El verano siguiente, cuando las luciérnagas volvieron a llenar los campos, Leonardo le pidió a Vera que lo acompañara de nuevo. Ella, sonriendo, aceptó sin dudarlo. Y bajo el mismo cielo estrellado de luces centelleantes, Leonardo le tomó las manos y le susurró al oído:
—Mi deseo se cumplió, Vera. Gracias por enseñarme a amar de nuevo.
Y ella, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad, le respondió:
—El mío también se cumplió, Leo. Encontré un hogar en tu corazón.
Y así, bajo el cielo de luciérnagas, sellaron su amor con un beso eterno, sabiendo que mientras las luciérnagas volaran en Valdeluz, su amor brillaría con la misma intensidad, iluminando incluso las noches más oscuras.
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BAJO EL CIELO DE LUCIÉRNAGAS
RomansaEn el místico pueblo de Valdeluz, escondido entre colinas y ríos susurrantes, Vera encuentra algo inesperado: una chispa de esperanza en Leonardo, un chico marcado por la pérdida. Mientras el dolor de su vida anterior la consume, se siente atraída p...