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-¿Cómo se dice, Katsuki?

-Siento haberte golpeado, Ochako Uraraka.

-Bien. ¿Cómo se dice, Ochako?

-Siento haberte empujado y devolverte los golpes que te merecías, maldito zorra inmundo sin pie.... ¡AH, HIMIKO, NO ME TIRES LA OREJA!

-¡Ochako!

-¡Bien, bien, lamento todo, cara de zorra! ¡Himiko!

-¡No lo estás haciendo bien!

-¡Ustedes no se rían!

Pero era imposible evitar que Shoto, Jiro y Mina no se rieran con toda esa irrisoria situación. No cuando minutos atrás Himiko, harta de que la ignoraran, se metiera en medio de la pelea agarrando a Bakugo y Ochako de las orejas, tirando de ellas y separándolos.

Y, en ese preciso instante, Himiko seguía con sus orejas agarradas, diciendo que tenían que pedirse perdón el uno al otro o no los soltaría.

El pobre Shoto estaba riéndose en el suelo, agarrándose del estómago mientras las amigas trataban de contenerse, pero fallando miserablemente.

Ochako murmuró por lo bajo, frotando su mejilla herida por el golpe que le dieron, y miró a Himiko con frustración.

-¿No sé supone que somos novias? ¡Deberías defenderme! ¡Este cara de zorra quería morder tus cachetitos!

-¡Yo no le quería morder nada a nadie, cara de anciana!

-¡Esos cachetitos son míos!

La rubia parecía realmente exasperada, por lo que volvió a tirar de sus orejas haciendo que chillaran.

-Primero que todo -comenzó a regañar pacientemente-, Ochako, tú no querías que me acercará a ti -la aludida desvío la vista, cruzándose de brazos, sin saber realmente por qué había actuado de esa manera cuando solía controlarse.

No sabía porque había actuado de una manera tan celosa cuando Himiko no era una novia de verdad, sino que su mamá sólo la había alquilado porque quería verla con una pareja.

Pero en ese momento no lo había pensado. Ver a la rubia actuando tan linda con todas las otras personas hizo que una parte en su interior deseara ser la única a la que tratara así.

-Segundo -prosiguió Toga, soltando la oreja de Katsuki, que se la frotó con resentimiento para tratar de aliviar el dolor- . Kats es solo mi amigo, nada más.

-¡¿Y por qué a él le tienes un apodo lindo, Himiko?! -protestó Ochako otra vez, sin poder controlarse.

Himiko la miró con lo ojos entrecerrados.

-Pero si a ti te digo Osito, bebé -ronroneó con toda intención de humillarla.

La risa escandalosa de Shoto aumentó, Jiro se cayó de la silla y Mina no pudo aguantar más su risa. Incluso Bakugo tuvo que desviar la mirada para no reírse.

-Cállate, gatita -murmuró Ocha mientras Himiko soltaba su oreja.

La de ojos gatunos comenzó a reírse, y de alguna forma Ochako se sintió mejor al oírla.

Más aún cuando Himiko la abrazó por el cuello, apoyando su mentón en su hombro antes de darle un beso en la mejilla.

-No estés celosa -le susurró a su oído para que nadie más escuchará- . Estos seis meses soy tuya. Luego no volverás a saber más de mí cómo te prometí, Ochako Uraraka.

Sus palabras dejaron un amargo sabor en su boca por algún extraño motivo.

Novia de alquiler - TogaochakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora