No habían pasado dos segundos desde que abrió la puerta cuando una mujer salta a los brazos de ambos y los saluda con alegría. Eren parpadeó confundido, y se quedó estático cuando la señora Ackerman los abraza.
-¡Sean bienvenidos! Por favor pasen, estuve esperando este momento desde hace mucho tiempo -la mujer de tiernas arrugas y canas brillantes sonríe-. ¿Eres el alfa de mi Levi, verdad? -pregunta, mirando directamente al castaño, y este no le queda de otra que asentir tímidamente-. ¡Oh! Pero que guapo eres, yo sabía que mi niño buscaría un alfa de buen parecer y corazón cálido. Agradezco a Dios por haberte puesto en su camino y haberle dado esta preciosa familia, mi Levi merece lo mejor, acabas de encontrar a un buen omega, muchachito -solloza.
-Ay mamá, ya basta... no es para tanto, me estás avergonzando -cierra la puerta, y le dedica una mirada apenada cuando nota la risa indiscreta de su alfa.
La mujer secó las lágrimas que quedaron en el rabillo del ojo y sonrió, mirándolos con amor.
-¡Nada de qué avergonzarse! Pensé que nunca más volvería a verte con un alfa, Levi, pero me alegra tanto que hayas encontrado a tu destinado -junta sus manos-. Como desearía que tu padre estuviera aquí y presenciara los hermosos cachorros que has hecho con tu alfa, estoy seguro que se arrepentiría de todo lo que te dijo, y los amaría mucho...
Inmediatamente Levi se tensó al escuchar a su padre en la conversación, hace mucho tiempo había olvidado su recuerdo, y tan solo la mención lo hizo estremecerse.
-Yo jamás hubiera dejado que les pusiera una mano encima, no te equivoques mamá -dijo entre dientes, sintiéndose incómodo.
-Levi... sé que él en el fondo no lo decía en serio... -comenta su madre con pena. A decir verdad, ella recordaba al señor Ackerman como un alfa admirable que cuidaba a su familia.
Pero por supuesto los recuerdos de Levi iban a ser diferentes después de tanto dolor qué pasó en sus manos. Eren notó esto, y le dedicó una mirada preocupada.
-No tienes que hablar de eso si no quieres, cariño. Mejor pasemos la página.
El azabache asintió y disimuladamente trató de limpiar esa lágrima que bajó por su mejilla cuando recordó todas esas memorias desagradables que tuvo con su padre. En algún momento creyó que ni siquiera lo quería por haber nacido como omega, aunque también admitía que hubieron pocos momentos agradables.
Sin esperarlo, justo en ese momento uno de sus bebés despertó y comenzó a llorar con fuerza, casi sintiendo el dolor en el lobo de su padre, así que Levi lo arrulló en sus brazos, moviéndolo suavemente para calmarlo. Al menos, solo fue uno, el otro bebé que Eren tenía en brazos aún permanecía dormido.
-Déjame llevarlo a la cuna -pidió su madre, refiriéndose al bebé dormido en los brazos ajenos.
Levi miró al alfa y asintió, permitiéndole que le diera su cachorro a su madre. A veces los alfas podían volverse sobre protectores con los recién nacidos, tanto así que no permitían que nadie más, a excepción del omega y de él mismo, tocara al cachorro, así solo para prevenir le dio el asentimiento.
Eren entonces le entregó el bebé a la señora Ackerman, y esta sonrió contenta, mirando al bebé entre sus brazos.
-Mientras yo viva, nunca dejaré que les hagan daño -susurró, besando la cabecita del bebé para posteriormente subir a la habitación.
Eren esta vez miró a Levi, quien había tomado asiento en el sofá más grande para mimar al cachorro, desafortunadamente este seguía llorando sin parar, algo que comenzaba a excavar en sus nervios.
-¿No será que tiene hambre? -pregunta.
-Creo que tienes razón, desde el hospital no han comido nada -concuerda Levi.
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Don't fall in love with Eren Jaeger - Ereri (Adaptación)
FanfictionDel odio al sexo solo hay un paso... ¿o cómo era? Levi Ackerman era uno de los mejores doctores del piso, arrogante, serio, y para su desgracia, omega. En un mundo donde había escasez de omegas, ser un omega era como una bendición del cielo. Pero no...