Las Sospechas de Mina y Kirishima

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El ambiente en la casa se había calmado, pero la tensión seguía presente. Raiden y Reiju habían empezado a trazar nuevas estrategias mientras los gemelos menores, Jin y Kenji, jugaban con Mia y Shoka en el jardín. Por otro lado, Reiji, Kasui y Hanabi se encontraban practicando movimientos de combate, mientras Izaya observaba desde la ventana con su expresión analítica de siempre.

—No podemos bajar la guardia —comentó Mirai, sentada junto a su hermano Reo en el sofá. Estaban revisando un libro que encontraron en la casa, aunque su atención claramente estaba en los planes de Raiden y Reiju.

—No lo estamos haciendo —respondió Reo, creando pequeñas figuras de hielo que luego derretía con un leve toque de calor generado por Mirai—. Pero, siendo sinceros, esto no será suficiente si nos vuelven a encontrar.

Reiju levantó la vista del plano que estaba dibujando en una hoja improvisada.

—Exactamente. El problema no es si nos encuentran, sino cuándo. Ya sospechan demasiado.

Raiden asintió, cruzándose de brazos mientras sus ojos eléctricos parecían analizar la situación desde todas las perspectivas posibles.

—Lo importante es no perder el control. Si se dan cuenta de quiénes somos, todo nuestro futuro estará en peligro.

Mientras tanto, en la U.A., Mina Ashido estaba sentada junto a Kirishima en la cafetería. Su expresión mostraba la mezcla de diversión y curiosidad que siempre la caracterizaba, pero esta vez había algo más detrás de sus ojos brillantes.

—Kiri, ¿no crees que esos niños eran un poco... raros? —preguntó, girando la cuchara en su taza de café.

Kirishima, quien estaba masticando un trozo de carne, levantó la vista con una ceja arqueada.

—¿A qué te refieres, Mina? Solo parecían... perdidos.

—No lo sé, hay algo en ellos que no encaja. ¿Cómo pudieron entrar al área de investigación sin activar ninguna alarma? —respondió, apoyando la barbilla en su mano—. Además, ¿te fijaste en cómo hablaban? Parecían demasiado maduros para ser niños.

Kirishima reflexionó por un momento, recordando las interacciones con el grupo. Especialmente, pensó en Reiji, el niño de piel rosada y cuernos pequeños.

—Bueno, uno de ellos... me recordó a alguien.

—¿Sí? ¿A quién? —preguntó Mina, inclinándose hacia él con interés.

Kirishima se encogió de hombros, tratando de restarle importancia.

—No sé, tal vez solo estoy imaginando cosas. Pero había algo familiar en uno de los chicos, como si hubiera visto esa actitud antes.

Mina chasqueó los dedos, como si hubiera tenido una revelación.

—¡Eso es! ¡Eso mismo sentí! Uno de ellos me recordó a Bakugo, ¿no crees? El que era todo desafiante.

—¿Kasui? —preguntó Kirishima, rascándose la cabeza—. Ahora que lo mencionas, sí.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, procesando la información. Finalmente, Mina se levantó de golpe, con una expresión decidida.

—Tenemos que averiguar más sobre ellos.

—¿Cómo planeas hacerlo? —preguntó Kirishima, claramente preocupado.

Mina sonrió de manera traviesa.

—Reuniendo al equipo, por supuesto. Vamos a buscarlos.

En la casa, los niños del futuro continuaban con sus actividades cuando una leve vibración en el aire llamó la atención de Jin. Se acercó a la ventana, observando cómo un grupo de personas se acercaba a la propiedad.

—Tenemos compañía —anunció, su tono tranquilo pero alerta.

Raiden y Reiju dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron a la ventana. Al reconocer a los estudiantes de la clase 1-A, Raiden soltó un suspiro de frustración.

—No pueden dejarnos en paz, ¿verdad?

—Bueno, al menos no intentaron irrumpir esta vez... todavía —respondió Reiju, ajustándose el cabello mientras observaba al grupo.

Kasui fue el primero en abrir la puerta, con los brazos cruzados y una expresión desafiante que reflejaba perfectamente a su padre.

—¿Qué quieren ahora?

Mina, quien lideraba al grupo, dio un paso adelante con una sonrisa que no lograba ocultar su determinación.

—Solo queremos hablar.

—¿Hablar? —preguntó Reiji, cruzándose de brazos mientras se unía a Kasui en la puerta—. ¿No tuvimos suficiente charla la última vez?

—No exactamente —intervino Kirishima, con su habitual tono amistoso—. Solo queremos entender cómo llegaron aquí y por qué estaban en el área de investigación.

Antes de que Raiden pudiera responder con su habitual sarcasmo, Izaya intervino, manteniendo su tono calmado.

—Ya explicamos todo. No tenemos nada más que decir.

Mina no parecía convencida.

—¿De verdad? Porque he estado pensando, y hay algo que no me cuadra. ¿Cómo un grupo de niños puede esquivar la seguridad de U.A.? Y no solo eso, su forma de hablar, su actitud... todo parece demasiado... calculado.

Los niños intercambiaron miradas nerviosas. Aunque habían previsto que los estudiantes de la clase 1-A volverían, no esperaban que alguien empezara a armar un rompecabezas tan rápido.

Reiju fue la primera en tomar la palabra.

—Tal vez estás pensando demasiado. Somos solo niños, después de todo.

—¿De verdad? —preguntó Mina, inclinando la cabeza mientras la miraba con curiosidad—. Porque tú y tu hermano parecen demasiado... sincronizados. Como si estuvieran acostumbrados a trabajar juntos en situaciones serias.

Raiden dio un paso adelante, su mirada electrizante enfrentándose a la de Mina.

—¿Y qué tiene de malo estar sincronizados? Somos gemelos.

—No es solo eso —intervino Kirishima, quien había estado observando a Reiji—. Hay algo más. Por ejemplo, tú —señaló a Reiji—, ¿por qué tienes un don que parece tan... familiar?

Reiji apretó los dientes, pero antes de que pudiera responder, Kasui intervino.

—¿Y qué si nuestros dones les parecen familiares? No tienen derecho a interrogarnos.

Bakugo, quien había permanecido en silencio hasta ese momento, soltó una risa burlona.

—Tienes agallas para hablarme así, mocoso.

—Lo aprendí del mejor —respondió Kasui, con una sonrisa desafiante que hizo que Bakugo frunciera el ceño.

La tensión aumentó, pero fue Mirai quien la rompió al dar un paso adelante.

—Si no confían en nosotros, está bien. Pero no vamos a quedarnos aquí para responder preguntas inútiles.

Deku, quien había estado observando en silencio, finalmente intervino.

—No queremos pelear. Solo necesitamos entender qué está pasando.

Shoka, quien había estado escondida detrás de Jin, murmuró en voz baja:

—Esto no va a terminar bien...

Jin le dio un leve empujón en el hombro, susurrando:

—Relájate. Lo tenemos bajo control.

Raiden y Reiju intercambiaron miradas, sabiendo que la situación estaba al borde de estallar. Finalmente, fue Izaya quien dio el paso definitivo.

—Estamos cansados de esta discusión. Si quieren seguirnos molestando, al menos tengan una razón válida.

Deku lo observó con atención antes de asentir.

—Está bien. Pero no bajaremos la guardia.

El grupo de la clase 1-A se retiró, pero el peso de sus sospechas quedó en el aire. Dentro de la casa, los niños del futuro comenzaron a preparar nuevas estrategias, conscientes de que el enfrentamiento final estaba cada vez más cerca.

𝕊𝕚𝕘𝕦𝕚𝕖𝕟𝕥𝕖 𝕟𝕚𝕧𝕖𝕝 (𝔹ℕℍ𝔸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora