23.candle

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Casi es el final de el verano y malvel quiso ir a dormir a la casa de candy y dipper se había vuelto a quedar dormido en la biblioteca.

Era el escenario perfecto para los pines, ya era costumbre que de vez en cuando Stanley traiga cosas curiosas o "juguetes" de sus viajes y venían con ellos por la noche, ahora el momento de usarlos era cuando los niños no estaban cerca, justo como ahora. Sabía que tratarían de alejar a dipper en cuanto mavel se fue de la mansión y sabía lo que pasaría cuando ellos llegaran, lo único que no sabía es que es lo que traería está vez.

Cuando llegaron estaba sentado en el borde de la ventana mirando la luna, Stanley fue el primero que me habló y se sentó en la cama para mandarme a que fuera con el, yo solo trague saliva y me pare frente a el mirando al piso, sentí las manos de Ford en mis hombros y sus labios en mi cuello. Yo solo cerré los ojos al sentir como Ford comenzo a quitar mi ropa mientras Stanley sacaba lo que sea que compró está vez ¿Una vela?

Parece que Stanley noto mi confusión porque solo sonrió y me mandó a acostarme en la cama y cerrar los ojos.

Al poco tiempo comenzé a sentir algo caliente caer por mi piel haciendo que sumiera mi estómago por la sorpresa, lo caliente siguió callendo hasta llegar a mis pezones donde alguien comenzó a mover el líquido caliente por mis pezones acarisiandolos en el proceso mientras yo solo apretaba las sábanas entre mis manos.
Las quemaduras pararon y pero yo seguí alerta esperando cualquier cosa, y tal y como predije el líquido volvió a caer pero está vez en mis muslos, era algún tipo de aceite caliente porque se fundía en mi cuerpo cuando lo esperarsian entre masajes y manoseos. Podía sentir como el calor Hiba subiendo haciendo que me asustara al sentir aquella cera aseotosa, había caído en mi vientre y ambos comenzaron a repartirlo entre mis piernas al masturbarme y meter sus dedos mientras derretían aquel líquido sobre mi. El nerviosismo de el fuego tocando aquellas partes tan sensibles me mantenía temeroso y quieto esperando a que todo terminara, mis piernas estaban en los hombros de alguien y mis muslos y estómago cubiertos de cera que se destrozaba en cada estocada.

Mis manos seguían aferradas a las sábanas tratando de contener mi instinto de cubrirme. Fue un alivio cuando termino todo, lo malo es que Ford no se había corrido, aunque el lo arreglo bastante bien.

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