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Narra Fiddleford

Fueron pasando los días y con Stan nos distrajimos tanto con la máquina que ni siquiera abrimos la cabaña como habíamos dicho, parecíamos dos locos desenfrenados.

Cualquiera diría que es estresante, pero realmente, desde que conocí a este chico y estuve aquí, mis pensamientos se tranquilizaron, de hecho... no me dieron ganas de utilizar esa pistola borra memorias que se había convertido en una adicción.

Igual... esto es raro, tengo recuerdos muy borrosos sobre Ford y este lugar, esa máquina ¿En verdad qué buscábamos conseguir con ella? Y, ¿Por qué mierda borré mi memoria? Si no hubiera sido así... podría colaborar más.

Al intentar pensar en todo eso, mi cabeza comenzó a doler, mucho. Era insoportable.
"¿Qué es esto? ¿Es buena idea arreglarla? ¿Tan malo fue lo que pasó?"
Pensamiento tras pensamiento me empezaron a invadir, lo que volvió a causarme ansiedad; ¡Mierda! ¿De verdad mi mente tiene que ser tan débil? Retiro lo dicho, tal vez pueda usar la pistola para relajarme, solo un poco...

Fui hacia mi mochila para agarrarla, pero en el momento que lo hice me interrumpieron.

- Buen día - mierda, se despertó Stanley.

- Hola. - inconscientemente quedé helado ante Stan, obviamente lucía raro.

- ¿Estás bien? Pareces algo...

- Estoy bien, no te preocupes.

- ¿Que hacías tan temprano? Y, ¿Qué carajo es eso? - me preguntó señalando la pistola borra memorias.

- No es nada. - la guarde rápido para no causar incomodidad

- Mhm. - me miro incrédulo - si te vuelvo a ver con eso y no me explicas que es, te obligaré.

- Eh, bueno.

- Bueno.

Quedó un silencio incómodo, siempre nos pasaba, y solo nos mirábamos fijo durante segundos.

- ¿Vamos a desayunar? Muero de hambre. - habló él.

- Vamos. Lamento haber hecho ruido.

- Tranquilo, de todos modos ya hay que preparar la cabaña del misterio, y tú me ayudarás ¿verdad? - me cuestiono a lo que le sonreí y asentí, por alguna razón, siempre que le sonreía, se ponía súper rojo y nervioso. - Bueno - tosió apropósito - vamos.

Fuimos a desayunar unos panqueques (que hizo Stan) y café; en realidad yo no debería consumir tanta cafeína por el hecho que esta no colabora con mis altos niveles de ansiedad, pero da igual. Necesito estar despierto y ayudar a Stanley.

Luego, nos dirigimos a lo que sería la tienda, él me explicó todo lo que se hacía ahí, también se quejaba de que no podía solo y todos sus problemas, en realidad se desahogó más de lo que me explicó sobre cómo debía trabajar, pero está bien.
Con lo poco que me dijo comencé a ayudar, era divertido en realidad, este tipo de trabajos también me gustaban, aunque me costará socializar, también disfrutaba mucho ser amable con las personas y ayudarlas.

- ¿Nunca pensaste en buscar empleados?

- Tuve un par, pero no duraron ni una semana, los únicos que buscan trabajo son adolescentes vagos y que encima roban las cosas, por eso los despido.

- Deberías buscar mejor, seguro hay personas realmente interesadas.

- Eso espero. Por ahora solo te tengo a ti. - cuando me miro, volvió a darme una de sus lindas sonrisas, la cual me dejó mirándolo embobado. - Eh, ¿qué tienes?

- ¿Qué? Oh, lo siento, estaba pensando en algo.

- No hagas eso, me asustas. - se rio y me golpeó el brazo, a lo que también me reí, pero avergonzado.

Seguimos trabajando, hoy hubo mucha gente a la que le interesaba un montón la cabaña, me ponía contento que Stan pueda tener un trabajo, en pueblos así era algo complicado, por esa razón estuve como un vagabundo por tanto tiempo.

Se hicieron las 19:00 y cerramos la cabaña, muy cansados.

- Estoy agotado.

- Yo también estoy cansado, Fidds.

- Tal vez podemos descansar un poco de la máquina... - en realidad no me molestaba trabajar, no estaba tan cansado, pero, con lo que me había pasado hoy no quería ver a esa máquina.

- Tienes razón, tal vez nos haría bien relajarnos...

- Incluso nos concentraríamos mejor, si seguimos haciendo todo apurados no la arreglaremos más.

- Es verdad, debo dejar de estar como un loco con esa cosa... pero me preocupa mucho al mismo tiempo, solo espero que Ford esté bien.

- Lo está. - dije agarrándolo del hombro. - Él es la persona más inteligente y capaz que conocí en mi vida, estará bien.

El morocho me dio una sonrisa tierna, pero me percaté que tenía los ojos vidriosos, entonces mi reacción más rápida fue abrazarlo; esta vez no fue un abrazo "normal", fue uno más... íntimo, ya que, mientras yo lo abrazaba él se hundió en mi pecho dejando salir lágrimas.

- Lo siento. Lo siento. - decía mientras sollozaba.

- Tranquilo... todo va a estar bien.- le acariciaba la espalda para que se relajara, él se iba aliviando mientras lloraba, hace cuánto tiempo será que no se desahogaba.
Por otro lado, mis ojos también comenzaron a ponerse vidriosos, en el fondo yo también sentía culpa y extrañaba a mi mejor amigo...

Juntos nos consolamos el uno al otro durante un largo rato, terminando en el sofá en una posición ¿rara?, no lo sé; estábamos sentados y yo pasaba mi brazo por detrás de él mientras él apoyaba su cabeza en mi hombro. Era muy bonito estar así con Stan.

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Continuará.

¡Gracias por leer!

Just us; FiddleStanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora