Capítulo 29

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Recostado boca abajo en medio de su cama, Park Jimin se estremeció e intentó revolverse. Jungkook no dejaba de arremeter en su interior, sujetando sus caderas con una mano y reteniendo su nuca contra el colchón con la otra.

—Jungkook —le suplicó que se detuviera, con voz ronca. Las lágrimas escapaban por su rostro debido a la sobreestimulación después de haber tenido tantos orgasmos que ya había perdido la cuenta.

—Un poco más, bebé. Aguanta —susurró el alfa contra su oido, inclinándose lo suficiente como para lamer los bordes de la marca.

Aquel simple gesto, ese mínimo roce entre el calor y la humedad de la lengua del alfa envió un escalofrío a lo largo de su columna vertebral, haciéndole estallar en una carga de semen entre las sábanas. Le dolió la garganta ante un nuevo grito de placer, sin que le importaran las futuras quejas de sus vecinos por el ruido.

—Mierda. Me estas... apretando demasiado —gruñó el mayor, encantado con la succión de su polla.

Siguió entrando y saliendo de Jimin, consumido por el deseo que lo envolvía. El vínculo entre ellos enviaba ondas de electricidad que maximizaban las sensaciones de cada toque, llevándolo al borde e inflando el nudo poco a poco.

Aunque le hubiese gustado tomarse su tiempo, ahí estaba, a punto de llenar otro condón y meter su nudo dentro del omega, sólo porque el instinto se lo pedía.

El aire en la habitación se volvió más denso, cargado con las feromonas de celo. A estas alturas, un simple spray neutralizador no serviría lo suficiente como para ocultar aquel delicioso aroma de la nariz de Jungkook, que no dejaba de restregar el rostro encima de la marca y la glándula del pequeño omega. Podía captar cada respiración agitada y los movimientos bajo su peso como si fueran sus propios impulsos.

Recorrió el perfil de Jimin con la vista, memorizando cada expresión de deseo y placer. Hacía tanto que no lo tenía así, doblegado, llorando para que se detuviera pero al mismo tiempo deseando apagar el fuego de su vientre.

El pelirrosa, por otro lado, se aferró a los bordes de la sábana, sus garritas presionando mientras sentía que el mundo a su alrededor comenzaba a desvanecerse, reducido solo a la presencia de su alfa. La piel le ardía con cada toque. No solo era el calor del celo lo que lo consumía, sino también el anhelo reprimido por el hombre que tanto amaba, que ponía todo el peso de su cuerpo encima de él y ahora le cerraba la garganta con los dedos.

—Por favor... —gimió, con la voz entrecortada mientras sus labios buscaban los de Jungkook por encima de su hombro, conectándolos en un beso desesperado, sucio.

El mayor respondió con un gruñido bajo, atrapando los mullidos labios, devorándolos con una intensidad que le robó el aliento. Sintió la salinidad de las lágrimas derramadas entre ellos y le exploró la boca con crudeza, como si a través del contacto quisiera marcar su territorio, porque ese omega delicado y seductor sólo podía pertenecerle a él. No tenía derecho a entregarse de esa forma a nadie más.

—Te ves hermoso, lleno de mí. No tienes idea de lo mucho que te he extrañado, cariño. Te necesitaba tanto...

Jimin arqueó la espalda ante su confesión, empinándose para recibirlo más profundo. El nudo se hinchaba alrededor de su borde y cada vez costaba más la penetración, indicando que Jungkook pronto se correría.

El alfa lo sostuvo con más fuerza, sus labios nunca dejando de adorar a su destinado. Cada beso que depositaba en su cuello, cada suspiro ronco en su oído, estaba cargado de un amor que nunca había dejado de sentir, incluso a pesar de la distancia. Las emociones lo abrumaron, mezcladas con deseo y posesión, un cóctel embriagador que lo impulsaba a querer más, a profundizar esa conexión entre sus almas de todas las maneras posibles.

Esclavo del Placer ║ Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora