"Amor, deseo y consecuencias decidirán entre el bien y el mal de un corazón y entre el amor y el odio de la perdición".
Dudas y confusión hay por todas partes, y no hay ningún sitio que los salve de ello, Nyari por fin cedió terreno y dejó que algun...
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Nyari
Permanezco en la segunda planta, avanzo a la baranda y observo a mi alrededor, varios de los lugares que Ethan me mostró fueron algo inesperado, sin embargo, creo que este lugar si era algo que esperaba. Lo raro sería que Ethan no frecuentara algún club nocturno en el pasado.
—Escuché que había vuelto, pero no imaginé verlo aquí —menciona una mujer a mi costado, mientras sonríe mirando fijamente en una dirección.
Sigo su la dirección en la que mira y...
—Tiene que ser un chiste —mascullo entre dientes.
—Es en serio, creí que ya lo habías superado —sigue la conversación entre las dos mujeres.
—Yo también —menciona la mujer al mismo tiempo que se arregla el vestido haciendo su escote más pronunciado—, pero solo míralo, es mucho más apuesto ahora.
—Quieres apostar —digo hacia la mujer de cabello castaño.
—¿Me hablas a mí? —la mujer muestra indiferencia y me mira de pies a cabeza.
—Sí —respondo directamente.
—¿Quién eres tú? —cuestiona la mujer enarcando una ceja.
—No importa, no necesitamos presentaciones y siendo sincera no me importa conocer tu nombre o historia.
—Eres extranjera, pero hablas muy bien el idioma, aunque pareces fuera de lugar —vuelve a mirar mi atuendo.
—¿Es un no como respuesta? —cuestiono y ella me mira con más indiferencia.
—Soy una buena persona —finge preocupación—, no te metas en problemas, este no es buen lugar para provocar a las personas.
—Entonces es un no —demuestro apatía, doy media vuelta y vuelvo a mirar por la baranda hacia el centro de la pista donde hay varias personas bailando.
—¿Qué quieres apostar? —pregunta con interés y dibujo una sonrisa en mis labios sintiendo un poco de diversión.
Giro y ambas miramos a Ethan a un par de metros, él mira en nuestra dirección y segundos después le entregan dos bebidas.
—La primera que consiga que ese apuesto hombre baile con ella en el centro de la pista gana.
—Supongo que el premio es él —afirma la mujer.
—Supones bien.
—Acepto y espero no te desilusiones.
—No querida —dibujo una sonrisa maliciosa—, hoy no es mi día de desilusiones y respecto a que eres una buena persona, yo no lo soy en absoluto, pero si tú realmente eres buena, no te pasará nada.
—De verdad tienes grandes problemas de personalidad y delirios de grandeza.
—No considero mi personalidad un problema —admito sin mucha importancia—, delirios de grandeza... jamás. Eso solo aplica para las personas que creen posee cualidades, talentos o conocimientos excepcionales que en realidad no tiene.
