Samhaín.

54 2 0
                                    

Para recordar las viejas costumbres y promover la unión entre los alumnos del colegio. Dumbledore y McGonagall anunciaron el baile de Samhaín. 

La costumbre dictaba que en Halloween solamente se hiciera una cena y luego, en cada sala común, los alumnos podían realizar diferentes tipos de celebraciones pero, ante los actuales acontecimientos y la alta probabilidad de una guerra, los profesores decidieron hacer un evento más grande donde todas las casas estuvieran involucradas.

En las pizarras de anuncios de cada casa, se colgaron letreros donde estaba escrito que sería un festival con música, comida y antiguos rituales y, para este evento estaban invitados todos los alumnos de todos los grados, con una única condición: sería una fiesta de máscaras.

―Esto va a ser interesante ―dijo Ginny cuando pudo ver el anuncio junto a Hermione, Parvati y Lavender―. Tenemos dos meses para preparar nuestros disfraces y, aún mejor, nuestras máscaras.

Las otras dos chicas se emocionaron pensando en los detalles que podrían usar para verse impresionantes ese día, pero, para Hermione, eso significaba una cosa: investigación.

Un par de días después, ya lo tenía todo decidido. Había ido a la biblioteca a buscar información sobre las primeras edades en el mundo mágico y, a través de las ilustraciones, pudo ver que las mujeres de la época usaban largos vestidos, entallados del torso y muy amplios en la parte de las piernas.

Mientras que sus amigas habían ido a Hogsmeade para conseguir sus disfraces, ella le había escrito a su madre para pedirle uno de los viejos vestidos de su abuela. Su madre le había contado que, en su juventud, la abuela Granger era conocida por ofrecer espléndidas fiestas de disfraces y, casualmente, ella guardaba muchos de sus antiguos vestidos.

Uno de ellos era el favorito de Hermione: de color rosa oscuro, mangas amplias, escote generoso y, el detalle que más el gustaba era el sobrevestido café con bordado dorado que le daba al vestido una nueva perspectiva. Los lazos se cruzaban debajo de sus pechos y sobre sus costillas y, a partir de la cintura, una larga falda, con el mismo bordado de hilo dorado hacía que el disfraz se viera impresionante.

Por todo el castillo no se escuchaba otra cosa que el festival de Samhaín. Ya se sabía que se llevaría a cabo en los lindes del bosque prohibido, en los jardines entre la cabaña de Hagrid y el estadio de quidditch. El itinerario marcaba que, primero, todos los alumnos serían llevados a Hogsmeade para pedir dulces en el pueblo y, al regresar al castillo, se daría inicio con las festividades.

― ¿Ya sabes qué vas a usar, Draco? ―Preguntó Pansy, melosamente pegada al brazo del chico rubio con cara de mortal aburrimiento.

Draco se encogió de hombros ―tengo algunas ideas pero, no sé si podré ir.

Pansy hizo un puchero, haciendo que Draco rodara los ojos ― ¿por qué? ―Preguntó con voz lastimera.

―Tengo cosas más importantes de las cuales ocuparme este año ―no le había dicho a nadie más que a Theo y a Blaise pero, su padre lo había obligado a tomar la marca durante los últimos días del verano y, Voldemort en persona le había encomendado la tarea de reparar el armario evanescente para que un grupo de mortífagos pudieran invadir y apoderarse del colegio.

―Yo creo que deberías ir, amigo ―Theo estaba recostado sobre el sofá, con las piernas apoyadas en la mesita del café mientras jugaba con un cubo de colores. Le lanzó una mirada fugaz al rubio ―creo que son de esos momentos que solamente nos sucederán una vez en la vida y, no estaría mal el poder disfrutar un poco de las tonterías que planearon los profesores.

―Además ―Blaise entró a la conversación, bajando una carta mientras la arrugaba en una bola―, podemos hacer que esta fiesta sea más divertida ―enarcó las cejas dos veces, con la mirada cargada de malicia.

14, 000, 605Donde viven las historias. Descúbrelo ahora