12. One Last Time.

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Esa mañana Michael había llegado atrasado al colegio. Se sentía terrible, y claro, eso no era ninguna novedad, pero ésta vez sentía como si en cualquier momento fuese a caer al suelo.

El día anterior había tenido una de sus crisis de comida que experimentaba frecuentemente. Consistía en comer absolutamente todo lo que hubiese a su alrededor sin parar, sin importar nada. Luego vomitarlo todo debido a la culpa.
En su caso la pasó durante un largo rato en el baño, intentando no haber ganado ni un kilo más por su reciente atracón.

En ese momento buscaba su libro de quimica, recordando las mil y un veces que Chris le había dicho que era un miserable.

No pudo evitar observarse al pequeño espejo en su locker cuando notó aquel líquido en su rostro. Sangre.

Joder.

Estaba teniendo otra de esas pequeñas hemorragias en su nariz, y ahora si podía bautizar este dia como el peor.

Con su mano intentó limpiar el área rápidamente, para luego cerrar el casillero y comenzar a caminar por el corredor.

En ese momento se sentía como un bicho de mierda entre aquel gentío. Se preguntaba una y otra vez qué rayos era lo que la sociedad quería para poder aceptarlo. Sí, todos dicen que no debe importarte lo que los demás piensen de tí, pero él solo quería un poco de respeto, quería sentirse normal por un segundo de su vida.

—Michael— escuchó detrás de él aquella voz y volteó la mirada. Luke.

—¿No escuchaste lo que te dije el otro día?— murmuró con fastidio mientras miraba al frente.

—Sé que no me quieres cerca, pero, quisiera que me dieras un segundo para entregarte algo— decía mientras intentaba alcanzar al pelinegro.

—Sea lo que sea, rápido, que estoy llegando tarde a clase— le dijo con un tono de voz severo.

El rubio deslizó el cierre de su mochila y sacó un pequeño album, éste se encontraba decorado con un montón de figuras de un color obscuro, mientras que el fondo era brillante. En la tapa de éste se escribía 'Michael' con letras grandes y llamativas que parecían sacadas de revistas.

—Lo hice yo mismo para tí— comentó el chico de azules ojos. —Son algunas fotos de ambos, y notas que fui recopilando desde hace algunas semanas— se lo extendió para que así lo tomase.

En ese momento Michael se sintió como la peor persona en el mundo.

Estuvo a punto de tomarlo cuando sintió un que la sangre en su nariz salía nuevamente. De inmediato puso su mano sobre el área, pensando que el rubio no lo había notado.

—¿Qué te sucede?

El teñido negó, mientras comenzaba a alejarse del chico. Se sentía mucho más débil que nunca, sus manos habían comenzado a temblar sin parar, y ya veía venir lo que ocurrió a continuación.

Perdió el conocimiento y azotó contra el suelo de aquel corredor lleno de estudiantes.

Luke caminó rápidamente hacia él y se incó, pidiendo que alguien trajera ayuda. Pronto una bola de jóvenes se encontraba alrededor de ambos chicos para observar lo que estaba sucediendo, sorprendidos por lo mal que parecía estar el pelinegro.

Por suerte uno de los profesores llamó a la ambulancia y quizá llegaría muy pronto. Los médicos de la institución se lo llevaron a la enfermería rápidamente e intentaron mejorar su estado de todas las maneras que pudieron.

En poco se encontraba ahí su hermano, haciendo una llamada a sus padres para notificar lo que había sucedido. El rubio se encontraba sentado junto a él en aquella banca a las afueras de la enfermería.

No podía creer como aquel chico se mantenía completamente en calma aún viendo a su propio hermano en ese estado. Quizo decirle algo, pero decidió callar por educación.

—No sé que es lo que haces aquí pero será mejor que te vayas— le dijo Chris molesto, terminando con el silencio.

El rubio rodó los ojos. —Estoy aquí porque él me importa, así que cierra la boca.

—Escucha-

Chris fue interrumpido al escuchar el sonido de las camionetas de ambulancia a las afueras del colegio. Pronto vio como algunos para médicos ponían a Michael en una de las camillas y se lo llevaban rápidamente.

El único que pudo acompañar al teñido en la camioneta fue su hermano.

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—Por favor señora Clifford— rogó el rubio cuando ésta le dijo claramente que no lo dejaría ver a su hijo.

—¿No lo entiendes? No te queremos ver cerca de él nunca más— dijo aquello como últimas palabras antes de regresar al interior del hospital.

En la entrada de éste se encontraban un par de guardias que supervisaban la llegada de todo el personal al hospital, por lo que no tuvo ninguna otra forma de entrar y que decidió esperar afuera.

Se sentó en una banca al frente del lugar e intentó no pensar lo peor en cuanto al estado de su chico.

Sabía perfectamente la causa de todo ésto, y se sentía culpable de no haber ayudado a Michael a tiempo. Y si algo le pasaba, se lamentaría por el resto de su vida.

Porque gracias a él, había dejado de lastimarse, había tenido otra razón para quedarse, y poder luchar en ese infierno.

Y a pesar de que éste no lo deseaba cerca, él siempre le guardaría el mismo cariño incondicional.

El ambiente se ponía cada vez más frío, pero eso no le importo, porque incluso si pasaban días, él se quedaría hasta saber algo de Michael.

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Bueno, hasta aquí el penultimo capítulo, la segunda parte viene pronto y está mucho mejor;)

Me emociona mucho ver la cantidad de nuevos lectores que tengo en toodas mis historias, me soprende que les gusten y agradezco de corazon por todo :'D

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