Cruzada de piernas arriba del pequeño sillón, los minutos pasan y su estúpida atracción por la chica que se está maquillando a un paso de donde se encuentra no colabora lo suficiente porque la culpa junto a la vergüenza no dejan de atacar su existencia.
Son pasadas las doce y lo único que tiene en el estómago es una porción pequeña de fideos cortos y una bebida energizante. Quizá sin quererlo, su alimentación cada día es peor y su delgadez se hace más notoria. Los nervios y las cosas escondidas que no puede expresar libremente provocan que las ganas de comer algo mínimo desaparezcan por completo.
Escucha cómo la puerta del baño se abre para después cerrarse. Trata de mirar de forma disimulada la presencia de la muchacha vestida de negro la cual se peina el fleco pelirrojo mientras camina hasta su ubicación. Sus miradas rápidamente se encuentran. Olvidan por alguna razón la discusión catastrófica que tuvieron la noche anterior y, simplemente, terminan por esbozar una sonrisa a medias.
Después de todo, viven juntas en el mismo monoambiente y son conscientes de que si quieren tener una buena convivencia... el perdón es importante. Igualmente, a veces, parece que dejan esa cuestión de lado porque ha habido ocasiones en las que no se hablaron por más de dos días.
Yong Sun es increíblemente histérica, y Moon Byul es el ser humano más orgulloso del mundo. Con esas descripciones, es sumamente obvio que cuando propusieron irse a vivir juntas ninguna de las dos estaba analizando con profundidad la gravedad del asunto. Ambas siendo realmente distintas entre sí y con el malhumor a flor de piel... ¿cuánto más podrán estar de esa manera? Es que la cosa es fácil de comprender... hasta cierto punto. Yong Sun detesta con todo su ser el maldito perfeccionismo de Moon Byul de intentar ponderar el silencio cuando cada rincón del espacio arde más que un incendio. Moon Byul no soporta la tranquilidad de Yong Sun para limpiar y mantener el orden.
Yong Sun únicamente es pacífica con los quehaceres del hogar. En el resto de su vida, es un sufrimiento constante. Toma medicación a escondidas y trata de no perder la cabeza. Incluso, suele fumar cuando Moon Byul no está. Se acomoda en la bañera y permite que el agua caliente la abrace mientras el sentimiento de arrepentimiento por desear a su mejor amiga la devora en cantidades enormes.
Moon Byul también tiene sus problemas. Envuelta en una relación con un famoso "casi algo" y el hecho de que se da cuenta de que su familia no la apoya... ejerce en su mente un pensamiento negativo persistente. A pesar de eso, Yong Sun la hace reír y no miente cuando dice abiertamente que su parte favorita del día es a la hora de cocinar para las dos.
Los ojos de Yong Sun brillan deseando internamente que la chica sea "eso" que tanto anhela. Un amor correspondido. No pretende padecer un amorío de Disney repleto de cariño y pétalos de flores divinas... solamente sentir un acercamiento mutuo. Ver una película abrazadas, no lo suficiente, pero saber que Moon Byul es más que una simple amistad que empezó en la escuela.
Apoya el libro en la mesa diminuta a uno de sus lados. La desesperación y los celos crecen porque entiende que en cualquier momento la bocina del coche viniendo del chico que le gusta a Moon Byul sonará lo suficientemente fuerte para dañar sus tímpanos y lograr hacerla sentir mucho peor de lo que está.
Se quita los lentes de contacto notando la mirada inexpresiva de Moon Byul. Sus brazos se estiran bostezando en el proceso. El tiempo pasa y la cita no llega. Yong Sun se levanta poniéndose las pantuflas. Sigue sintiendo los ojos nerviosos en los movimientos que hace. Ahora calienta un poco de agua para tomarse otra taza llena y amarga de café. Nadie habla hasta que Moon Byul realiza una pregunta que nunca tendría que haber salido de su boca:
- ¿Soy fea?
Yong Sun se queda completamente en blanco. Quiere toser, pero ni eso llega a hacer.
- ¿Yong?
- Él se lo pierde, Moon Byul. - nuevamente, está acostumbrada a la frialdad de Yong Sun para decir ciertas cosas. Aparta la chaqueta negra de su cuerpo hasta quedar en el vestido que eligió horas antes. La chica más baja ha dejado de mirarla. Sabe que está muy concentrada comiéndose las uñas. Sabe que esa acción es otro de sus síntomas por su mismo nerviosismo. Observa el objeto llenarse y su expresión decaída de siempre.
En lo que va de la noche, Yong Sun no ha hecho ningún chiste ni tratado de sacarle una sonrisa divertida a propósito con algún comentario fuera de lugar.
Otra vez la distancia entre las dos es un inconveniente. Desea darle un abrazo y no sentirse perdida por el enojo que percibe al notar que no es la única chica en su vida. Sale con diversas mujeres, solo que jamás menciona a alguna de ellas, inclusive se enteró porque su prima le comentó que la vio besándose y bailando junto a una chica rubia una noche que salió. No quiere nada serio, pasa el momento y después regresa al lugar que comparten a desayunar juntas. Ve con desilusión un chupón cerca de una de sus clavículas y siente en el aire un perfume de mujer contrario al suyo.
Tristeza y decepción.
¿Por qué sentimientos como esos la persiguen?
Se quita la ropa de noche mientras una lágrima baja por uno de sus ojos. Ahora no está maquillada y no comprende si es una buena idea pedirle a Yong Sun dormir en la misma cama. El miedo la atrapa. Llueve y él no manda más mensajes. Sale de su cuarto observando que la chica ha vuelto a la posición en la que estaba minutos antes. Vuelve a la lectura acomodando de vez en cuando sus anteojos. Conoce tan bien su inseguridad por usarlos en la vía pública... por eso los lentes de contacto... obligar a su cabello a ser lacio cuando es rizado y azabache. Hacerse una cola de caballo y utilizar ropa informal sin dejar de beber cafeína y leer otro de sus libros sobre Ciencia Política. Tener la suficiente confianza de mostrarse tal cual es... frente a alguien que no es buena persona con ella 24/7. El malhumor se instala por cuestiones tontas, y la única perjudicada es Yong Sun.
Moon Byul es consciente de sus actos. Con frecuencia, la trata mal y no mide sus palabras. En momentos así, cada una se encierra en su habitación y no vuelven a verse hasta la mañana siguiente. Se enfadan con facilidad, y no han dejado de chocar desde la primera instancia, pero no se alejan, y el agarre se convierte en uno más pesado y duro. Son mejores amigas desde la escuela secundaria. Son personas repletas de inconvenientes, y saben que si hay un tercero no resultaría de la misma manera relacionándose como siempre.
Yong Sun conoce a Moon Byul, y viceversa. Tienen códigos. Dicen cosas para después arrepentirse. Pero no se sueltan. No lo desean.
La pelirroja toma asiento a su lado. Yong Sun apenas mira de reojo para verificar su próximo movimiento. Con dos tazas ubicadas casi a la misma altura y perfectamente acomodadas en la pequeña mesa ratona de madera, el silencio sigue estando presente. Moon Byul se moja los labios con el líquido marrón oscuro. Necesita oírla insultarla, expresar que es una tonta por confiar otra vez en un hombre inmaduro y más chico de edad que ella el cual solo pretende llevarla a la cama. No le exige nada, no le pide absolutamente nada, no puede, simplemente termina por apoyar su cabeza en el hombro ajeno. Resignada, Yong Sun no se espanta o trata de manifestar que el contacto es incómodo para ella, al contrario, cierra los ojos por un momento cuando huele el shampoo de coco viniendo del pelo rojo.
Aleja el libro de su tacto y suspira. Su boca encuentra la frente de Moon Byul. Es apenas un roce, pero la última eleva las comisuras.
- Pon la película que quieras, ya que no salimos a ningún lado esta noche, por lo menos veamos algo, ¿no? - Moon Byul finalmente sonríe.
- Gracias, Sun...
- ¿Por qué?
- Por arreglar constantemente mis desastres.
- Te mereces todo lo bueno, Byulie... todo.
Un abrazo. El tan esperado abrazo.
Su relación es más que especial, y eso nadie puede negarlo.
[...]

ESTÁS LEYENDO
Vicious Circle [moonsun]
Fanfiction➤ Terminaron encontrándose mutuamente sin esperarlo. Sus vidas y personalidades nunca llegaron a parecerse. Aun así, volvían una y otra vez a verse. [...]