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Max y Sergio habían estado conviviendo juntos debido a Patricio. Después de una última conversación seria que tuvieron debido al tema se acordó que sería así Durante este largo tiempo que se la pasaron separados, amorosamente hablando

Con el tiempo Ambos trabajaron en sí mismos, sanando sus heridas y reencontrándose con sus propios sueños.
El amor no se había acabado
La llama seguía encendida y ambos lo sabían

Lo sabían porque cada vez que pasaban tiempo juntos o en familia en su pecho se plantaba la calidez que solo ellos lograban alcanzar

Lo sabían, porque a pesar de la distancia y del silencio, sus pensamientos siempre volvían al otro. Sergio, cada vez que veía algo que sabía que le gustaría a Max, no podía evitar sonreír, pensando en cómo él lo habría disfrutado. Max,había empezado a refugiarse en algunas playlist por recomendación de su terapeuta así que por su parte, encontraba en la música una nostalgia que solo tenía un nombre: Sergio Aunque habían decidido seguir caminos "separados", el otro nunca dejó de estar presente en los momentos más cotidianos.

Lo sabían, porque incluso en sus momentos de mayor enojo o frustración, nunca pudieron decirse adiós por completo. Las conversaciones interrumpidas y los mensajes que quedaron sin enviar hablaban de sentimientos no resueltos. Ambos entendían que había dolor, pero detrás de ese dolor, estaba el amor que aún los unía, aunque lo intentaran negar.

Lo sabían, porque nadie más los hacía sentir de la misma manera. Las citas con otras personas eran tibias, las risas menos sinceras,porque si al menos una vez lo intentaron pero solo al inicio porque el vacío que dejaron el uno en el otro nunca terminó de llenarse. Sergio y Max podían seguir sus vidas, pero sabían que ninguna otra relación lograba lo que ellos tenían: esa conexión profunda que solo se construye a través del amor verdadero.

Lo sabían, porque siempre había esperanza.Siempre la habrá

Después de una tarde agitada en el parque, Patricio finalmente dormía profundamente. Sergio y Max se encontraban en la cocina, el silencio del hogar apenas interrumpido por el leve murmullo del refrigerador. Sergio servía un vaso de agua mientras Max se apoyaba en la encimera, observando a su alrededor, incómodo por el silencio que había entre ellos.

—Hoy estuvo feliz —comentó Sergio en un intento de romper la tensión, refiriéndose a su hijo—. Le encanta cuando lo llevas al parque.

Max asintió, con una sonrisa leve pero cansada.

—Sí, fue un buen día para todos

Ambos se quedaron en silencio nuevamente, sabiendo que había más que decir, pero ninguno encontraba las palabras. No era solo el parque, no era solo Patricio, era lo que había estado no dicho entre ellos durante mucho tiempo.

— Sergio, creo que tenemos que hablar —dijo finalmente Max, su voz apenas un susurro.

El dejó el vaso en la mesa y lo miró a los ojos. Sabía que ese momento llegaría, lo había sentido en las últimas semanas. Ambos habían cambiado, habían crecido, y sin embargo, el amor que compartían por su hijo les había recordado lo que aún quedaba de su relación.

—Sí, creo que es hora —respondió Sergio, tomando asiento en una de las sillas de la cocina.

Max lo siguió, sentándose frente a el. Pasó una mano por su cabello, como si estuviera tratando de ordenar sus pensamientos.

—He estado pensando mucho en nosotros. En lo que éramos y en lo que somos ahora. Sé que las cosas no han sido fáciles y que nos perdimos en algún momento, pero... —hizo una pausa, buscando las palabras—. No quiero hablar por ti pero.Creo que no hemos dejado de amarnos, solo nos hemos olvidado de cómo hacerlo.

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⏰ Última actualización: Oct 21 ⏰

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