Capítulo cuatro

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El encierro comienza a provocarle una sensación horrible en el pecho. Sabe que Moon Byul está detrás de su puerta, y eso no ayuda mucho a que su nerviosismo huya de su ser. Apoyada en el borde de su cama mientras oculta la cara entre sus manos, se queda dura inmediatamente cuando escucha una respiración paralela a la suya y el sonido de la madera siendo cerrada.

Las mismas palmas que acariciaron minutos antes su espalda tocan con timidez sus rodillas optando por sentarse de cuclillas frente de la chica al borde del llanto. A propósito, sube estas quitando las ajenas del rostro triste. El labio de Yong Sun tiembla y los ojos de Moon Byul empiezan a cristalizarse todavía más.

Impide que la lágrima caiga porque la azabache alcanza a apartarla justo a tiempo dejando una de sus manos en la mejilla suave. Moon Byul recibe la caricia como un perro callejero que muere por dentro. Besa lentamente la muñeca de la chica permitiendo que las yemas se muevan por la piel pálida. Cuando Yong Sun ve cómo se aferra a sus muslos y sigue sin emitir palabra alguna, entiende que únicamente necesita mimos. Se permite a sí misma pensar que está pasada de alcohol, que festejó alegremente su aniversario, pero su mirada es la de siempre y sus sentidos están intactos. Eso le duele, que Moon Byul perciba su sensibilidad y el amor distinto que le tiene.

Sus dedos se abren paso por el cabello rojo. Calmados instantes ejerciendo la misma acción hasta que Moon Byul sonríe al sentir el beso inesperado en su cuero cabelludo viniendo de la chica más baja. Yong Sun no es capaz de devolverle la sonrisa, al contrario, sigue perdida e intentando averiguar qué la llevó a Moon Byul a besar lugares prohibidos para ella siendo su mejor amiga.

- No quiero perderte... - gotas insistentes finalmente caen sin parar manchando una de sus prendas. Ahora arrodillada, pega su frente en el vientre tibio. La voz de Moon Byul penetra sus tímpanos. No puede responderle, no puede hacer más nada que ofrecerle caricias y respiraciones pesadas.

Otro desafortunadamente acercamiento fallido. Yong Sun reacciona antes de sentir los labios de Moon Byul conectar los suyos.

- No puedo, Byul... - deja uno de sus dedos en la extensión húmeda mirándola fijamente. - No hagamos esto, por favor...

- ¿Por qué pones tanta resistencia, Yong Sun? Ya no eres una niña, tu madre no va a encontrarnos... - lo último permite que su mirada se torne más oscura y seria.

- No podré detenerme si empezamos esta locura, tu novio... - Moon Byul enseguida niega.

- Él no tiene nada qué ver en lo nuestro, no lo metas de nuevo... - desea sentir la boca de Moon Byul una vez más, pero el miedo y la vergüenza son más grandes que su necesidad por estar juntas en una cama de esa manera.

- Vete y déjame sola, Moon Byul...

La tensión es notoria. Aun así, tomar verdaderamente la iniciativa no parece ser lo mejor del mundo ahora mismo.

Moon Byul no hace caso. No se va del cuarto. Cuando el silencio vuelve, se levanta para quedar a su lado encima del colchón.

- Estás en mi mente todo el tiempo, no... no pude acostarme con él. Se enojó y me terminé yendo de su casa. Llegué con la esperanza de verte haciendo café, pero te emborrachaste... te quedaste dormida... ¿es mentira al oírte decir que estás mejorando? No te gusta tomar, Yong Sun... no...

- No me conoces, Moon Byul. - la herida se agranda. - Necesito aire. - trata de levantarse, pero la chica pelirroja la atrapa sentándola en sus piernas.

- Te conozco mucho más de lo que crees. - así, sus labios chocan. Yong Sun presiona con la ayuda de su mano la mandíbula marcada. El beso se intensifica y la ropa empieza a molestar. Pero nuevamente, Yong Sun no llega a sentirse del todo cómoda.

- Dime que te importo... - de repente, es ella quien tiene la mirada depresiva. - Dime que no lo vamos a arruinar...

- Te adoro, Yong Sun, te... - no puede.

- No...

- Sun...

- No lo hagas, no quiero que lo hagas, Moon Byul, de verdad necesito irme. - otro beso logra que la fuerza de voluntad huyera. Se traga sus propias palabras porque la envuelve en un abrazo desesperado moviendo sus labios como nunca antes. Deja que el momento la lleve a dónde sea que los minutos y las acciones se lo permitan y libera afortunadamente la tensión que acumula en sus hombros cuando la desnudez se presenta de forma rápida. Después de tanto, Yong Sun no percibe ni una sola pizca de incomodidad e inseguridad por sus espacios, al contrario, alcanza a elevar las comisuras para después entregarse completamente.

Sus rincones hacen contacto suave con las sábanas dejando la mente en blanco. Solo siente el hormigueo constante tocando sus pies y el olor a tierra mojada en el ambiente. No está sola y la oscuridad no logra hacerla llorar mientras el agua de la regadera desciende. El frío no se aferra a su cuerpo. La desesperanza no visita su lugar. Simplemente el sudor baña su frente y su boca se seca por otro jadeo que suelta.

Moon Byul ha entrado en ella y, por un instante, quiere largar aquello que terminó hace rato, pero los labios moviéndose y el vaivén con rapidez provocando el rechino de la cama acaban por decidir en que sería una completa idiota si vuelve a huir.

Está a punto de amanecer. Sale de la comodidad del colchón tomando del piso su blusa y camina hasta la cocina. Trata de recordar dónde se encuentra la caja de cigarrillos. Cuando sabe la respuesta, la saca del bolsillo de su chaqueta perfectamente acomodada en el sillón. Prende uno sentada en la mesada con la mirada perdida en el suelo. El humo llena el espacio y sabe que está dañada porque el temor de ser nuevamente un juego para Moon Byul no permite que disfrute el hecho de que probó su boca y el sabor de su piel después de años deseando aquel acontecimiento y viéndolo concentrarse solo en sus sueños.

Meses negando que su enamoramiento voló lejos. Meses haciéndose la tonta desquitándose con otras mujeres e intentando borrar de su mente el rostro que siempre estuvo ahí, el piercing en un costado de sus labios, el pelo rojo, la mirada luminosa y aquellos abrazos que jamás dejó de brindarle.

El tiempo pasa y ya no es normal ahogarse en sus sentimientos. Pero confesar y aceptar que siente amor por su mejor amiga no le hace gracia. El timbre suena interrumpiendo su silencio. Se da cuenta que no lleva sostén ni pantalones, que está descalza y por llorar, que la nicotina se ha adueñado de la única prenda que tiene, pero termina acercándose y la puerta se abre. Las facciones masculinas y conocidas observan con el ceño más que fruncido su aspecto precario.

- ¿Qué haces así y por qué Moon Byul no contesta mis llamadas desde hace más de cuatro horas? - la pregunta se pierde y la chica continúa sin hablar. - Habla o te...

- ¿Por qué no te tiras de un piso veinte y nos dejas en paz? - su enojo es evidente. Cierra y el golpeteo violento comienza subiendo todavía más la histeria de Yong Sun. Se va finalmente gritando como loco y termina apoyando la frente en la puerta.

Está en problemas, pero nadie iba a arruinar su relación con Moon Byul.

[...]

Vicious Circle [moonsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora