My Exception | J.Jungkook

16. Su persona favorita.

La mansión estaba tranquila. Sunhee jugaba en su habitación, sus padres trabajaban y el idiota no había dado señales de vida desde el domingo. Ya han pasado dos días, quizás sea costumbre en él desaparecer así, o quizás… haya vuelto a discutir con su padre.

Un nudo de inquietud se instaló en mi estómago y me reprochaba a mí misma el hecho de que lo que le sucediera me afectara. No tenía por qué. Él no debía importarme.

Pero lo hacía.

— Tierra llamando a Hyerin — Sohye pasó su mano frente a mis ojos y me sobresalté —. ¿Estás bien? Llevas rato mirando fijamente a la pared. ¿Te pasa algo? ¿O te sientes mal?

— No, no — negué varias veces con mis manos — Todo está bien, solo me quedé pensando en algo.

— Ok — sonrió dulcemente —. Pero sabes que me puedes contar lo que quieras. Soy una tumba.

Selló su boca como si fuera un zíper y yo sonreí.

— No te preocupes, todo está bien. Por cierto, ¿cómo van los preparativos de la fiesta de cumpleaños?

— Oh, sí — Sohye corrió hasta una de las gavetas que se hallaban en un pequeño aparador y sacó un cuaderno — Eunsoo me hizo una lista de todo lo que debo comprar.

La observamos por un momento cuando una voz masculina nos tomó por sorpresa sobresaltandonos.

— Buenos días — era el chico con el que había chocado hace unos días. El hermano mayor de Jungkook: Minhyuk.

— Buenos días, señor Minhyuk — Sohye hizo una reverencia —. ¿Le gustaría que le sirviera el desayuno?

— No, muchas gracias, Sohye, solo voy a tomar un poco de agua — El chico caminó rumbo al refrigerador y agarró una jarra. Su vista se posó en mí y me tensé — ¿Oh, eres la nueva niñera de Sunhee verdad? Hyerin.

Me sorprendió que recordara mi nombre y quién era, pues solo nos habíamos topado una sola vez.

El chico caminó hacia mí y estiró su mano.

— ¿Cómo has estado? —preguntó con una sonrisa amistosa.

Hasta ese momento no me había percatado de lo patética que parecía. No había movido ni un músculo, me quedé tiesa observándolo como una completa lunática hasta que una alarma sonó en mi cabeza.

¡Reacciona!

Observé su mano y la estreché con la mía.

— Eh… he estado bien, muchas gracias, señor Minhyuk.

El chico sonrió y despeino un poco mi cabello. Mis mejillas estaban más calientes que una jodida hornilla.

— Por favor, no me llames, señor, puedes decirme Minhyuk.

— Muchas gracias, señor d-digo Minhyuk — jodeeerr ¿podía ser más patética?

— Así está mejor — Minhyuk volvió a despeinar mi cabello levemente y la voz chillona de la ofrecida se escuchó a mi espalda, frenando al chico al instante.

— Buenos días, señor Minhyuk — pasó por nuestro lado caminando con arrogancia —. No debería tratar al personal doméstico de esa forma, puede que confundan su amabilidad con algo más —miró por encima de su hombro hacia nosotros y sonrió burlona —. No suelen ser muy inteligentes.

Ahora sí, mi rostro estaba al rojo vivo, pero no era de vergüenza sino de rabia. Quería estrangular a esa estúpida con mis propias manos.

Minhyuk caminó nuevamente hasta el refrigerador y guardó la jarra dentro de este. Observó a Yoona por un segundo y negó con la cabeza.