#7: Desprecio

7 0 0
                                    

El pelician comenzó a despertar, no estaba en todos sus sentidos, quería descansar un poco más, ese sentimiento de no querer despertarse o hacer un movimiento, aunque sabemos que eso no es del todo posible. Quizás podría una excusa para no hacer su trabajo o horarios. Cuándo empezó a abrir los ojos, sintió una gran resaca, posó su mano sin guante en su frente, siempre que tomaba hasta emborracharse, terminaba demasiado mal, además de que siempre estaba en algun lado dónde se preguntaba cuando habia llegado allí.

Se dió cuenta de que la cama se sentía demasiado diferente, se quedó de rodillas, dejando que su visión de adaptará, estaba algo oscuro, la ventana estaba cubierta por cortinas, cuando su visión se adaptó, miró alrededor dándose cuenta de que ese lugar, no era su cuarto. La decoración estaba llena de fotos, la mesa de noche tenía un envase pildoras, había pósters de las competencias de poker que se solían dar cada octubre, junto a las carreras y apuestas por las peleas a muerte, casualmente era mencionado en estás.

Se estuvo preguntando, ¿En dónde estoy? Hasta que su olfato finalmente de despertó, cerró los ojos, comenzando a olfatear desde su posición, el aroma más fuerte era de... Manzanas y canela.

Un escalofrío subió por todo su cuerpo, al suspirar temblando, un gas rojo salió, el aroma a drogas lo alarmó, se tapó la boca con tal de no expulsar más, trataba de calmarse  pero algo no le permitía eso. Seguía intentando, pero solo hacia que ese gas rojo saliera de sus fauces creadoras de todo tipo de gas.

— Por favor, ¿Cuantos tipos de gas vas a crear? ¿El gas afrodisíaco, el gas somnifero, el gas de las drogas? ¿Quieres que siga? — Habló la voz del demonio de su cabeza, Soul no estaba contentó, y tenía sus motivos.

El pelician trataba de calmarse, debía controlar su respiración, ignoró la voz del demonio para irse calmando, cerro los ojos con la intención de no ver nada, ni oír nada. En algún punto funcionó, pero accidentalmente creó otro tipo de gas, uno de color violeta oscuro, el aroma era lavanda.

— ¿Que es esto? — Preguntó en un susurró mirando esa nube de gas violeta.

— Oh, uno nuevo. Ese sirve para dar pesadillas — Contestó aquel demonio.

No le importó, ya estaba muy cansado, quería irse de allí, no quería ver a Pico. Se levantó dándose cuenta de que su ropa era diferente, se levantó con cuidado, caminó al espejo de la habitación. Tenía una camisa holgada de color blanco con un signo de calavera negra, un short gris que dejaba ver sus piernas muy ajustado, haciendo ver su trasero más grande, unas medias blancas.

Se miró en el espejo, no tenía nada, se miró las manos, eran negras, con garras y lo que le más le avergonzaba, tenía almohadillas, como las de un gato. Nuevamente se miró en el espejo, se acercó para tocar su reflejó, su cuerpo llenó de manchas lo hacían ver como una vaca, se tocó el cuello con la almohadilla de sus dedos, tocando una cicatriz.

— Parece que me decapitaron — Se burló de si mismo con una sonrisa fingida.

— Y literalmente te decapitaron — Comentó con desdén el demonio.

— ¿Quieres callarte? — Exclamó el pelician mirando dónde podía ver al demonio.

— ¿Para qué? ¿Para que puedas continuar despreciandote a ti mismo? — Preguntó con sarcasmo el demonio.

El pelician no contestó.

— Eso creí — Dijo el demonio para desaparecer de la vista.

El pelician se quedó completamente callado, se tocó el cuello sintiendo su cicatriz, miró hacia su reflejó, sintió un mal sabor de boca, odiaba su cuerpo, odiaba como era su vida ahora, odiaba todo, se odiaba así mismo. Sintió algo bajar por sus mejillas, se miraba en el espejo, tocando con delicadeza las lágrimas que escapaban.

«𝔼𝕣𝕖𝕤 𝕦𝕟 𝕥𝕣𝕒𝕚𝕕𝕠𝕣» PicoXBFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora