Capítulo 7: Remolinos de Agua y Azúcar

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『07: Remolinos de Agua y Azúcar 』

『07: Remolinos de Agua y Azúcar 』

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Había llegado el fin de semana y, como había predicho, estábamos aparcando en las instalaciones del FBI. Sentía un ligero nerviosismo al pensar en conocer a más personajes; hasta ahora, solo había interactuado con él y, en parte, con Franklin.

Él abrió la puerta y me ayudó a bajar. Llevaba un vestido lila que caía por debajo de las rodillas, con mangas cortas que mantenían parcialmente ocultos los vendajes en mis brazos. Sin embargo, no debía preocuparme por eso, ya que llevaba un abrigo de color neutro y algo afelpado que cubría mis heridas.

Ahora, en un lugar público, sentía las miradas prolongadas sobre mí. Era irónico, porque siempre había buscado aceptación y compañía, pero en ese momento no podía evitar sentirme incómoda al ser el centro de atención. Las miradas ajenas me atravesaban como flechas, y mientras intentaba mantener la compostura, una parte de mí anhelaba desaparecer entre la multitud. El bullicio del lugar, las risas y las conversaciones a mi alrededor parecían amplificarse, convirtiéndose en un eco distante. Me preguntaba si las personas que me observaban podían saber quién era yo en realidad.

Él sostenía mi mano mientras caminábamos juntos, y jugueteaba con el dobladillo de su chaleco, echando miradas hacia mí de vez en cuando, como si quisiera asegurarse de que estaba bien. No estaba sudando, y eso era un gran logro. Me repetía que solo era una visita al doctor y que pronto volveríamos a casa, como si intentara recrear la misma rutina de él, pero esta vez con muchas más personas a nuestro alrededor. ¿Podría estar el asesino aquí? La pregunta rondaba en mi mente mientras avanzábamos.

No recordaba nada de la vida de Emily y Hannibal no me ha presionado para nada en el tema y yo tampoco quería hablar de eso por obvias razones.

Desde mi posición, observé a lo lejos a una mujer de melena de rulos rojizos que se acercaba con un ritmo firme de tacones. Con blusa magenta y falda lápiz gris; era Freddie Lounds. Aunque ya sabía algunas cosas sobre ella, el aire a su alrededor parecía estar siempre cargado de ambición.

Hannibal, estaba a mi lado, y sentía su presencia protectora. No recordaba nada de mi vida antes de él. Freddie se acercó con una sonrisa astuta, como si estuviera a punto de lanzar un ataque de preguntas.

—Dr. Lecter —saludó, su voz llena de interés—. He oído rumores sobre una de las familias más ricas de Baltimore. ¿No cree que sería un gran artículo?

Lo miré de reojo. Sabía que Hannibal no se dejaría llevar por la presión de los medios. Su calma era casi palpable, pero podía sentir una ligera tensión en el aire.

—Freddie —dijo, su tono suave pero con un matiz de advertencia—, las historias que se cuentan pueden tener un impacto profundo en las vidas de las personas.

El Velo de la MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora