∆55

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-¿Qué te hizo? ¿Cómo sucedió?

El lo miró con los ojos llenos de lágrimas, intentando mantener la compostura. - El..bueno el llego con copas de más... Yo quería hablar. Yo le dije que.., pero se puso violento... Me empujó, y luego... -su voz se rompió antes de poder continuar.

Max sintió que la ira lo consumía. Cada palabra de Sergio era como gasolina sobre un fuego que ya ardía con furia. Apretó los puños hasta sentir sus uñas clavarse en la palma de sus manos.Abrazo al más bajo dándole seguridad

Odiaba sentir sus lágrimas mojar su hombro y su cuerpo temblar de miedo

-¿Dónde está ahora? -preguntó con voz ronca.

Max se levantó de golpe, su mirada fija en la puerta, como si pudiera ver a Sam al otro lado de la ciudad, moviéndose entre las sombras. No podía dejar que eso quedara impune. Nadie podía lastimar a su Omega y salir indemne.

-Voy a ir por él, Esto se acabó. Ese bastardo no volverá a tocarte nunca más-. Su voz sonó dura, tajante.

-No, por favor,Max- suplicó  agarrando su brazo. -No hagas algo de lo que te puedas arrepentir. No quiero perderte a ti también...

Pero ya era tarde. Max ya había decidido lo que debía hacer. Soltó la mano de Sergio suavemente,beso sus nudillos mirándola con una mezcla de ternura y dolor

-No voy a dejar que esto pase otra vez. No mientras yo esté aquí.

Salió del apartamento sin escuchar más. El aire nocturno golpeó su rostro mientras descendía por las escaleras. Sabía adónde ir. Sabía dónde encontrar a Sam Conocía los bares que frecuentaba mucho últimamente, las esquinas en las que merodeaba como una sombra. Y esa noche, lo enfrentaría.Cortesia de su detective privado

Max cruzaba las calles de la ciudad a paso rápido, casi frenético. Su teléfono seguía vibrando en su bolsillo, pero no quería contestar. No ahora. No hasta que llegara. Una sensación de fuego quemaba en su pecho, empujando sus piernas a moverse más rápido de lo que su mente podía procesar.

El mensaje de Sergio había sido breve, pero desgarrador: "Sam me golpeó". Apenas lo escucho, dejó que su cuerpo actuando por instinto, y salió disparado hacia un bar donde suponía estaba el hombre

Sergio, su Sergio, había sido herido. Por él. Ese tipo. El idiota de Sam

Los recuerdos de las últimas semanas pasaban por su mente como un remolino de imágenes desordenadas: las veces que Sergio mencionaba a Sam en cada conversación, las llamadas perdidas, los mensajes que le incomodaban, la sombra de una amenaza que siempre parecía estar al acecho. Max había intentado no pensar mucho en eso, confiando en que las cosas no irían a más. Pero ahora... ahora todo era diferente.

Cada paso que daba lo acercaba más a lo inevitable. La venganza ya no era solo una posibilidad; era una necesidad, un deber que sentía en lo más profundo de su ser. La imagen de Su Omega , su rostro magullado y su llanto silencioso para ni levantar a su cachorro, se repetía en su mente como un eco imposible de ignorar.

Cuando finalmente llegó al bar donde sabía que Sam estaría, sus ojos buscaron entre la multitud aunque ya era muy tarde ahí estaba él. Sentado en la barra, riendo como si nada importara en el mundo. Como si no acabara de destruir la paz de alguien.

Max sintió que algo se quebraba dentro de él. Caminó con paso firme hasta quedar frente a Sam, y sin una palabra, lo agarró del cuello de la camisa y lo levantó de la silla. Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa, pero Max no le dio tiempo a reaccionar.

-¿Crees que puedes golpear a mi Omega y salirte con la tuya?- gruñó Max, su voz retumbando entre los murmullos del bar.

La mirada de Sam cambió rápidamente del desconcierto a la burla.- ¿Qué vas a hacer tú?- dijo con desdén, sonriendo con una arrogancia que encendió aún más la furia de Max

Hubiera sido mejor?  [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora