Capítulo tres

17 7 0
                                    

Observa con atención la habitación desconocida. Acostada en la cama, se reincorpora al oír la puerta del baño abrirse. Apenas sonríe cuando la mujer se deja apreciar. Prácticamente desnuda, se acerca agarrando con fuerza su mandíbula empezando un beso casi desesperado. Enseguida, siente el peso contrario enrollarse explícitamente alrededor de su cintura.

Los dientes ajenos se clavan eufóricamente en la extensión de su cuello provocando que el jadeo salga sin vergüenza de su interior. Está ansiosa y el calor únicamente sube tiñendo sus mejillas.

No puede más y simplemente deja que la misma excitación controle sus emociones. Los gemidos de la chica castaña empiezan a esparcirse por todo el espacio al frotarse constantemente en una de sus rodillas.

Su organismo yace de vino tinto. Su visión se corta de a poco. Aun así, vuelve a sentir la carne húmeda fundirse en la suya. No quiere pensar y ser consciente. Pero sabe que está teniendo sexo porque no puede callar su mente.

Por un momento, Moon Byul no existe para ella y lo agradece por debajo.

Despierta desnuda y con la boca seca. Se viste rápidamente. Alcanza a beber agua del grifo para después escapar del lugar. Visualiza su auto y aprieta la llave para que las puertas se abran. No deja ningún mensaje, simplemente arranca dirigiéndose a su hogar. Antes de llegar a destino, opta por pasar por una panadería para desayunar junto a Moon Byul.

Cuando sus sentidos regresan, la chica pelirroja está ahí con la intención plena de atacar constantemente sus más oscuros pensamientos. La extraña y sería una total mentirosa si dice abiertamente que no desea verle la cara.

Quiere verla y percibir el cosquilleo histérico viniendo de las yemas de sus dedos al ser abrazada por ella.

Una vez más, su ilusión decae. Por primera vez, no siente celos, sino arrepentimiento. Mira cómo ambos beben café con la televisión encendida. Él reacciona intentando saludarla con educación, pero no llega a responder el mismo acto porque, en el fondo, lo odia con todo su corazón. Termina por descifrar la actitud desanimada de Moon Byul.

Tiene la mirada clavada en la marca violeta que se deja notar en su cuello. Todavía no se ha maquillado. Saluda sin emoción dando con su habitación. Sale recién cuando oye que el silencio comienza a ser protagonista. Él se ha ido y Moon Byul sigue sin darle un abrazo como bienvenida.

Le suena extraño. No la mira y eso la hace peor. La cafeína la envuelve y, sin más, mueve a propósito con su mano el cabello rojo cuando decide sentarse a su lado. Ninguna risa llena el monoambiente.

- ¿Qué pasa? - Yong Sun toca su rodilla teniendo fe en que la chica no está celosa por lo que tiene en su cuello. No debe estarlo. Moon Byul no la ve de esa manera y se lo ha demostrado en muchas ocasiones. Solo es su cabeza de nuevo.

- Nada, Sun... - su voz es triste. Las próximas horas, son de la misma índole.

Alejamiento y una nube casi negra presente por cada rincón.

Sentada en su cama con la laptop encima de sus muslos mientras sostiene con una mano las fotocopias impresas de las páginas de uno de los libros que todavía no tiene en su poder, no puede dejar de pensar en la actitud arisca de Moon Byul.

¿Cuánto tiempo más jugarán a no ser conscientes de lo que realmente sienten?

Suspira. Los mareos comienzan apartando de inmediato el artefacto de su cuerpo. Se acuesta boca arriba cerrando los ojos. No logra concentrarse como verdaderamente necesita. Pasa un dedo por sus labios para después morderlos. Entiende que nadie iba a evitar que Moon Byul se adueñara de su cerebro. Está en todas partes.

"Amiga". Dice lo mismo siempre. Entonces, ¿por qué indirectamente se pone histérica cuando llega al monoambiente con marcas o teniendo en la ropa perfume de alguien más? ¿Y si solo está jugando con ella de la misma manera que el estúpido de su novio? Su defecto más grande es ese: burlarse de la gente al llegar el aburrimiento a su semana. ¿Por qué justamente sería diferente con ella? Después de todo, las primeras discusiones que tuvieron fueron gracias a su malhumor e intolerancia.

Moon Byul jamás la puso en primer lugar, tampoco pensó en si terminaría haciéndola sentir mal con sus palabras.

Aun así, el huir de allí no parece estar en sus planes. Porque claro, puede directamente abandonar el espacio y alquilar uno más pequeño y barato para ella sola, pero el hecho de pensar en que no vería todas las mañanas a Moon Byul... provocaba que los vellos de sus brazos se elevaran.

Lo único bueno sería que no tendría que presenciar actos de amor por parte de su novio. Se besan, pero la pelirroja se aleja cuando aparece junto a ellos. Tiene la mirada avergonzada en momentos así, y todavía no logra entender por qué actúa de tal manera frente a su persona. Es decir, se conocen desde hace años, sabe qué clase de hombre le gusta y sus miedos. Una vez más, ¿qué sucede? Muere de la intriga, a pesar de eso, no dice nada y calla.

Están a punto de cumplir su segundo aniversario. Mientras mueve la cuchara adentro de la taza y se frota la nuca con la mano restante, el aroma de Moon Byul llena sus fosas nasales. Se encuentra mucho más linda de lo normal. Rápidamente el temor la invade. ¿Por qué no puede ser él? Decide brindarle una sonrisa, la cual casi termina siendo como una mueca, y pretende dejar de lado la tristeza que no para de molestarla.

Ella se va. Después de tanto, no le devuelve la acción. Acepta la realidad parándose para agarrar la botella de vino de la heladera. Suspira profundamente antes de abrirla y comenzar a beber sin ninguna clase de precaución. El líquido mancha su jogging gris y tal parece que no le importa porque continúa empinando el objeto de vidrio. Apoya finalmente la botella en la mesa ratona y, sin ser consciente de su cuerpo y sentidos, su espalda se aferra al sillón mientras sus manos aprietan sus rodillas envolviéndose a sí misma en un abrazo depresivo y prácticamente estúpido. Le cuesta respirar y su visión se pierde en el monoambiente. Tampoco llega a escuchar la puerta siendo abierta. No ve a la persona que ingresa, menos siente unos brazos ajenos apretándose en su anatomía con insistencia.

- Vamos a estar bien... lo prometo. - la voz de Moon Byul calma su alteración cambiante. Al volver a mirar y percibir, sus ojos se abren de golpe cuando nota que está encima de la chica pelirroja. ¿Qué hora es y por qué ha vuelto? Trata de alejarse y pararse, pero Moon Byul tira de ella acabando con las palmas en su pecho y las piernas a cada costado de su cadera. Se da cuenta de que tragan saliva al mismo tiempo, y se mojan los labios por el propio nerviosismo. Siente las manos ajenas agarrándose de sus costillas y el ambiente lo suficientemente pesado como para no volver a salir de allí.

Cerrando los ojos y en absoluto silencio, levanta apenas su blusa con la intención plena de arrastrar las uñas largas por la extensión de su espalda. Percibe los huesos viniendo de sus vértebras junto a la piel suave.

Moon Byul la está tocando sin mirarla. Acaricia lentamente su cuerpo y el suspiro profundo no tarda en llenar el espacio. Así, las ganas de besarla tratan de ganarle. Quiere expresar que se detenga, pero no sabe qué hacer exactamente cuando su sostén es desprendido de su cuerpo. Las manos viajan por toda su espalda y desea jadear porque la frialdad de las mismas lo único que hacen es subir todavía más su necesidad por pasar la puerta. Subir de nivel.

De a poco, sus pezones se endurecen. Se paraliza al momento de ver con sus propios ojos cómo la pelirroja alza tan solo un poco más la prenda para meter su cabeza en ella. Sus dientes, acto seguido, muerden la parte dura y el sonido obsceno finalmente se deja escuchar. Acompañado de su nombre, sus mejillas arden rápidamente. Lame, succiona y tira con lentitud cada pezón comenzando a oír con atención los suspiros y cortos jadeos llamando a su nombre. El metal se envuelve con la saliva ajena bañando todo el lugar anteriormente mencionado.

Cuando Moon Byul sale de su blusa y la mira, sabe que la pared ahora está partida a la mitad. La mirada es más que nada inexpresiva.

Se acerca para besarla, pero corre la cara y se levanta dejándola acostada en el sillón.

Yong Sun se asustó, y Moon Byul acabó por ir mucho más allá.

[...]

Vicious Circle [moonsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora