🌷 | 𝐑oses
ִֶָ𓂃 ࣪. Wyatt Lykensen × Fem!Reader
Seabrook, la ciudad perfecta con personas perfectas, casas perfectas a excepción de una cosa... ¡Zombies!
Una de las maravillas de Seabrook, no hace mucho éstos y los humanos aprendieron a c...
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Horas antes...
Una chica casi pelicastaña estaba saliendo de la preparatoria de Seabrook ya cambiada a una ropa más cómoda, una falda de un azul claro con una blusa blanca y suéter azul del mismo color que la falda. No sabía a dónde iba a ir pero cualquier lugar era mejor que ir a su casa. No se podía quedar con Addison por sus padres y Wyatt definitivamente ya no era una opción, no de momento. Tal vez Zed...
— ¡Zed...! Oh, ¿Querrá? — Rascó su nuca mientras detenía su paso, vió pasar al zombie a su lado quien no había parecido notar su presencia. — Es ahora o nunca... ¡Zed! — Habló llamando su atención.
— Addison y yo peleamos, le reclamé por los hombres lobo pero creo que me equivoqué mucho.
— Ugh, hombres lobo... yo me peleé con Wyatt también si es que así se le podría decir, realmente-
— ¿Wyatt? Te refieres al lobo que atrapó a Addison, ¿No?
— Ouhh... no-
— No, no, está bien, ____. — Habló rápido él. — Ustedes dos... ya sabes, ¿Son algo?
— Uhh, realmente no, es decir, yo pensé que sentiamos algo especial pero ahora estoy realmente confundida con sus verdaderas intenciones, solamente me siento... ¿ingenua? Siento que fuí el chiste de un montón de personas.
Zed abrazó a ____ quién tenía la cabeza baja, Zed la consideraba una hermana desde que la conoció y fueron bastante unidos, hasta más que ella y Addison cuando se conocían de más tiempo.
— Tranquila, deberías aclarar las cosas con él. Tal vez solo confundiste las cosas como yo, ____. — Zed la agarró de los hombros tratando de que lo escuche.
— Debería, pero ahora no ando de humor.
— Tomate tu tiempo, recuerda que debes cuidarte más, tanto sentimental como físicamente.
— Lo recuerdo, Zed, tu padre me regañó como si fuera el mío cuando se enteró que me había lastimado el tobillo en un ensayo.
— Y te lo recuerda cada vez que puede. — Ambos rieron, su amor era algo especial, era algo cálido pero nada romántico.
— Y viendo que tu padre se preocupa mucho por mí, ¿Será...?
— ¿Qué vas a pedir? Te recuerdo la última vez que te quedaste a dormir en mi casa tiraste las ollas estando sonámbula por si querias-
