Yule

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*Arte por dara_art*

― ¿Por qué eres así, Malfoy? ―Preguntó Hermione limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano.

― ¿A qué te refieres? ―Draco la miró, enarcando una ceja, con su típica sonrisa torcida.

― ¿Qué es lo que te he hecho para que me trates así? Y―, dijo cuando vio que el rubio abrió la boca ―antes de que saques ese estúpido pretexto de la "pureza de sangre", te invito a que lo pienses mejor―. El gesto de Draco flaqueó débilmente―. Eres más brillante que todas las idioteces que te han enseñado toda tu vida.

― ¿Así que reconoces que soy mejor que tú? Vaya, Weasley te destruyó esta noche ¿cierto?

― ¿Ron? ―Dijo Hermione apretando los puños, intentando controlar el temblor en su voz, provocado por el dolor.

―Te oí gritándole a la comadreja que te invitara al siguiente baile, Granger―. Se recargó en el muro detrás de él, cruzando los brazos, exudando confianza―. De hecho, dudo que exista alguien en el castillo que no haya escuchado la forma tan patética en la que le declaraste tu amor a Weasley―. Draco se separó de la pared y caminó lentamente rodeando a Hermione, como si fuera un depredador, analizando por donde atacar a su presa―. Para ser la "bruja más brillante de nuestra generación", no tienes el mejor de los gustos.

La voz de Malfoy resonó por la terraza en la que la había acorralado. Se encontraba de pie, detrás de ella, no lo suficientemente cerca como para volver a golpearlo ni, tampoco lo suficientemente lejos como para no sentir la calidez de su aliento contra la piel desnuda de su nuca. Un ligero olor a whisky de fuego llegó hasta su nariz.

―Déjame en paz ―aprovechando que ya no le bloqueaba el paso, Hermione casi corrió hacia las escaleras cuando unos largos y fuertes dedos se enroscaron bajo su codo.

― ¿Por qué, Granger? ¿Por qué no eres tan valiente como cuando estás con tus amiguitos? ¿Te asusto? ¿Te asusta el darte cuenta que tengo la razón?

Hermione luchaba, intentando mantener la compostura a la par que luchaba por zafarse del firme aguarre de Draco―. No sabes nada de mí Malfoy―, dijo con los dientes apretados, tratando de controlar el temblor en su voz―. Nada de lo que digas sobre mí será verdad porque no sabes hacer otra cosa que repetir como un loro todo lo que te han enseñado.

Draco soltó una cruel carcajada ―sé más de lo que crees, Granger. Sé que dedicas tu vida a demostrar que eres mejor que nosotros, que los que venimos de familias mágicas de verdad. Pero, ¿sabes lo que es realmente triste? ―Draco sonrió, y esa sonrisa torcida era un arma contra su adolorido corazón. ―Que no importa cuánto estudies, cuánto trabajes o cuánto lo intentes... al final, siempre serás una intrusa.

Las palabras de Draco golpearon con precisión quirúrgica, y Hermione sintió un nudo formándose en su garganta. Pero no iba a dejar que él la viera derrumbarse. No otra vez.

―Entonces, dime, Malfoy: si soy tan insignificante, ¿por qué no puedes dejarme en paz? ―dijo con la voz rota, pero desafiante.

Draco parpadeó, y por un breve momento, su expresión flaqueó. Fue un instante apenas perceptible, pero suficiente para que Hermione lo notara―. Porque es divertido verte luchar ―replicó, recuperando rápidamente su máscara de indiferencia. ―Es como ver a un pez fuera del agua, intentando respirar.

―Eres patético ―escupió Hermione, sus ojos ahora llenos de lágrimas que se negaba a dejar caer. ―Un cobarde que se esconde detrás de las ideas de su familia porque no tiene el valor de pensar por sí mismo.

―¿Crees que soy patético? ―susurró Draco con un peligroso tono bajo y mordaz en su voz―. Entonces, ¿qué dice eso de ti, que me dejas ponerte así? ―Hermione no pudo más. Su mano se alzó para golpearlo, pero Draco, con reflejos que le habían servido bien en el campo de Quidditch, atrapó su muñeca en el aire―. ¿Otra vez? ―dijo él, casi burlándose, pero había algo en su tono que había cambiado, algo más contenido.

14, 000, 605Donde viven las historias. Descúbrelo ahora