𝑹𝒐𝒕𝒐 🥀. "𝐿𝑖𝑎𝑛𝑠𝑎𝑣𝑖𝑜𝑟" 𝒕𝒐𝒍𝒍 .

capitulo 18

¿Me sostienes, por favor? - Le pasó algunos cuadernos, y Bill los cogió y se los puso en sus
piernas, esperando que Tom abriera la puerta trasera y echara su mochila. Después subió en el
piloto y se deshizo de su chaqueta, quedándose sólo en su suéter de cuello alto. Mientras se
ponía cómodo, Bill se dio el permiso de hojear sus libretas y ver sus apuntes muy ordenados;
eran de francés, y de pronto hacía garabatos y jugaba al gato seguramente con Georg o con
Emma.

Sonrió.

- ¿Sabes francés? - Preguntó, a lo que Tom bajó la mirada a ver sus manos hojear entre sus
apuntes. Después se encogió un poco.

- Debería saber más. Tengo que tener francés completo una vez me gradúe de la uni. - Bill
sonrió, un poco nostálgico, por sentirse un poco lejos de poder regresar y terminar su carrera;
sentía, que, si no se titulaba, iba a ser muy difícil conseguir dinero que le hiciera poder tener
una vida mucho más bonita.

- Qué guay... - Cerró la libreta y  suspiró, recargando la cabeza en el respaldar del asiento.
Tom se cruzó el cinturón de seguridad y encendió el auto.

- ¿Listo para lo de hoy? - Abrió los ojos para verlo. - Bueno, primero un café; ayer apenas
dormiste, ¿verdad?

- ¿No te dejé dormir? - Preguntó avergonzado. Tom sonrió de lado.
- No fue por algo que tú hicieras. Pero sentía tu presencia muy agitada.

- ...Lo siento...

- No, tranquilo, cada vez que he dormido contigo parece que tienes ese problema. - Bill
asintió, concordando. Recuerda ser niño y no poder conciliar el sueño a menos que su abuela
se lo acostara en el regazo y lo acariciara hasta que lo lograba. Antes de que lo separaran de
sus padres, no solía pasarle nunca.

- Sí...

- Bueno, ¿te apetece cafecito? - Se miraron y fue Bill quien asintió con una pequeña sonrisa
que Tom imitó después.

Fueron en el drive thru y pidieron un americano con leche para Tom y un americano sin más
para Bill. También compró una dona de azúcar para los dos, y estacionó el auto en el parking
para poder desayunar.

Se quedó mirando a Bill, abriendo con sus manos delgaditas el vaso para que lo caliente se
dispersara un poco, y luego pasando los ojos por todo el lugar, hasta detenerse en él y  sonreírle de forma un poco tímida, pero, logrando que más allá de su incomodidad, le
hablara:

- Ayer por la noche tuve un pensamiento un poco extraño... - Comenzó, dejando, con mucho
cuidado, el café en el portavasos. Después cruzó una pierna sobre la otra y se miró las uñas
un poco largas. - Pensé... que quizás lo que me dijiste la primera vez que nos vimos es real.

Tom lo miró; se pasaba las yemas de los dedos por las ojeras, como si funcionara como
masajito para desinflamarse. Sonrió, porque no recordaba exactamente cuál había sido su
primera conversación después de haberse despedido por tanto tiempo.

- ¿Qué te dije? - Se encogió de hombros, pasándose su cabello largo frente a uno de sus
hombros. El derecho.

- Aum... dijiste algo sobre las vidas pasadas... quizás tenías razón... quizás estamos
destinados a estar juntos de una u otra manera... - La sonrisa de Tom se hizo mucho más
grandes, y le dio un golpecito en la pierna, deslizándola hasta su rodilla, donde apretó un
poco.

- Tal vez fuimos hermanos, o tú fuiste mi hijo. - Bill se carcajeó fuerte. - ¿¡Qué?!

- No habría querido ser tu hijo nunca...

- ¿Por qué no?, yo habría sido el papá más guay. - Bill negó mucho, pasándose las manos por
la cara.

- Hermanos, mejor. - Ahora fue Tom quien se rió.
- Vale, fuiste mi hermanito en la vida pasada... - Susurró, acercándose a el para besarle la
mejilla un par de veces. Bill sonrió, alejándose un poco, y después dándole un empujoncito
en el hombro.

- Eres imbécil, ¿no? - Cogió su café para darle un sorbo pequeñito. Y sonrió al escuchar la
risita de Tom, quien cogió la dona de azúcar y la partió a la mitad, dando su parte a Bill. -
gracias...

- Es la mitad, pero porque a donde vamos, necesitamos guardar un hoyito en la barriga.
Bill le dio una mordidita a su dona, y se chupó el dedo impregnado de azúcar.

- Humm... ¿adónde vamos?
- Es una sorpresa. - Bill puso los ojos en blanco.

- ¿Me tengo que poner guapo? - Tom se quedó serio, y un pequeño latigazo le lastimó el
corazón.