𝗥oses ── ˙🌷 ̟!! 𝗪yatt 𝗟ykensen

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Una chica de — ahora — mechones castaños se iba escondiendo entre la multitud de afuera de la escuela, se había puesto un gorro rojo lo cual resaltaba mucho en su outfit porque todo lo demás era de un azul bastante claro, había intentado dejar a la vista solo los mechones castaños para que no pareciera que no tuviera pelo pero igual al ser pocos y diversos los mechones no tenía demasiada estética debido a eso.

— ¡Hola! — Habló una loba curiosa a su lado.

— ¡Ahh! — Gritó por el susto, quería pasar desapercibida pero al parecer no lo había logrado. — ¿Quién eres?

— Wynter, amiga casi hermana no de sangre de Wyatt, supongo que lo conoces, ¿Verdad?

— ¿Qué si no lo conozco? Puff, nuestros encuentros son algo extraños.

— Eso es...

— Es un si, ehm, Wynter.

— Bien. Quiero que vengas conmigo, oh y no es necesario que lleves ese horrible gorro, vi todo en la biblioteca.

— ¿Por qué iría contigo? ¿Y tú manada?

— Mi manada no sabe nada de ésto, no te haré nada malo sólo confía en mí.

— ¿Qué me lo asegura? — Cuestionó dudosa.

— Es algo muy preciado para los lobos.

— Mmh. Bien, iré contigo pero eso no significa que confíe del todo en ti.

— Genial, créeme que tal vez me arrepienta pero creo que es algo importante. Sígueme. — Habló la loba haciendo que ésta la siguiera en dirección al bosque prohibido.

— Por cierto mi gorro no es horrible, mi abuela lo tejio antes de que muriera y es muy preciado para mí. — Dijo cuando empezaron a caminar.

Caminaron un rato hasta llegar a lo que parecía ser la cueva de lobos, ____ se sentía confundida al estar ahí, ¿Qué querría Wynter de ella? ¿O que era lo que supuestamente era preciado para los lobos? Se acercó a la entrada e intentó ver por ahí pero Wynter la detuvo.

— Ahí no, los lobos pueden verte.

— ¿A dónde vamos?

— Ahg, tu sígueme y créeme que si dices algo de ésto te arrancaré ese lindo y hermoso cabello que tienes. — Intentó sonar amenazante más no le salió debido a los halagos sinceros de su cabello.

— Okay, okay, entiendo... — Intentó no reírse de aquello.

— Ugh. — Al ver qué no le salió como esperaba su amenaza solo siguió caminando. — Por aquí.  — Le indicó antes de entrar a la cueva por medio de un túnel en el cuál estaba medio oculto por unas enredaderas.

Al entrar ésta no pudo estar más sorprendida, había un tipo de cenote pequeño con plantas luminosas alrededor, todo estaría oscuro si no fuera gracias a ellas que daban la suficiente luz en ello, caminaban alrededor hasta subir unas escaleras de piedra.