Capítulo 10: Las nubes lloran, el arcoíris aparece y el sol observa

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『010: Las nubes lloran, el arcoíris aparece y el sol observa 

『010: Las nubes lloran, el arcoíris aparece y el sol observa 』

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Desperté lentamente, encontrando la luz tenue de color plateado de la luna desde la ventana externa y la luz blanca artificial del hospital filtrándose a través de la ventana interna. Todo era un poco borroso, como si estuviera viendo el mundo a través de un cristal empañado. Intenté recordar lo que había sucedido antes de perder la conciencia, pero solo había fragmentos: una oleada de ira, la sensación de que todo se desmoronaba a mi alrededor. La voz de Hannibal resonando en mi mente, repitiendo un "no" que se sentía como un eco interminable antes de que todo se volviera negro.

Me senté en la cama mientras mis ojos se ajustaron a la oscuridad y, al mirar a mi lado, me encontré con una escena que me pareció extrañamente familiar. Hannibal estaba allí, sentado en una silla, su cabeza reclinada hacia atrás, los ojos cerrados. Su mano atrapaba la mía con una suavidad que me hizo sentir segura, incluso en medio de la confusión. La calidez de su agarre era reconfortante, y por un momento, me dejé llevar por esa sensación.

A medida que mi mente se despejaba, empecé a observar la habitación. Todo era blanco y estéril, el olor a desinfectante flotando en el aire. En una esquina donde estaba el sofá, vi a una figura masculina relajada, también dormida, su expresión tranquila, como si estuviera en un sueño profundo. Pero, ¿Qué había pasado? Mi mente giraba en círculos, tratando de encajar las piezas del rompecabezas. Sentí un nudo en el estómago al recordar la ira que había sentido, cómo había dejado que me consumiera. Era como si estuviera atrapada en un bucle sin fin, una espiral de emociones que no sabía cómo controlar.

Bostece e intente tapar mi boca con mi mano izquierda y fue cuando me di cuenta que tenía una venoclisis, la bolsa elevada ya casi terminaba. Mi vista volvió a la esquina cuando el cuerpo se movió un poco, una cabellera oscura y lentes se reflejaron. ¿Era Will?

Me moví lentamente, con cuidado logré deslizar mi mano fuera de la de Hannibal y me levanté de la cama. El suelo era frío bajo mis pies descalzos, pero no me importó. Caminé hacia el sillón, tanto como el cordón del suero me lo permite. Mis ojos fijos estaban en Will. Su cabello, distintivo y desordenado, brillaba a la luz de la luna, y por un segundo, deseé poder tocarlo, sentir que estaba realmente allí. Sonreí ante tal acción que quería realizar, era mi castaño favorito.

Justo cuando me agaché para inspeccionar más de cerca, sentí un movimiento detrás de mí. Hannibal se había despertado, lo vi de reojo, y una mezcla de inquietud y curiosidad me invadió.

— Emily —susurró, su voz suave pero firme— debes descansar.

— No tengo sueño —respondí, mi voz apenas un murmullo. No podía apartar la vista de la esquina. — Quiero saber quién es la persona acostada en el sofá.

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