detuvo, su voz quebrándose un poco—. Esta vez, no puedo hacerlo sin ti.

Max colocó una mano en su hombro, entendiendo lo que significaba ese momento . Juntos, ambos sabían que enfrentarían más que solo la recolección de objetos; enfrentarían los recuerdos, las despedidas y las decisiones que marcarían nuevos comienzos

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Sergio respiró hondo antes de abrir la puerta del departamento. El eco de sus pasos resonaba en el pasillo vacío mientras el nudo en su garganta se apretaba más. Esta vez estaba solo. Había dejado a Patricio al cuidado de Max porque no quería que su hijo presenciara lo que sabía sería una despedida tensa y dolorosa. Al cruzar el umbral, el silencio pesado del lugar lo envolvió. Las paredes del departamento, que antes eran su refugio, ahora parecían cerrarse sobre el, llenas de recuerdos que no quería revivir.

Comenzó a caminar hacia el dormitorio, decidido a recoger sus pertenencias. Sabía que Sam estaba en casa. Lo había visto desde la ventana cuando llegó, sentado en el sofá, con la mirada perdida en su teléfono. No quería enfrentarlo, pero ya no había espacio para más dilaciones. Este era el último paso hacia su liberación.

Mientras recogía su ropa y la guardaba en una maleta, escuchó pasos firmes acercándose por el pasillo. Al girarse, vio a Sam en la puerta, su rostro pálido con ojeras de no dormir hace dias

—Sergio.. —dijo con voz ronca— Por fin volviste , yo te escribí pero_

—Me voy —respondió el sin mirarlo, mientras doblaba cuidadosamente una camiseta—. Vine a recoger mis cosas. Necesito empezar de nuevo.

El silencio de Sam se hizo tan denso que podía sentir la tensión en el aire. Se acercó un paso, su expresión llena de incredulidad.

—¿De qué estás hablando? —dijo en un susurro—. No puedes irte. No así.

Sergio cerró la maleta con un movimiento decidido y lo miró a los ojos por primera vez. Su voz, aunque suave, era firme.

—Sam, esto ya no tiene solución. Lo nuestro se rompió hace tiempo, y lo sabes. No puedo quedarme aquí, no después de lo que pasó. no lo dije esa noche, pero lo mantengo: esto se terminó.

La desesperación en el rostro de Sam creció mientras daba un paso más hacia el, su tono cargado de súplica.

—Sergio por favor. Sé que lo que hice estuvo mal. Fue un error terrible, lo sé, pero no puedes dejarme. No puedo perderte. —Sam extendió las manos, buscando su contacto—. Te juro que cambiaré. No volveré a hacerlo. Estoy dispuesto a lo que sea para arreglar esto. No me abandones.

Sérgio sintió que su pecho se oprimía, pero no podía dejarse llevar por la culpa o las promesas vacías. Ya había llegado demasiado lejos para dar marcha atrás. Recordó la sensación de miedo que lo invadió aquella noche, el golpe, el dolor. Había creído en sus promesas antes, pero sabía que quedarse sería seguir condenándose a sí mismo y, eventualmente, a Patricio.

—Sam, ya es tarde —dijo con voz quebrada—. Esto no es solo por lo que pasó esa noche. Nuestra relación lleva tiempo deteriorándose, y ese fue solo el último golpe. Me voy porque necesito estar en paz. Necesito estar en un lugar donde no tenga miedo.

Sam se dejó caer en una silla, pasándose las manos por el rostro, lleno de frustración y arrepentimiento.

—Pero no quiero perderte. No puedo perderte. Te amo, Sergio, te lo juro. No puedo imaginar mi vida sin ti. —Su voz se quebraba con cada palabra, pero Sergio no retrocedió.

El respiró hondo, tratando de mantener la calma. No era fácil escuchar esas palabras, pero sabía que ya no le pertenecían.

—Lo siento, Sam, pero yo ya no siento lo mismo. No puedo seguir en una relación donde siento miedo, donde no sé cuándo las cosas volverán a descontrolarse. Esto no es lo que quiero para mí ni para Patricio. Me voy por nuestro bien.

La palabra "nuestro" pareció hundir más a Sam en su desesperación. Se levantó de golpe, caminando hacia el, pero manteniendo la distancia, como si supiera que cualquier intento de tocarlo solo empeoraría las cosas.

—¿Es por Max?¿Es por el verdad? —preguntó con un tono amargo—. ¿Vas a volver con él? ¿Por eso estás haciendo esto?

Sergio lo miró directamente, sin vacilar.

—No, Sam. Esto no tiene que ver con Max. Esto es por mí. Y por Patricio. No quiero que crezca viendo esto, pensando que el amor se mezcla con el miedo o la violencia. Ya no hay vuelta atrás.

Sam soltó un suspiro largo, casi derrotado. Caminó de un lado a otro del cuarto, luchando contra la realidad que se le escapaba entre las manos.

—No me hagas esto, Sergio —murmuró, sin mirarlo—. No puedo imaginar mi vida sin ti. ¿De verdad esto es todo? ¿Así acaba?

Sergio sintió que las lágrimas amenazaban con salir después de todo , Sam lo ayudo mucho, pero se las tragó. No podía permitirse dudar ahora.

—Sí, Sam. Esto es el final.

- No porfavor..No porfavor cariño - se acercó - Porfavor Sergio lo lamento tanto amor..suelta esa maleta te lo suplico - tambaleante y con lágrimas cayendo por sus ojos sujeto su mano suavemente - no me dejes , no podría sin ti Sergio porfavor

- Samuel..te quise mucho pero -nego con la cabeza cuando un par de lágrimas lograron escaparse de sus ojos - no fue amor , lamento esto pero era inevitable - agarro el anillo de promesa que tenía guardado en la chaqueta para entregárselo - no podemos seguir hiriendonos así

- Sergio..- Sam lo abrazo , lo envolvió en sus brazos , Sergio se permitió llorar - No! Espera porfavor espera!

- tienes que ser fuerte - se soltó lentamente , agarro la maleta

- Como quieres que sea fuerte si te perderé..Te seguí para no perderte por culpa de otro y ahora es mi culpa que te vayas..

Ambos se quedaron en silencio por un momento. Sam, derrotado, se dejó caer en el sofá, mirando al suelo. Sergio cerró la última maleta y la levantó con esfuerzo. Sabía que nada más quedaba por decir. Se acercó a la puerta con pasos lentos, y antes de salir, lo miró por última vez.

—Espero que encuentres la manera de sanar, Sam. Y que puedas ser feliz algún día. Pero yo ya no puedo ser parte de eso.

Sam no respondió. Sergio abrió la puerta y, sin mirar atrás, salió del departamento. Afuera, el aire fresco golpeó su rostro y sintió una inmensa calma envolviéndolo. Había tomado la decisión correcta. Y aunque el futuro era incierto, al menos ahora tenía el control de su vida nuevamente.

















Lo prometido es deuda
La verdad si me dolió escribir esto y más porq lo hice con la canción
En fin
😔

Ando regalona , se que me ausente mucho tiempo así que Posiblemente actualice más tarde 👀

Hubiera sido mejor?  [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora