LAZOS DE LUNA

CAPÍTULO 20. sorpresa 3.

POV: VALERY.

Estoy en una habitación grande, tiene una cama gigante, ya la he explorado, tiene un baño igual de grande, donde hay una tina blanca y enorme donde entrarían perfecta cinco personas y un niño, también hay una regadera que está un poco separada de la tina tiene tres lavamanos blancos, supongo que es uno para cada uno de los trillizos, hay un sillón de un cuerpo, nose que hace un puto sillón en un baño, pero lo hay, tiene un espejo gigante adornado con luces a su alrededor y un estante lleno de productos para el aseo personal.
Hay otra puerta que es el armario, eso parece otro cuarto lleno de ropa, zapatos, corbatas, trajes y un montón de cosas así.

Me gusta este cuarto, me siento en la cama y me quedo mirando la ventana blanca, con cortinas cafés, están abiertas, pero la ventana no.

Me levanto y me dirijo hasta la ventana, bajo el seguro y abro la ventana, está se abre hacia arriba, la luz que antes se colaba por el vidrio ahora pasa el doble. Miro por la ventana, se pueden ver los pinos altos y otros árboles enorme, deben de tener muchos años de estar plantados, también se ve el sol que está en su máximo resplandor, miro hacia abajo y me encuentro con la piscina, es una piscina enorme tiene unos escales por la cual podemos bajar, el agua se ve cristalizada y nos deja ver lo que hay debajo.

Decido por ir a nadar un rato, gracias a la diosa porque se me ocurrió traer mi vestido de baño, es de dos piezas, una que me cubre mis senos y otra mi intimidad y nalgas, es un traje de color blanco, es mi favorito, me acuerdo que me lo regaló Isabela, fue un dia que fuimos a la playa, yo no lleve vestido de baño, pero tengo una grandiosa amiga que resuelve y me compró este vestido de baño, a mi me encantó.

Me lo coloco y amarro las tiras atrás del cuello y en la espalda para que se sujete bien, luego me miro en el espejo, ver cómo se ajusta a mi cuerpo, mis senos se ajustan a la tela que los cubre, no por completo, pero hace el intento, giro para ver mis nalgas, he dejado de entrenar con mi padre, aunque mis piernas aun siguen firmes siento que me hace falta.

- Hermosa. - digo viéndome por el espejo, estoy conforme con lo que la diosa luna me dió, mi cuerpo es hermoso y no lo negaré.

Ya lista por el resultado, envuelvo mi cuerpo con una toalla, bajo las escaleras agradeciendo que no están ninguno de los trillizos. Ahora que lo pienso después que me dieron un tour por la cabaña no lo he visto, seguro y se fueron a descansar a otro cuarto, abro la puerta que da al jardín donde se encuentra la piscina, me acerco y cuando ya estoy lo suficiente cerca me quito la toalla, siento el viento chocar con mi cuerpo, me siento en el suelo y meto mis pies a la piscina. El agua está cálida, se me dibuja una sonrisa en el rostro, me levanto y doy dos pasos hacia atrás, luego corro y doy un chapuzón al agua, se dibujan unas burbujas alrededor de mí, estás se elevan hasta desaparecer en la superficie.

Me quedo un rato sumergida en el agua, cuando siento que ya no tengo oxigeno en mis pulmones decido que ya es momento de salir a tomar más aire, mi cabello mojado, se pega por toda mi piel, me llega hasta encima de mis nalgas, ya le hace falta un corte de cabello, me quito el reato de agua que queda en mi rostro.

Todo esta en completo silencio, nafa más se escucha los movimientos y chapuzones que hago al caminar o al nadar en el agua. Parece que los trillizos salieron.

Me coloco en un extremo de la piscina, con intenciones de tratar de nadar hasta el otro lado, hago un conteo regresivo en mi mente y cuando este llega a cero empiezo a nadar. Al llegar al otro lado, tomo la respiración que he estado aguantando.

Una sombra me tapa, decido alzar la vista para ver que es. Pero antes de que visualice la silueta está habla.

- Buena... nadas excelente. - dice Benjamín, reconocería su voz y el de sus hermanos donde sea que ellos vayan.