Althea, despierta una mañana en un mundo desconocido, frente a Hannibal Lecter, el asesino caníbal al que admira. Pero hay un giro sorprendente: ahora es una niña y tiene amnesia. Mientras intenta comprender su situación, descubre que su presencia e...
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La luz de la tarde se filtra a través de las ventanas de mi oficina, creando un ambiente cálido y acogedor. Sin embargo, mi mente está en un torbellino. Emily ha estado en mi vida por un tiempo ahora, y cada interacción con ella me deja más confundido que la anterior. Hoy, me encuentro analizando su comportamiento, buscando respuestas que a menudo escapan a mi comprensión.
Desde el primer día que la conocí, supe que había algo singular en ella. Su capacidad para escuchar, para hacer preguntas que desnudan las capas de la psique humana, es notable. Pero hay más; su forma de interactuar conmigo es casi lúdica. Ella juega, no solo con los ingredientes de las galletas que horneamos, sino también con mis propios demonios.
Recuerdo aquella noche, mientras la masa se mezclaba, y ella me preguntó por qué mentí. La pregunta me tomó por sorpresa. No sabía a qué se refería, pero el hecho de que lo notara me inquietó. ¿Qué tipo de conexión estábamos forjando?
Emily, en su inocencia, parece buscar algo en mí. Tal vez una figura paterna, o quizás una forma de redención. Su afirmación de que soy el mejor papá resonó en mi mente. La ironía no se me escapó; yo, un hombre con un pasado oscuro, siendo visto como un modelo a seguir. Pero cuando le pregunté por qué lo dijo, su respuesta fue directa. Quería hacerme feliz. Su deseo de complacerme, de ver en mí lo que ella anhela, me dejó en un estado de confusión.
"Porque pensaba que te haría feliz," dijo. Esa frase se quedó grabada en mi mente. ¿Qué tipo de felicidad podía ofrecerle? ¿Era posible que ella viera en mí algo que yo mismo no podía?
La conversación se tornó más profunda cuando mencionó que había mentido. "No era la única razón" dijo, refiriéndose a su deseo de hacerme sentir mejor. En ese momento, comprendí que estaba tratando de mentirse a sí misma. La idea de tener otra figura paterna, alguien que la quisiera de verdad, era un refugio para ella. La vi llorar en silencio, y algo dentro de mí se rompió. La protección que sentí hacia ella era abrumadora, un instinto que no sabía que poseía.
Esa mezcla de dolor y deseo de protegerla me alteró. ¿Qué significaba esto para mí? ¿Era solo un juego de homicidio, o realmente tenía la oportunidad de ser algo más?
La confusión me consume. ¿Cómo puedo ser el monstruo que ella ve como un padre? La idea de ser una figura paternal para Emily es tanto un alivio como una carga. En su mirada, veo la esperanza, y en mi corazón, siento el peso de mis elecciones. La lucha interna entre mi naturaleza y el deseo de ser alguien mejor se intensifica cada día. Cada risa compartida, cada momento de conexión, me acerca más a una verdad que temo aceptar.
