Las personas se paseaban por toda la escuela, eran nuestros últimas días antes de irnos de vacaciones, y los maestros dejaban más libertad a sus alumnos, así que era normal ver a varias personas en el campus, pasillos y la cafetería de la escuela.
Estaba en física, los chicos corrían alrededor de las canchas y algunas chicas se encontraban en el equipo de porristas para el último juego que se haría antes de vacaciones. Podía ver a Fer entrenando con su equipo, la manera en la que se lastimaban sus cuerpos hasta a mi me dolía, en lo personal, el deporte nunca fue algo que me gustara mucho, y aunque tenía la condición física, jamás me interesó el deporte en general.
Fer me sonreía a lo lejos, pues yo estaba en las gradas esperando a mis demás amigos como de costumbre. El viento y la brisa del día eran agradables, pero como siempre pareciera que el cielo está del mismo ánimo que yo. Gris, aburrido, sin ganas de nada.
Entonces la imagen de cierta persona se atravesó en mis pensamientos y un golpe en mi corazón hizo eco dentro de mi. Muchas preguntas estaban en mi cabeza, una de ellas era ella.
¿Quién era?
Sé que tal vez es algo que no me debe de interesar, que solamente todo lo que pase dentro de su vida no debe de interferir de alguna manera en la mía, que solo tengo que dejar pasar cualquier sentimiento que lo incluya a él.
Pero es imposible, todo lo que tenga que ver con él, con su nombre, con su persona, lo es.
Y son preguntas de las cuales jamás tendré una respuesta.
Una mano sobre mi hombro hizo que me saliera de mi burbuja.
—¿Otra vez encerrada en tus ideas? —la voz de Oliver entró en mis oídos y tomó asiento a un lado de mi. Su rostro estaba sonrojado y mojado.
—Ya sabes, suelo pensar de más. —le di una sonrisa tímida.
—Si fueras otra persona y te vieras a ti misma desde allá abajo —señaló al césped verde. —Te darías cuenta de lo rota y vacía que te ves.
Sus palabras hicieron eco en mi cabeza.
<Rota y vacía>
Pero no me podía sentir de esa manera.
No sentía nada.
—No han sido días buenos, es eso —le dije, tratando de olvidar el tema.
—Es que nunca lo son para ti. Desde que te conocí, nunca te he visto lo suficientemente feliz, siempre te la has vivido de trabajo, ¿pero tú, dónde quedas, tu tiempo y tus sentimientos por qué los ignoras?
—No quiero hablar ahora de mis sentimientos, Oliver.
—Tienes que aprender a contarlos, ___, o por lo menos dejar de fingir que no los tienes, que no sientes nada, o que no pasa nada.
Lo miré, mis ojos suplicaban que dejara el tema de lado, que si decía por lo menos la inicial de mi problema, sabía que iba a estallar en llanto.
—Es él, ¿verdad?
Y ahí se dio cuenta de todo. Desvié la mirada sin decir nada, prestando atención al entrenamiento que se estaba llevando a cabo.
—Jamás lograrás tu felicidad si no lo olvidas, ___.
—Lo sé, pero no es fácil. —carraspee mi garganta con fuerza.
—No, pero date cuenta de los años que has vivido así por culpa de él.
—Todo fue culpa mía —murmuré al instante, mirando a un punto fijo, mis ojos empezaron a arder de nuevo y sentía lo que venía.
Los brazos de Oliver rodearon mis hombros y me juntó a su pecho, mis brazos los sujetaron del torso con fuerza y desesperación. Necesitaba ahora mismo un apoyo, solamente alguien que aguantara todo lo que sentía.
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Amor Clandestino. - Heeseung Au.
Romance¿Amor Clandestino? Preguntas estaban en mi cabeza, ¿cómo puede ser justo un amor qué es prohibido? Contigo lo supe. Contigo supe lo que es el amor. Y contigo supe lo doloroso que puede llegar a hacer. Contigo tuve mi Amor Clandestino.