13.

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Himiko estaba haciendo ese gesto extraño con la boca, esa sonrisa malévola que nunca avecinaba cosas buenas, todos lo sabían, y Izuku comenzó a sudar frío.

Normalmente, Himiko siempre sonreía, parecía lanzarle flores a todo el mundo, y verla en ese estado era un shock para ellos. Himiko lucía como si fuera capaz de arrancarle la cabeza al pobre del Izuku sólo con sus manos.

El peliverde comenzó a temblar por el miedo, e instintivamente Ochako lo abrazó para tratar de calmarlo. El chico, apesar de de ser más grande y fuerte, Himiko parecía dispuesta a lanzarse sobre el.

—Y tú, Ochako Uraraka —las palabras salieron heladas, sin diversión y la aludida supo que estaba en problemas, porque Himiko nunca la llamaba por su nombre completo a menos que fuera algo realmente serio—, ¿has olvidado que tienes una novia y no necesitas de un puto?

El pobre de Izuku parecía a punto de salir corriendo.

—Oye Himiko, ¡No te pases! —le regañó Katsuki poniéndose de pie, tomando valentía por un breve momento.

Pero la rubia lo fulminó con la mirada y Bakugo decidió que quería conservar su piel ese día.

—No estoy hablando contigo, Bakugo —dijo volviendo a mirar a Ochako y a Izuku—, sino con mi ex novia.

¿Ex...?

—¿Estás terminando conmigo? —preguntó Ochako de forma incrédula, sentía que iba a llorar en cualquier momento.

—¿Y a ti que te parece? —replicó la rubia con desdén.

—¡No pueden terminar, Himi! —gritó Izuku, todavía aterrorizado—. No puedes hacerlo, deja que te lo explique...

Sin embargo, Himiko se limitó a bufar para luego girarse, marchándose a pasos veloces, todavía con esa expresión de ira difícil de ocultar.

—¡Ve... ve tras ella, tú, Ocha! —dijo desesperado empujando a Ochako.

La castaña lo miró atónita.

—No puede estar hablando enserio, no hicimos nada malo... —susurró Ochako, todavía sin creer que de verdad estuviera ocurriendo ésto.

¿Realmente Himiko estaba terminando con ella? ¡Si para empezar, ni siquiera eran novias de verdad!

Y si no lo eran, ¿por qué está ruptura le estaba doliendo tanto? ¿Por qué ver a Himiko actuar así la hirió tanto en lo profundo de su corazón?

—¡Uraraka, escúchame! —se escucho desesperado Izuku—. ¡Debes —un empujón suave—... ir —otro empujón, alejándola completamente—... tras ella!

Izuku parecía querer darle otro empujón, pero entonces alguien lo tomó de los hombros, deteniéndolo y girándole.

—Oye, Zuzu —murmuró Shoto abrazándolo de golpe—, tranquilo, por favor, cálmate.

Izuku abrazó a Shoto, respirando profundo en un intento de calmarse de aquella desesperación.

—¡Ve tras Himiko! —ordenó Bakugo molesto.

Ochako quería replicar, decirle algo, pero escuchar como Izuku estaba desesperado le hizo ver que si dejaba su orgullo se interpusiera, las cosas con Himiko podían quedar rotas para siempre.

Y Ochako no quería eso. Fueran o no fueran novias, Ochako no quería que todo con Himiko se arruinara por un malentendido.

Así que se alejó de los chicos siguiendo el por el que Himiko se había ido, dispuesta a aclararle todo lo que había pasado, esperando encontrársela hecha una furia todavía.

Pero no esperaba encontrársela llorando en una banca como una niña pequeña, desesperada por que alguien la sostuviera.

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Novia de alquiler - TogaochakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora