♡°•Mente traicionera•°♡ [Fiddlestan-Fiddauthor]

Capítulo 8. "Pequeño short"

Llevaban ya 4 meses trabajando en ese maldito portal y los dos se sentían de la mierda ya que no dormían por varios días solo por terminarlo, sus ojos estaban llenos de ojeras y sus cabellos estaban desordenados. El escritorio de Fiddleford estaba lleno de tazas que alguna vez habían tenido café vacías.

Hace tiempo no salían del sótano, tal vez salían de vez en cuando para tomar uno que otro aperitivo o hacer sus necesidades en el baño pero de ahí en más no salían para otra cosa. De verdad necesitaban un descanso.

Fiddleford se encontraba haciendo una soldadura cuando empezó a cabecear, se estaba quedando dormido y casi se quema, por lo que decidió que ahí debía parar todo. -Oye, Stanford, creo que... necesito un descanso. Subiré a arriba para tomar una ducha y dormir un poco. ¿Vienes?- Stanford no quería parar ahí, estaban ya algo cerca de poder terminarlo pero de verdad necesitaba una buena ducha, así que asintió a su compañero y subieron juntos.

Fiddleford entró a la bañera primero, se sintió demasiado bien sentir el agua tibia recorrer su cuerpo desnudo. Mientras que en la cocina estaba Stanford preparaba huevos estrellados.
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La siguiente narración tendrá escenas muy explícitas para algunos, e incluso contiene cosas algo fetichistas, si no te gusta este tipo de contenido entonces puedes solo retirarte del capítulo.

Al terminar de almorzar y ducharse.

Fiddleford se puso su pijama, la cual era algo revelador, un short el cual no le llegaba ni a las rodillas pero para el era algo cómodo. Se quedó dormido en su habitación mientras abrazaba una almohada.

Stanford recogía los platos que se habían utilizado en el almuerzo, los lavo y al momento de ir a su propia habitación vio como la puerta de Fiddleford estaba abierta y solo se escuchaban ronquidos suaves de adentro por lo que decidió acercarse a cerrarla para que su compañero tuviera su privacidad, pero al notarlo con ese short tan pequeño sintió su cara arder.

-Tranquilízate... es solo Fidds, ¿por qué me sucede esto?- Pensó Ford ya que en su cabeza se empezó a imaginar escenas algo explícitas con su compañero y era algo notorio en sus pantalones holgados.

Decidió que trataría de calmarse escribiendo alguna tontería en su diario pero nada le servía, su ereccion comenzaba a doler. Necesitaba liberación, pero a Stanford no le gustaba masturbarse, en toda su vida no había sentido la necesidad de masturbarse tan seguido y las pocas veces que lo hizo se le hacía algo asqueroso al terminar con su manos manchadas, pero, su instinto lo traicionó. Una mano había deslizado directamente a uno de sus muslos inconscientemente, lo que hizo que su ereccion rogara por ser tocada.