*Arte a quien corresponda*
Este one shot contiene:
*Violencia física y violencia sci-fi.
*Lenguaje altisonante.
*Escenas sexuales.
Lea bajo su propia responsabilidad.
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― ¡Maldita sangre sucia! ―Exclamó Draco, presa de un ataque de furia que cobró la integridad de las almohadas de su dormitorio en Hogwarts.
Había salido del baño, luego de mirar por sí mismo la huella del puño de Granger en su cara. Una marca irregularmente redonda se extendía por su ojo izquierdo y una parte de su nariz. Gotas de sangre de la misma y de su labio superior habían caído en su camisa blanca, enardeciendo su ira.
Tres toques en la puerta eran la señal que él le había dado a sus secuaces, Crabbe y Goyle para indicarle que la sala común había sido vaciada y él podía salir sin impedimentos hacia la enfermería. Cuando Madame Pomfrey miró la marca en su cara, enarcó una ceja.
―Las peleas están prohibidas en el Colegio, señor Malfoy ―dijo mientras extendía una pomada de color verde oscuro sobre su piel, haciendo que ésta le hormigueara por unos instantes.
―No fue una pelea ―mintió Draco ―iba corriendo con unos amigos y no me fijé que iba directamente hacia una puerta.
―Una puerta hecha de la madera del sauce boxeador, por lo que veo ―Draco endureció su mirada hacia la enfermera. Ella limpió los restos de la grasosa pomada con un trapo blanco, impregnado en un líquido transparente, con una viscosidad más alta que la del agua. Pero, al contrario de lo que él pensó, el nuevo ungüento se absorbió con rapidez en su piel sin dejar rastros. ― Procure tener más cuidado la próxima vez que vaya corriendo, ―madame Pomfrey miró las manchas en la camisa de Draco ― ¿quiere que limpie eso por usted?
―Yo lo hago, gracias ―dijo, a regañadientes y salió de la enfermería, disparado hacia los jardines tras los invernaderos.
Solamente él conocía ese lugar. Alguna vez pensó en mostrárselo a Vince y a Greg, ¡vaya! Incluso pensó en llevar a Pansy a ese lugar para poder tocarla sin que nadie los viera pero, cuando sintió la paz de ese espacio, tomó la decisión de quedarse callado.
Ahí, en la soledad de su santuario, dio rienda suelta a su odio por Hermione Granger. Una sangre sucia que no solamente se atrevía a ser mejor que él en todas las materias, sino que, había tenido la osadía de golpearlo frente a sus amigos y los de ella.
Por un momento se imaginó su puño impactando contra la cara de la chica pecosa y una sonrisa malévola se extendió por su cara. Su mente siguió mostrándole imágenes de él golpeándola hasta dejarla tirada y sangrando en el suelo pero, la idea de tener su sangre muggle pegada en su piel blanca y noble lo hizo descartar la idea.
Luego, pensó en que tal vez sería mejor conjurar cuerdas envenenadas para inmovilizarla mientras le lanzaba hechizo tras hechizo y, así, no tendría que tocarla mientras le enseñaba una lección.
Eso lo decidió todo. Tenía que esperar un momento en que ella estuviera sola, sin Potter ni Weasley para acorralarla y enseñarle su lugar en el mundo: debajo de su bota, suplicando piedad.
― ¿Estás segura que no quieres quedarte a descansar un momento? ―Le preguntó Harry. Se había recostado en la camilla junto a Ron, ambos mirando a Hermione.
―Totalmente, aún tenemos algunos exámenes y quiero aprovechar para...
―Estudiar ―le contestaron ambos chicos, sonriendo entre sí.
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14, 000, 605
FanfictionSolamente en una vida, ellos no vivieron felices para siempre. Estas historias son versiones en las que sí pueden estar juntos.