Determinación Renacida

9 3 0
                                    

La sala de la UA estaba llena de actividad, pero para Raiden y Reiju, todo parecía distante. Ambos habían sido atendidos por sus heridas, pero la frustración y la tristeza los envolvían como una nube oscura. Sentados en sus camas, miraban al suelo, sintiéndose atrapados.

"¡No puedo creer que hayamos sido tan débiles!" exclamó Raiden, apretando los puños con fuerza. Su voz era un susurro cargado de emoción. "Deberíamos haber podido enfrentarlos."

Reiju asintió, su mirada perdida en el piso. "Siempre hemos sido fuertes. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no pudimos hacer nada?" Su voz temblaba, mezclando enojo y tristeza.

Hannabi, que había estado en la habitación con ellos, los observaba con preocupación. "Chicos, no se castiguen. Giran es un enemigo muy fuerte. Hicieron lo mejor que pudieron en una situación terrible."

"¡Eso no es una excusa!" interrumpió Reiju, su voz aumentando de tono. "Si hubiéramos estado más concentrados, no estaríamos aquí. ¡Deberíamos estar luchando, no recuperándonos!"

Mirai entró en la habitación, sonriendo, pero su expresión cambió al notar la tensión en el aire. "¿Qué pasa? ¿Por qué están tan angustiados?"

"¡Nos sentimos débiles, Mirai!" gritó Raiden, sus ojos brillando con frustración. "No pudimos protegernos ni a nuestros amigos. ¿Cómo podemos enfrentar a Giran ahora?"

"Escuchen," dijo Mirai, acercándose a ellos con empatía. "No se trata de ser perfectos. Todos enfrentamos dificultades. Lo importante es que estamos aquí, y tenemos a nuestros padres apoyándonos. Juntos, podemos ser más fuertes."

Los gemelos se miraron, sintiendo una leve chispa de esperanza, pero la frustración seguía latente. "No podemos quedarnos aquí," dijo Reiju, levantándose con determinación. "Necesitamos salir y prepararnos."

"¡Sí! ¡No quiero quedarme de brazos cruzados!" exclamó Raiden, tomando la decisión. "Vamos a salir de aquí."

Sin esperar respuesta, los gemelos se dirigieron hacia la salida, ignorando las protestas de los médicos que intentaban detenerlos. "¡Chicos, esperen!" gritó Hannabi, pero ellos estaban decididos a no rendirse.

Al salir del hospital, se encontraron con el bullicio de la UA. Las luces brillaban y la actividad de los héroes llenaba el aire, pero la sensación de impotencia todavía pesaba sobre ellos. "¿Dónde están nuestros padres?" preguntó Raiden, buscando entre la multitud.

"Seguramente están en la sala de estrategia," respondió Reiju, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. "Vamos a encontrarlos."

Mientras caminaban con firmeza, Reo y Mirai se unieron a ellos. "Nosotros también estamos listos para luchar," dijo Reo, con una determinación que desmentía su corta edad. Sus ojos brillaban con la firmeza de un niño que había visto demasiado, pero que aún creía en la justicia.

"¡Así es! Juntos, somos más fuertes," añadió Mirai, tomando la mano de su hermano. Sus palabras resonaban con un sentido de unidad.

Mientras avanzaban por los pasillos, Raiden miró a su alrededor. "¿Creen que Giran vendrá aquí? No quiero que nos vuelva a lastimar." Su voz era un susurro, pero la inquietud se podía ver en sus ojos.

"No lo sé," respondió Reiju, mirando a su hermano. "Pero si viene, no lo dejaremos ganar esta vez. Tenemos que demostrar que somos más fuertes que él."

Con cada paso, la presión sobre sus hombros parecía aligerarse. Las risas y conversaciones de otros estudiantes resonaban en el aire, recordándoles que no estaban solos. "Quizás podemos entrenar juntos," sugirió Reo, animado por la idea. "Si trabajamos en nuestros poderes, seremos más fuertes."

"¡Sí! Podemos hacer un plan," dijo Mirai, sonriendo. "Podemos unir nuestros poderes y aprender a controlarlos mejor."

Al llegar a la sala de estrategia, el ambiente cambió. Vieron a sus padres, en medio de una reunión con otros héroes, discutiendo cómo enfrentarse a Giran. Cuando sus padres los vieron entrar, la conversación se detuvo.

"¡Raiden! ¡Reiju!" exclamó Kyoka, corriendo hacia ellos. Su preocupación se transformó en alivio al verlos a salvo. "¿Cómo se sienten?"

"Estamos bien, mamá," respondió Raiden, aunque su voz estaba cargada de inseguridad.

"¿Dónde estaban? ¡Nos asustaron!" dijo Denki, agachándose para abrazarlos. "¡Nunca más hagan eso!"

Reiju sonrió, pero el peso de la frustración aún estaba presente. "Lo sentimos. No queríamos preocuparlos. Solo... nos sentimos débiles."

"Escuchen," dijo Shoto, acercándose con una seriedad que solo un padre podía tener. "No importa lo que suceda. Todos enfrentamos momentos difíciles. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante."

"Exactamente," añadió Momo, acariciando el cabello de Mirai. "Ustedes son fuertes, más de lo que creen. Y juntos, con su familia, pueden lograr cualquier cosa."

Raiden y Reiju se miraron, sintiendo la calidez del apoyo de sus padres. "¿De verdad creen eso?" preguntó Reiju, su voz llena de esperanza.

"¡Por supuesto! ¡Ustedes son héroes!" gritó Hannabi, sonriendo ampliamente. "Y siempre lo serán, no importa lo que pase."

Con cada palabra, la frustración de los gemelos comenzó a desvanecerse, reemplazada por una renovada determinación. Sabían que no estaban solos y que sus padres siempre estarían allí para apoyarlos.

"Está bien," dijo Raiden, levantando la cabeza. "Estamos listos para aprender y luchar. No dejaremos que Giran nos venza."

"¡Sí! ¡Juntos, siempre seremos más fuertes!" añadieron Mirai y Reo al unísono, sonriendo con renovada energía.

Con el corazón lleno de determinación, los jóvenes héroes sabían que la lucha apenas comenzaba, pero estaban listos para enfrentarlo todo juntos. La unión de sus fuerzas y el amor de sus padres serían su mayor aliado en la batalla que se avecinaba.

𝕊𝕚𝕘𝕦𝕚𝕖𝕟𝕥𝕖 𝕟𝕚𝕧𝕖𝕝 (𝔹ℕℍ𝔸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora