La vez que le confesó a su madre que sentía algo más que solo un simple cariño por Moon Byul, esperó mínimamente un golpe de su parte, pero no, lo único que hizo fue decirle que a Dios no le gustan esas cosas y que es cuestión de tiempo que su enamoramiento desaparezca por completo.
Tenía dieciocho cuando, prácticamente, fue obligada a salir del clóset. Cabizbaja y llorando, le expresó a su progenitora que su vida no estaba bien. Ella la abrazó con tanta fuerza que sus lágrimas se hicieron más notorias y constantes. Le pidió perdón por no haber sido aquello que alguna vez, seguramente, deseó. Así, los próximos meses fueron un calvario, encerrada en su habitación comiendo libros y contestando mensajes de gente desconocida, supo que el tiempo estaba pasando lo suficientemente rápido como para sentir que la tristeza no parecía tratar de alejarse de su ser.
Actualmente todo sigue igual. Sus visitas con la psicóloga no han sido las mejores en las últimas semanas. Todavía no logra abrir su corazón completamente. Su alma está lastimada y en silencio. Es difícil hablar cuando no quiere, cuando directamente no puede. Años cerrando la boca y viviendo de una manera ajena a lo que soñó alguna vez de niña. A pesar de que siempre tuvo la esperanza de poder dedicarse totalmente al deporte, en el fondo, únicamente quería una familia unida y no sentirse una carga en cualquier lado que pusiera un pie.
Su ser está roto y odia demasiado cuando Moon Byul la mira prácticamente diciéndole que las cosas se pondrán en un mejor nivel. Sabe que lo intenta también, pero prefiere ser realista y en lo que lleva respirando nada ha curado lo que siente, ni siquiera un frasco de pastillas o un beso de una mujer extraña en una discoteca.
Sus ojos están cerrados. Disfruta finalmente del agua tibia tocando cada rincón de su cuerpo. Sus piernas están ubicadas justamente pegadas a su pecho. La puerta se abre y no habla cuando Moon Byul la cierra para después empezar a quitarse la ropa. La estudia con paciencia. Se siente especial porque no percibe ninguna clase de incomodidad al observar de más. Besa su hombro con suavidad. Su cuerpo se une al suyo y las piernas se enrollan.
- Quiero que lo intentemos.
Con eso, no llega a responder porque gira la cara y posiciona apenas dos dedos en su mandíbula comiéndole toda la boca de un beso acelerado. Al sentir la lengua húmeda, jadea rompiendo un poco con el acercamiento. La mirada de Moon Byul es segura y hasta perversa.
- Dime que quieres lo mismo que yo, es lo único que te pido ahora, Yong. - es casi como una súplica y es así cuando contesta dándole, esta vez, un beso ella. Moon Byul le sigue el ritmo perdiéndose completamente en el apretón que le brinda en la cadera. Comienza a gemir al darse cuenta de que Yong Sun alcanza a meter la mano entre sus piernas. El movimiento de dedos no tarda en llegar junto a mordidas calientes en la extensión de sus labios.
- ¿Y si no funciona? - la respiración de Yong Sun es pesada. Siente el calor de Moon Byul y la mirada profunda.
- Haremos que funcione... - no es capaz de decir más porque otro sonido la envuelve haciéndola prácticamente vibrar realmente cerca de Yong Sun.
- ¿Y si te lastimo? - sabe que la liberación de Moon Byul está a nada de aterrizar.
- No eres... no eres esa clase de chica, Sun... - necesita sentir los dedos llenos de fluidos.
- ¿Y si tú me lastimas? - el líquido transparente baña todo.
- No... no lo haré. Tú tampoco lo harás. Confío en ti, Sun... confío tanto que...
- Bésame y dime que me amas, Moon Byul.
Ahora acostada encima suyo, la soledad no parece alcanzarla. Fuma mientras los dedos de Moon Byul acarician sus cabellos negros. Están en silencio. La pequeña televisión sigue prendida. Ninguna está mirando. Intentarlo. Eso están haciendo. Intentándolo. Presiona finalmente el cigarro ya consumido contra el cenicero.
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Vicious Circle [moonsun]
Fanfiction➤ Terminaron encontrándose mutuamente sin esperarlo. Sus vidas y personalidades nunca llegaron a parecerse. Aun así, volvían una y otra vez a verse. [...]