Hampstead.

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La tarea era sencilla: capturar a los padres y a la chica. Entregárselos al Señor Tenebroso para que él pudiera divertirse torturando a la chica frente a sus padres y luego a ellos antes de matarlos a todos. Todo para hacer que Potter saliera de su escondite.

Corban Yaxley, Antonin Dolohov y Draco Malfoy fueron encomendados para esa tarea. Tal vez habrían enviado a uno de ellos si sólo se tratara de la pareja de muggles pero, su hija era una bruja, "la más brillante de su generación", así que, los tres quisieron tener los flancos cubiertos.

Los dos hombres y el joven se aparecieron de noche.

Las luces estaban prendidas en las farolas, iluminando la calle desierta. Dentro de las otras casas del vecindario en Hampstead, los vecinos de los Granger se encontraban viviendo sus vidas tranquilamente, ignorando que, dentro de poco el caos y la destrucción se cernirían en ese lugar.

Las ventanas mostraban la iluminación tenue que venía de los focos en el techo y en las lámparas. El ruido de la televisión llegaba atenuado hasta los oídos de los hombres afuera de la casa. 

Mirándose entre ellos, avanzaron hasta que sintieron que habían traspasado una barrera, seguido del maullido incesante de miles de gatos.

― ¡Mamá, papá! ―El ruido de pasos apresurados se combinó con la voz de Hermione mientras las sombras de los que deberían de ser sus padres, avanzaban rápidamente hasta otra de las habitaciones.

Yaxley apuntó su varita hacia la puerta, haciéndola estallar en pedazos, haciendo que varios gritos aterrorizados sonaran por la casa. Dolohov lanzó un hechizo hacia arriba, haciendo que el maullido cesara.

Pero no solamente se callaron los maullidos. Todo el ruido proveniente de la residencia Granger había sido silenciado. Los tres mortífagos se detuvieron apenas un par de pasos dentro de la casa.

―Hay algo raro ―dijo Draco, luego miró a Dolohov con una sonrisa torcida ―no eres tan poderoso como para haber silenciado todo aquí.

El insulto dio en el blanco, Dolohov vio con rabia a Malfoy ―tienes suerte de que tengamos otras cosas que hacer, por que si no...

― ¡Compórtense los dos! ―Ladró Yaxley―, tenemos una misión, sepárense...

La voz del mortífago fue silenciada por un ruido de pasos y susurros. Por medio de señales con las manos, Yaxley le indicó a Dolohov que se ocupara del sótano, Draco tendría que ir arriba mientras que él se encargaría de buscar en la sala, la cocina y el jardín.

Al darse la vuelta para subir las escaleras, Draco notó que la puerta de entrada estaba intacta y cerrada, sin ningún rastro de haber sido volada en pedacitos hace solo unos momentos. Miró a Yaxley y ambos asintieron, entendiendo que tenían que tener cuidado.

***

En el sótano.

Dolohov bajó las escaleras lentamente, encontrándose con una puerta de madera con un pomo dorado. Lanzó un hechizo, intentando detectar si la chica Granger había colocado encantamientos protectores pero, nada. 

Sonrió con sus dientes torcidos mientras extendía su mano hacia el pomo de la puerta.

― ¡HIJA DE PUTA! ―El mortífago gritó mientras se agarraba la mano. Una gran G se había grabado en la palma de Dolohov mientras sus dedos se caían de su mano, enegrecidos y casi deshechos, como si fueran pedacitos de carbón ya consumidos. El dolor y la ira se arremolinaron en él mientras pateaba la puerta, abriéndola y sacándola de sus goznes.

El grito de una mujer sonó antes de dar paso a un jadeo ahogado.

― ¡Por piedad, no me haga daño! ―Ahogando el dolor, Dolohov intentó ver a la anciana que había hablado.

14, 000, 605Donde viven las historias. Descúbrelo ahora