07. Coincidencias oportunas.

20 5 4
                                    


—¿Así que, qué harás después del trabajo? Estaba pensando en ir a esa nueva tienda que abrieron en el centro comercial, ya sabes, la de ropa. —Lucy divaga después de masticar un bocado de arroz con pollo de su comida. —Vi en Instagram algunas prendas, y son maravillosas.

—La verdad, tengo que denegar esa propuesta. — hago una mueca de tristeza. —Ya tengo planes para esta tarde.

—¿Somos muy cotillas si preguntamos cuáles? —inquiere Oliver que está al otro lado de la mesa.

—Para nada. Se trata de un proyecto al que me voy a inscribir.

Mis palabras captan la atención de Lucy que levanta la cabeza rápidamente.

—¿Se trata del gimnasio? Necesito ir al gym. Yo creo que mis michelines podrían ocultar plaquetes de marihuana si algún día decido traficar. —toca su estómago exageradamente, en el cual no hay ningún michelín visible. Ruedo los ojos en broma y Oliver se ríe.

—¿Entonces, qué es? —pregunta el único chico de la mesa.

—Un proyecto benéfico. Se trata de preparar pasteles y venderlos para ayudar a gente que lo necesita.

—¿Qué clase de gente exactamente? —mientras Lucy devora su almuerzo, Oliver se interesa por el asunto.

—Personas víctimas de conductores borrachos. —murmuro.

Es muy pronto para hablar con ellos sobre mi accidente, así que quiero dejarlo ahí y cambiar de tema, pero parece que ellos tienen otros planes.

—Esa gente es de lo peor. —dice Lucy cuando acaba de comer. —Es decir, ¿qué tan irresponsable puede ser alguien para poner en riesgo no solo la vida de los demás, si no también la suya?

Miré hacia abajo, a las palmas de mis manos. Yo había tenido la desdicha de toparme con un conductor de taxi ebrio, y fui muy descuidada como para notarlo. En parte, siento que fue mi culpa por no darme cuenta y llamar a la policía, o simplemente alejarme. No quiero hablar del tema, pero, ¿qué más puedo hacer?

Cuando levanto la mirada, Oliver me está mirando con sus ojos ligeramente entrecerrados. En cuanto lo noto, él mira hacia otro lado.

—Tienes razón. Y es por eso que me inscribí en el proyecto, porque son muchas las víctimas día tras día, y muchas no tienen para cubrir los gastos médicos.

—Es una muy buena acción por tu parte, Cheryl. —me dice Oliver.

—Bien. Supongo que podré ir después, ya que mi tarde está libre. —Lucy se encoge de hombros, y después dirige su mirada hacia Oliver. —¿Y tú, tienes algo que hacer esta tarde?

No le hago mucho caso al resto de su conversación. Saco mi móvil de mi bata médica, viendo que tengo un mensaje de Gabrielle.

Gabrielle:
¿Sigue en pie lo de esta tarde, verdad?


Rápidamente escribo una respuesta.


Cheryl:
Por supuesto, nos vemos a las cuatro.


—Ya es hora de volver al trabajo. —comenta Oliver después de mirar su reloj. —El deber me llama, señoritas. Así que, me despido.

Hace una especie de reverencia en broma y sale por la puerta, dejando a Lucy babeando sin ninguna discreción.

—¿No has logrado nada con él todavía? —pregunto mientras caminamos hacia el ascensor.

𝑪𝒉𝒆𝒓𝒚𝒍; 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora