De los dos años de casado con Erwin, Levi nunca tuvo la necesidad de hacer evidente lo que le pertenecía, lo que ya era suyo. Siempre se consideró alguien muy pacífico en cuanto a su relación, Erwin no le daba motivos para desconfiar, ni él tampoco, por lo que siempre consideró que los celos se debían por falta de comunicación y quizá hasta eran un poco infantil.
Sin embargo...
Sin embargo, esta vez no podía evitar sentir esa molestia en la boca de su estómago, y el enojo que cada vez iba incrementando al ver a aquella chica descarada coquetear atrevidamente con Eren mientras le tendía muestras de embutidos para comprar. El castaño parecía no darse cuenta de ello.
—Tsk... —chasqueó sus dientes.
Los bebés estaban cerca de nacer, Levi ya estaba cerca de terminar los nueve meses, y hasta el momento, todo había ido bastante bien. Se había mantenido en constante chequeo médico para saber que todo iba a lo esperado, y los cachorritos estaban creciendo saludables. Al acercarse la fecha de nacimiento, lo más importante era mantener la alacena llena, puesto que los días posteriores no debía salir. Y tampoco le gustaba la idea de dejar a Eren salir solo sabiendo que habría muchos omegas por ahí al acecho.
Con una marca, se habría evitado. Pero hasta el momento, él mismo le había negado la marca a Eren, primero porque el sexo se había vuelto casi imposible en los últimos meses, y segundo, no quería que pasara por la presión del embarazo.
Así que sí, aún no había marca de por medio. No solo a él le había afectado, Eren se había vuelto extremadamente sobre protector, siempre buscando su aroma.
—Eres un traidor, Jaeger —balbuceó Levi entre dientes mientras trataba de alcanzar varias lechugas del enorme refrigerador del supermercado—. Tienes a tu omega embarazado a solo dos pasillos y ya andas buscando presas —refunfuñó, mirando de reojo como la omega le sonreía al castaño, una sonrisa descarada y coqueta a su parecer.
El carrito de compras estaba completamente lleno. Había de todo lo habido y por haber, verduras, carnes, granos integrales, y prácticamente toda una serie de alimentos que lo mantendrían saludable mientras daba de alimentar a sus cachorros.
Levi tomó en sus manos un rollo de cilantro, y no pudo evitar suspirar con nostalgia. Las cosas iban más que perfectas, eso no lo iba a negar, no obstante, había algo que lo tenía atemorizado; y eso era el nacimiento de sus bebés. Él nunca había pasado por un embarazo antes, lo que significaba que él sería un omega embarazado primerizo, y generalmente siempre habían problemas.
Ya fuese tardías en el nacimiento, desgarres internos, o incluso cesáreas. El primer embarazo siempre era complicado, no quería ni imaginar cómo sería con dos cachorros en labor de parto. Lo único que sabía era del terror que su omega le generaba.
—Amor, mira lo que me dieron en descuento —Eren esta vez se acercó con una enorme sonrisa, mostrando en sus manos unos cuantos embutidos que la joven omega le había ofrecido anteriormente.
Levi rodó los ojos y simplemente asintió.
—Sí ya me dejaste en claro que te encanta coquetear con otros teniendo a tu omega embarazado a unos cuantos pasillos —responde de mala gana.
Eren pestañea confundido.
—¿Qué?
—Nada —sin decir mucho, jala del carrito de compras mientras leía la lista de cosas que hacían falta por comprar, ignorándolo épicamente.
En realidad, la joven que le estaba ofreciendo los descuentos se trataba de una omega muy bonita pero respetuosa, ella ya había visto de lejos que la pareja estaba junta, por lo que amablemente le ofreció al alfa un descuento especial para su omega en cinta. No obstante, Levi no estaba cerca de ellos para saber de qué estaban hablando exactamente, razón que lo llevó a pensar que estaban coqueteando descaradamente con él a tan solo unos metros de distancia al verla sonreír enormemente.
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Don't fall in love with Eren Jaeger - Ereri (Adaptación)
FanfictionDel odio al sexo solo hay un paso... ¿o cómo era? Levi Ackerman era uno de los mejores doctores del piso, arrogante, serio, y para su desgracia, omega. En un mundo donde había escasez de omegas, ser un omega era como una bendición del cielo. Pero no...